En 1493, Génova (Iatlia), es azotada por una gravísima epidemia. Chiavari, una ciudad cercana también sufre las consecuencias de ese flagelo.
Una piadosa mujer, llamada María Quercio, a la que llamaban Turquina, en un acto de fe, acude a la Madre de Dios, pidiéndole su protección y le promete una señal de público reconocimiento si permanecía inmune al flagelo del cólera.
María escucha su ruego, Turquina no es alcanzada por el cólera y cumple su promesa. Manda pintar la imagen de la Virgen con el niño Jesús en sus brazos en actitud de bendecir a quien la invoque y la visite en el lugar: Confió la tarea al pintor Benito Borzone, quien pintó un hermoso cuadro en el muro de un huerto que era propiedad del Capitán de Chiavari. De allí tomó el nombre de Virgen del Huerto.
La bella imagen atrajo la atención del pueblo y de todos los viajeros que pasaban por el lugar. En poco tiempo suscitó una gran devoción. Los prodigios y milagros se suceden entre los devotos. El más notable, fue la aparición de la Virgen en medio de un gran resplandor que se acercaba, acompañada por dos antorchas sostenidas por espíritus invisibles, hacia un hombre llamado Sebastián Descalzo.
A partir de allí se multiplicaron las visitas al huerto que se transforma en un santuario. Esto sucedía el 2 de julio del año 1610.
El 7 de marzo de 1643 la Virgen del Huerto fue declarada patrona de la ciudad y el distrito de Chiavari. El 8 de septiembre de 1969 la sagrada imagen fue coronada solemnemente.
Así la imagen de la virgen pintada en un muro fue creciendo en devoción transformándose en santuario, capilla, catedral, hasta que en 1904 el Santuario Catedral de Chiavari fue elevado por Pio X a la dignidad de Basílica menor pontificia.
Oración a Ntra. Sra. del Huerto
Oh María del Huerto. Madre piadosísima, dignaos aceptar benigna la pobre ofrenda de nuestros obsequios y oraciones que, como hijos amantes, venimos a ofreceros. Dignaos inclinar vuestros oídos a nuestras humildes súplicas para que no sea vana la confianza que en Vos ponemos, seguros de obtener de vuestro Divino Hijo del perdón de nuestros pecados y el favor particular que solicitamos por vuestra poderosa mediación.
Alcanzadnos a todos la gracia de la perseverancia final, viviendo y muriendo como verdaderos hijos vuestros, para poder bendecir y alabar a Dios eternamente y ensalzar para siempre vuestras misericordias en el Huerto dichoso de la Jerusalén celestial. Amén.
Nuestra Señora del Huerto,
ruega por nosotros.
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