Himno del XXXII Congreso Eucarístico Internacional
Buenos Aires, Argentina 1934.
¡Dios de los corazones
Sublime Redentor
Domina a las naciones
Y enséñales tu amor!
1. Señor Jesucristo,
Que en la última Pascua
Tu Sangre divina,
Diste antes de darla:
Tu Cuerpo y tu Sangre
Deseamos con ansias...
¡En donde está el cuerpo,
Se juntan las águilas!
2. Conocen tu nombre
La urbe y el río,
La línea que es Pampa
Y el germen que es trigo...
Y cálidas notas
De timbre argentino
Saludan tu hechura
De Dios escondido.
3. Pasearon el Corpus
Por nuestros solares
Los hombres que luego
Fundaban ciudades,
Y abrían los surcos
Para los trigales...
(Espigas dan hostias
Y leños altares).
4. Bandera tu cuerpo
Fue en la azul atmósfera
Y el cáliz dorado
Fue el sol de la gloria.
Antes que el arado
Rompiera la costra.
De la tierra virgen
Se elevó tu forma.
5. Rey manso que sellas
La tierra argentina
Con el sello blanco
De la Eucaristía;
La Patria se aroma
De incienso de Misa
Tú rozas los labios
Y alientas las vidas.
6. En torno a tu mesa
Cien pueblos y razas
Nutrió de infinitos
Tu oculta substancia.
Pequeñez inmensa
Que multiplicada
Es pan para el hambre
De todas las almas.
Oración por el éxito del Congreso Eucarístico Internacional
a Jesús Sacramentado
¡Oh, Jesús!, Señor nuestro, creemos que estáis verdadera, real y substancialmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Que os inmoláis por nuestra salvación todos los días en el sacrificio de la misa y fortalecéis nuestras almas dándoos Vos mismo como alimento en la santa comunión.
¡Oh, Jesús!, Señor nuestro, bendecid el Congreso Eucarístico que para vuestra mayor gloria vamos a realizar. Coronadlo con el éxito más completo. Que triunfe el amor de vuestro Corazón divino sobre la indiferencia de los hombres. Que aumente más y más el conocimiento de vuestra presencia real en el Santísimo Sacramento y que los corazones se sientan más inflamados de amor a Vos que sois el mismo Amor.
¡Oh, Jesús!, Señor nuestro, desde el santo tabernáculo, donde los ángeles os acompañan y glorifican en desagravio de nuestras ingratitudes, volved a nosotros vuestras miradas misericordiosas a fin de que en nuestra querida patria sintamos el influjo de vuestro amor y en el mundo entero las almas de nuestros hermanos se sientan atraídas a Vos.
¡Oh, Jesús!, Señor nuestro, inflamad los corazones de todos en el amor a la santa Eucaristía. Que se extienda la práctica de la comunión frecuente y la unión diaria de las almas buenas con Vos que sois la Vida. Y que los pueblos todos de la tierra, postrados ante el Santísimo Sacramento, os aclamen su Rey por los siglos de los siglos. Así sea.
JACULATORIAS
Alabado sea el Santísimo Corazón Eucarístico de Jesús. (300 días de indulgencia).
Sagrado Corazón de Jesús, bendecid el futuro Congreso.
Santísima Virgen de Lujan, Patrona de la República Argentina, rogad por nuestra patria para que en el próximo Congreso Eucarístico glorifique a Jesús Sacramentado.
San José, Patrono de la Iglesia universal, rogad por nosotros.
San Pascual, Patrono de los Congresos Eucarísticos, rogad por nosotros.
San Martín de Tours, Patrono de Buenos Aires, rogad por nosotros.
En uso de las facultades delegadas por la Santa Sede, concedemos cien días de indulgencia a los fieles que rezaren devotamente esta plegaria.
Buenos Aires, 18 de Febrero de 1933.
Mons.. Cortesi, Arzobispos de Sirace.
Nuncio Apostólico.
El Cardenal Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli, futuro Pío XII, enviado como delegado del Roma Pontífice en Buenos Aires, Argentina para el Congreso Eucarístico Internacional. |
Fieles argentinos recibiendo
la Santa Comunión: en la boca y de rodillas.