> SoydelaVirgen : 07/14/20

--------------------------------------------- San Martin de Tours y La Virgen de los Buenos Aires / La Inmaculada Concepción y San Ponciano | Patronos de la Ciudad de Buenos Aires / Patronos de la Ciudad de La Plata -----------------------

Mes de Julio dedicado a la Virgen del Carmen - Día 8°



DIA VIII

Por la señal de la santa cruz. Señal de la Cruz. 
 
Oración inicial 

Madre mía amantísima  del Carmen, aquí vengo a vuestra presencia con el más profundo respeto y veneración a ofreceros el ejercicio de este día, que consagro a vos por haberme admitido, a mí, el más miserable de los hombres, entre vuestros hijos predilectos los Carmelitas, para favorecerme con vuestra especial protección y amor. Yo os doy miles de gracias por ello, Madre mía, y os suplico que iluminéis mi entendimiento e inflaméis los efectos de mi corazón, para hacer con verdadero fruto este ejercicio, a fin de que merezca ser recibido por vos como un obsequio de vuestro hijo. Amén

Muerte y testamento de María a favor de los Carmelitas 

I

Tan grande era el amor de María Santísima a los Carmelitas que moraban en aquel Monte de su elección, que no contenta con haberles dispensado mil y mil favores, ya antes de nacer inspirando a Elías, va cuando vivía visitándoles en el Carmelo, quiso darles la prueba más auténtica y solemne de su amor singularísimo y especial maternidad en la postrera hora de su vida mortal. Conociendo que se acercaba el fin de su vida y que pronto debía ser llevada al Cielo para ser coronada por Reina de los Ángeles, hizo llamar a los Carmelitas para despedirse de ellos, porque quería morir entre sus hijos. Porque es una pena muy amarga al corazón de una madre el partir de esta vida hallándose separada de sus hijos; y como María habia elegido y adoptado a los Carmelitas por tales, quería este consuelo para ellos, y por eso los quiso tenerlos presentes. Pero ¿no estaban allí los apóstoles, los discípulos del Señor y las santas mujeres fieles al Redentor? ¿No estaba San Juan, el discípulo amado, que le fue encomendado desde la Cruz por su Santisimo Hijo? No importa. Para el corazón de una Madre es poca cosa tener en torno suyo las personas más un queridas, si le faltan sus hijos, que son las prendas más caras de su corazón. Por eso María no se contenta con verse rodeada y adorada de los apóstoles y mujeres santas; quiere alli a sus hijos, porque quiere darles en esta vida mortal la última prueba de su amor singularísimo y de ser especial Madre suya. Antes, pues, de que su corazón comenzará con efectos ardentísimos de amor de Dios, que fué lo que la arrebató a la otra vida, recreó a sus caros hijos los Carmelitas, allí presentes, con dulces coloquios, abrasando sus corazones, con sus palabras y afectos tan encendidos, en amor a Dios y a la misma Madre tan cariñosa y adorada que así se despedía; y poco antes de expirar les dió por herencia, como a hijos predilectos, dos casas que ella poseía de sus padres, una en  Jerusalén, cerca de la Puerta de Oro, donde ella fué concebida, y la casa de Nazaret, llamada ahora de Loreto, donde nació la misma Señora y en la que recibió la visita del Ángel en la Anunciación. ¿Puede darse prueba más convincente del amor y Maternidad especial de María para con los Carmelitas? ¿Y qué extraño  es que María hiciera este acto si eran sus hijos y hermanos especiales? 

II

Si el amor se conoce en las obras, y cuanto mayores son éstas, mejor prueban la intensidad de aquél, ¿qué amor tan grande, tan intenso no habría en el corazón de María hacia los Carmelitas, para darles una muestra tan extraordinaria del afecto de su corazón? Pero ella conocía bien el grandísimo afecto que sus hijos los Carmelitas le tenían, y por eso se portó así con ellos. Si yo no recibo, pues, gracias y favores manifiestos, que me prueben el amor de María, es porque no la amo de veras, porque no le consagro todo el afecto de mi corazón, como aquellos fervorosos Carmelitas, pues Ella, que es toda amor y misericordia, está esperando un corazón dispuesto para concederle las gracias del Cielo. Yo digo que la amo, pero mi amor no llega a interesar su corazón; yo bien le repito muchas veces: Muestra que eres mi madre; pero si Ella quisiera hablar, también me diría: Muestra que eres mi hijo; yo pienso que mi corazón suspira por Ella, y mi corazón está frío y y acaso sucio y manchado, y un corazón manchado no puede atraer las miradas de aquellos ojos purísimos e inmaculados. Quiero, pues, con la ayuda de Dios arreglar mi corazón, para que siendo templo del Espíritu Santo, reciba las influencias de María, mi Madre amorosísima, para que arda cada día más y más en amor a Jesús y su Santísima Madre, y amándola de esta manera, con un corazón puro y limpio y espíritu fervoroso, mereceré recibir, si no su habitación de la tierra la habitación que ella me prepara en los cielos, porque entonces seré hijo suyo, y su amor y protección especial me llevarán a gozar  eternamente, en compañía de Ella y de todos sus hijos que visten el santo Escapulario, las delicias de la Patria celestial, que Dios prepara a sus escogidos.

Oración final

Gloriosísima Virgen, Reina de los Ángeles, Madre de Dios y de los Carmelitas, María Santísima, yo el más indigno de vuestros hijos acudo a vuestras plantas con el afecto que me inspira vuestro amante corazón y la confianza que me da en santo escapulario, prenda vuestra riquísima y señal de mi salvación, para presentaros las suplicas y afectos que mi corazón ha formado en este día en obsequio vuestro para más amaros y mejor serviros. Vos como Madre de Dios y dispensadora de todas las gracias del cielo, todo lo podéis, y como Madre amante y especial de los que visten vuestro santo escapulario, no os negareis a recibir mis pobres suplicas y alcanzarme el  remedio de mis necesidades, la gracia de que mi alma os ame y sirva cada día mas durante mi vida y después merezca ser ayudado de vos en la hora de mi muerte. 

Pídase  ahora con toda confianza la gracia que se desea alcanzar de la Virgen del Carmen

EJEMPLO

Muchos son los milagros que la Virgen del Carmen ha obrado para manifestar el amor que tiene a los Carmelitas y lo que se interesa por ellos para que consigan la vida eterna.
       El año 1612 fué muerto en un campo vecino de Nápoles un hombre de la misma ciudad, y asi muerto fué llevado a su casa. Mientras los parientes con grande aflicción lloraban al difunto, abrió éste los ojos y con voz débil, pero clara, dijo que hicieran venir un confesor, porque la piadosa Madre de Dios, atendida la devoción que tenía á su Escapulario y que observaba siempre el miércoles en su obsequio, como cofrade, habia alcanzado de su Divino Hijo Jesucristo el que pudiera volver a la vida para confesar sus pecados, por los cuales debía ser condenado al infierno. Venido el sacerdote, confesó con gran dolor y arrepentimiento de todas sus culpas, recibió los Sacramentos, hizo su testamento, y después de poco murió alabando a Dios y la misericordia de su Madre Santísima, que por la devoción al Santo Escapulario le habia alcanzado la vida eterna.

Obsequio. Visitar alguna iglesia dedicada a la Virgen Santísima del Carmen.

Sentencia. Ninguno puede entrar en el Cielo si no pasa, como por la puerta, por María, profesándole un verdadero amor. 
(San Buenaventura.)

Oremus. 
Deus, qui Beatissimae semper virginis, et genitricis tuae Mariae singulari titulo Carmeli ordinem decorasti: concede propitius, ut cujus hodie commemorationem solemni celebramus officio, ejus muniti presidiis ad gaudia sempiterna pervenire mereamur. Qui vivis, et regnas in secula seculorum.  Amen. 

14 de Julio: Memoria Litúrgica de san Camilo de Lelis, presbítero



Nació en Abruzos (Italia) en 1550. Siguió la carrera militar, igual que su padre. Le apareció una llaga en un pie, que lo hizo dejar la carrera de las armas e irse al Hospital de Santiago en Roma para que lo curaran. En el hospital de Roma se dedicó a ayudar y atender a otros enfermos, mientras buscaba su propia curación. Pero en esa época adquirió el vicio del juego.

Fue expulsado del hospital y en Nápoles perdió todos los ahorros de su vida en el juego, quedando en la miseria.

Tiempo atrás, en un naufragio, había hecho a Dios la promesa de hacerse religioso franciscano, pero no lo había cumplido. Estando en la más completa pobreza se ofreció como obrero y mensajero en un convento de los Padres Capuchinos, donde escuchó una charla espiritual que el padre superior les hacía a los obreros, y sintió fuertemente la llamada de Dios a su conversión. Empezó a llorar y pidió perdón por sus pecados, con la firme resolución de cambiar su forma de actuar por completo. Tenía 25 años.

Pidió ser admitido como franciscano, pero en el convento se le abrió de nuevo la llaga en el pie, y fue despedido. Se fue al hospital y se curó, y logró que lo admitieran como aspirante a capuchino. Pero en el noviciado apareció de nuevo la llaga y tuvo que irse de allí también. De nuevo en el hospital de Santiago, se dedicó a atender a los demás enfermos, por lo que fue nombrado asistente general del hospital. Dirigido espiritualmente por San Felipe Neri, estudió teología y fue ordenado sacerdote. En 1575 se dio cuenta que ante la gran cantidad de peregrinos que llegaban a Roma, los hospitales eran incapaces de atender bien a los enfermos que llegaban. Fue entonces que decidió fundar una comunidad de religiosos que se dedicaran por completo a los hospitales.

San Camilo trataba a cada enfermo como trataría a Nuestro Señor Jesucristo en persona. Aunque tuvo que soportar durante 36 años la llaga de su pié, nadie lo veía triste o malhumorado. Con sus mejores colaboradores fundó la Comunidad Siervos de los Enfermos el 8 de diciembre de 1591. Ahora se llaman Padres Camilos. Murió el 14 de julio de 1614, a los 64 años.

Oración a san Camilo de Lelis 

Señor Jesús, que haciéndote hombre,
quisiste compartir el sufrimiento
de nuestra naturaleza humana,
te suplico por la intercesión de San Camilo, 
el santo protector de los enfermos,
que amó y se entregó a los demás,
que con caridad y compasión sirvió intensamente 
a los pobres y a los enfermos como si fueran sus hijos,
que ayudes a los que están pasando dolor, 
a los que necesitan alivio y sanación 
y viven el difícil momento del sufrimiento.

Sana al que está llagado en el cuerpo y en el espíritu,
sostén la fe de los que bajo la cruz vacilan por la fuerza del mal, abre horizontes de esperanza a los que están en la oscuridad.

Haznos, como San Camilo,
conscientes de que en el rostro del enfermo,
del que sufre y está agobiado
o del que padece grandes necesidades,
está tu mano acariciando a nuestro corazón.

¡San Camilo de Lellis, ruega por nosotros!
San Camilo glorioso, a ti clamamos en nuestra aflicción, 
tú que siempre viste a Jesús en los enfermos, 
que con ardiente caridad y ternura los serviste y cuidaste, 
y que tantas veces dijiste: 
"los enfermos son la pupila y el corazón de Dios", 
lleva nuestras suplicas al Señor 
y ruégale por la salud de...
pide que le conceda alivio y remedio en sus padecimientos, 
que sane su cuerpo y le llene de optimismo y vitalidad,
que fortalezca su alma y le de valor y energía,
y le colme de esperanza en medio de tanto dolor y angustia, 
porque solo Él puede guardarnos de todo mal 
y darnos salud en la enfermedad.  Así sea.

Rezar el Credo, Padrenuestro, Avemaría y Gloria.