> SoydelaVirgen : 09/02/20

--------------------------------------------- San Martin de Tours y La Virgen de los Buenos Aires / La Inmaculada Concepción y San Ponciano | Patronos de la Ciudad de Buenos Aires / Patronos de la Ciudad de La Plata -----------------------

Del 2 al 10 de Septiembre: Novena a Ntra. Sra. de Coromoto, patrona de Venezuela

 


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. 

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Padre, Creador y Redentor mío, por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido, y propongo firmemente la enmienda de nunca más pecar, de apartarme de las malas ocasione, confesarme, y cumplir la penitencia que se me fuere impuesta. Os ofrezco Señor mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados; y confío en vuestra bondad, y misericordia infinita me los perdonaréis, y me daréis gracia para enmendarme, y para perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén

Oración Inicial

Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra, por cuya intercesión poderosa llegaron al conocimiento de la fe cristiana. Hermosísima Aurora, que brillaste apareciendo en Coromoto y nos dejaste una preciosa prenda de Tu amor, en una milagrosa Imagen, apiádate de nosotros. Alivia nuestros males, poderosísima Abogada nuestra y fortalécenos en las luchas contra los enemigos del alma.
¡Oh Patrona de Venezuela! Haz que nuestra Nación siga siempre en sus leyes, en sus costumbres y en sus empresas, los sabios y salvadores principios del Santo Evangelio. Protege nuestras instituciones, destierra de nosotros el vicio, la impiedad e indiferencia religiosa; en una palabra, renueva la fe en nuestra amada Patria. Promueve en nuestra sociedad obras verificadoras de salud, adelanto moral y material, para que gozando de los beneficios de una paz tranquila honremos y sirvamos fielmente en la tierra a Tu Divino Hijo Jesucristo, a fin de gozarle eternamente en el Cielo. Amén.

– Hazme, Virgen Sagrada, digno de alabanza.

– Dame fortaleza contra tus enemigos.

Primer Día

Dios te Salve María, Reina excelsa y elevada por Dios a incomparable grandeza, por haber sido enriquecida con todos los privilegios del poder del padre, con toda la preferencia del entendimiento del Hijo, y con todas las gracias y dones del Espíritu Santo, te confesamos como Emperatriz del Universo, Reina de los ángeles y de los hombres; en los cielos y en la tierra no hay pura criatura de mayor grandeza y majestad que Tu. Dios te salve, a Ti llamamos los peregrinos de este valle de lágrimas, para que te dignes aplicarnos tus soberanos favores y nos hagas dignos servidores de tu Divino Hijo, Jesucristo Nuestro Señor. Ayúdanos, Señora, para que en las luchas de carne contra el espíritu, salgamos vencedores mediante tu divino y maternal auxilio, y podamos un día entrar triunfante en la Gloria del Cielo. Amén.

(Aquí pedirá cada uno con fervor lo que desea alcanzar en esta Novena)

Segundo Día

Dios te Salve, Madre de Misericordia, a quien Dios Padre hizo dispensadora de sus bondades; Dios Hijo Tesorera de sus merecimientos infinitos y Dios Espíritu Santo, Señora de sus dones y gracias, para que lo administrase en beneficio del género humano. Salve, Virgen Madre, que llevaste en tu purísimo seno al Señor de la Creación, al Supremo Ser, de quien los cielos y tierra no son más que débiles obras de sus omnipotentes manos. Salve María, fuente de gracia, que alcanzas el perdón de nuestras culpas y eres nuestra fiel protectora en todas las penas y tentaciones que nos afligen en este valle de amargos dolores. Ruega, Señora, por nosotros. Acepta las humildes plegarias que te dirigimos en nuestras tribulaciones y necesidades, y haznos dignos de cantar un día tus santas alabanzas en medio de los bienaventurados en la Gloria Eterna. Amén.

Tercer Día

Dios te Salve, Vida; por quien el mundo alienta y respira, ya que eres Madre del Autor de la Vida. Por Ti, divina Señora, el hombre culpable, recibió después de su caída la promesa de un Salvador y por tu augusta mediación, recibimos la vida de la gracia. ¡Ave, Reina de los Cielos! Eres la alegría y el encanto de los coros celestiales, la Reina de los Patriarcas, la anunciada por los Profetas, la esperanza de los Santos Padres, la fortaleza del innumerable ejército de los mártires, la luz gloriosa de los Confesores, la fuente bendita de nuestra vida, la bendita entre todas las mujeres, la cantada por las grupos de vírgenes y la ensalzada y alabada por todas las generaciones. Concédenos por la Pasión y Muerte de tu Divino Hijo y por los méritos de tu bendito Corazón, que no perdamos la vida de la gracia por el pecado y no muramos de muerte eterna; pero que, viviendo en santo amor de Dios, con fe viva, esperanza firme y ardiente caridad, nos veamos libres de toda culpa de pecado y merezcamos entrar un día en la Vida Eterna. Amén.

Cuarto Día

Dios te Salve, dulzura inefable, rico panal de miel celestial de gracia, labrado por la omnipotente mano de Dios, para ser paraíso de sus deleites; gusto y alegría de los corazones que aman la tierra y encanto y admiración de los espíritus celestiales.
¡Virgen bendita! Eres Madre dichosísima en cuyo purísimo ser el dulcísimo Creador derramó la infinita suavidad e inefable dulzura de su divinidad. Con tu bondadoso auxilio suavizas nuestras penas, nos ayudas a reprimir nuestras pasiones, nos fortaleces en toda tentación y derramas sobre nuestras almas el suave rocío de tu dulce consuelo.
¡Virgen purísima! En ti puso Dios la plenitud de sus gracias y misericordias, para que fueses dulzura y alivio de cuantos clamaren a Ti desde este valle de lágrimas y duelo.
Ya que eres la alegría de los que te invocan no nos dejes en el llanto y pesar; más, atráenos con tu amabilidad y dulzura maternales para que, apartándonos de los embaucadores gustos y deleites de este mundo, evitemos todo mal y merezcamos entrar un día en el Gozo Eterno. Amén.

Quinto Día

Dios te Salve, esperanza nuestra; anhelo constante de los Patriarcas, blanco de los ardientes deseos de los Profetas, sagrario seguro donde se refugian los pecadores para alcanzar el perdón de Dios, pues tus ruegos aplacan el justo enojo.
Eres, Señora, estrella luminosa que guía al cristiano en la noche borrascosa de esta vida; eres el faro luminoso que le indica los escollos donde podría zozobrar su alma, y le señalas el puerto de la segura salvación.
Iris de paz, que anuncias la misericordia divina, intercede por nosotros, a fin de que, por medio de la recepción del Santo sacramento de la Penitencia y de un verdadero dolor de nuestras culpas alcancemos de Dios el perdón y misericordia, y seamos admitidos en el Reino de la Gloria. Amén.

Sexto Día

Dios te Salve, Abogada nuestra, que nos amas tanto que sólo cuidas de nuestro bien y nos concedes tus innumerables beneficios y nos favoreces con tus constantes auxilios y santas aspiraciones.
A tus ruegos y divina intercesión se aplaca la Justicia Divina enojada por nuestra culpa. Por tu mediación, Dios conserva y derrama sus gracias sobre este mundo y nos aplica con eficacia los méritos infinitos de Jesucristo Nuestro Señor y Salvador.
Derrama, ¡Oh bondadosísima María! En nuestro corazón, tus luces divinas, para que conociendo y agradeciendo tus inmensos beneficios, podamos cantar tus alabanzas por los siglos de los siglos, en la Vida Eterna. Amén.

Séptimo Día

Dios te Salve, Virgen Clemente, toda llena de afabilidad; cuyo mirar tierno y compasivo es consuelo y alivio del alma dolorida.
Eres, María, estrella benignísima que señalas al náufrago el puerto de la salvación; eres el refugio del pecador, la salud del enfermo, el consuelo del triste, la alegría del desconsolado y la paz y la esperanza del que muere.
Haznos ¡oh Virgen sacrosanta! Imitadores de tu excelsa clemencia infundiendo en nuestros corazones la divina caridad con nuestro prójimo.
¡Divina Mediadora nuestra! Acoge propicia nuestras súplicas y despáchalas favorablemente, pues nadie ha solicitado tu protección sin que no haya recibido de tu bondad y clemencia un pronto y eficaz socorro.
¡Madre clemente!, después del cautiverio de esta vida, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre, y haz que seamos dignos de gozarte en la eternidad. Amén.

Octavo Día

Dios te Salve ¡oh piadosa!, a quien Dios adornó con las más generosa piedad que te inclinaba a dirigirle todos los pensamientos, deseos y actos de tu vida; te inspiraba un celo ardiente para la gloria de su culto divino, a la par que llenaba tu corazón de tierna compasión para el alivio y consuelo de las almas. Ave, piadosa Madre de las consolaciones. Guárdanos siempre bajo el manto protector de tu misericordia, para que nuestras almas no sean presa de los enemigos de nuestra eterna salvación.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que con tu divino auxilio, salgamos victoriosos de toda tentación y vivamos siempre en el servicio y culto del Señor; y que, con el sostén de tu gracia, merezcamos rendirle eternos cultos de amor y alabanza en la Gloria Celestial. Amén.

Noveno Día

Dios te Salve, ¡oh siempre dulce Virgen María!, cuya virginidad y nombre fue dulcedumbre castísima de Dios, delicia suave para los hombre, gustosa suavidad para los ángeles.
¡Oh cándida azucena!, zarza eterna a quien Jesús, -fuego divino-, al nacer de Ti, no ofendió tu virginal pureza.
Virgen sin semejante, que posees a un tiempo la gloriosa aureola de la virginidad y la incomparable dignidad de Madre de Dios, por eso, tu excelso nombre, María, es símbolo de gracias y purezas.
Purifícanos, Señora, con tu virtud del asqueroso lodo de toda mancha impura. Presérvanos de la inmunda servidumbre de viles apetitos y colócanos en la apetecible y dulcísima esclavitud de tu sagrado amor, sirviendo a Jesús en toda pureza y castidad, seamos dignos de alcanzar las promesas de su divina gracia en la Gloria Eterna. Amén.

Reza una Salve.

Oración Final

Oh Gran Dios, que con darnos en Tu Nacimiento a María, obra de tu Omnipotencia, maravilla de la gracia, admiración de los ángeles, honra y alegría de los hombres, escogida entre millares por feliz Madre tuya, y constituida por dulce Madre nuestra, nos dejaste con dádiva tan rica, muy obligados a tu amor; y más, renaciendo en cierto modo para nosotros con su maravillosa Aparición en Coromoto, el m ismo día que celebra su natalicio santo.
Mil gracias, Señor, te repetimos, suplicándote fortalezcas nuestra memoria para no olvidar tan altos beneficios, alumbres nuestro entendimiento para reconocerlos y admirarlos; enciendas de amor nuestra voluntad para en obras de amor corresponderlos, acabando la vida en tu servicio con el favor de tu gracia, para gozar de tu Gloria. Amén.

Termina con una corona de doce Ave Marías a la Divina Reina aparecida en la tierra, por la corona de doce estrellas con que la vio San Juan en el Cielo, y añádase tres Padre Nuestros a la Santísima Trinidad por los privilegios, gracias y dones con que la adornaron las Tres Divinas Personas.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

MES DE SEPTIEMBRE: 2° Día de la Mes de la Virgen de los Dolores

 


MES DE SEPTIEMBRE CONSAGRADO A LOS SIETE DOLORES DE MARÍA SANTÍSIMA

ORACIÓN DE PREPARACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios y Señor mío, que por el hombre ingrato os hicisteis también hombre, sin dejar por eso la divinidad, y os sujetasteis a las miserias que consigo lleva tal condición; a vuestros pies se postran la más inferior de todas vuestras criaturas y la más ingrata a vuestras misericordias, trayendo sujetas las potencias del alma con las cadenas fuertes del amor, y los sentidos del cuerpo con las prisiones estrechísimas de la más pronta voluntad, para rendirlos y consagrarlos desde hoy a vuestro santo servicio. Bien conozco, dueño mío, que merezco sin duda alguna ser arrojado de vuestra soberana presencia por mis repetidas culpas y continuos pecados, sepultándome vuestra justicia en lo profundo del abismo en castigo de ellos; más la rectitud de mi intención, y el noble objeto que me coloca ante vos en este afortunado momento, estoy seguro, mi buen Dios, Dios de mi alma, suavizará el rigor de vuestra indignación, y me hará digno de llamaros sin rubor.... Padre de misericordia.

No es esta otra más que el implorar los auxilios de vuestra gracia y los dones de vuestra bondad para que, derramados sobre el corazón del más indigno siervo de vuestra Madre, que atraído por su amor y dulcemente enajenado por su fineza viene a pedir esta merced, reflexione y contemple debidamente sus amargos dolores, y causarla de esta manera algún alivio en cuanto sea susceptible con esta ocupación y la seria meditación de mis culpas. Concededme, Señor, lo que os pido por la intercesión de vuestra Madre, a quien tanto amáis. Y vos, purísima Virgen y afligidísima Reina mía, interponed vuestra mediación para que vuestro siervo consiga lo que pide. Yo, amantísima Madre de mi corazón, lo tengo por seguro de vuestra clemencia; porque sé que todo el que os venera alcanzará lo que suplica, y. aunque este en la tribulación se librará de ella, pues no tenéis corazón para deleitaros en nuestras desgracias, y disfrutáis de tanto poder en el cielo que tenéis el primado en toda nación y pueblo ¡Feliz mil veces acierto a conseguir vuestras gracias para emplearme en tan laudable ejercicio! Derramad, Señora, sobre mí vuestras soberanas bendiciones; muévase mi alma a sentimiento en la consideración de vuestros santísimos dolores; inflamese mi voluntad para amaros cada vez más. Entonces sí que os podré decir: "Oh Señora, yo soy tu siervo" Consiga yo, en fin, cuanto os pido, siendo para mayor honra de Dios y gloria vuestra, como lo espero, consiguiendo seguro la salvación de mi alma. Amén.

DIA II.

A vista del nacimiento de mi Redentor, ¡qué sentimientos de humillación se excitan en mi alma! ¡O Madre mía! ¿Para qué he llegado con mi consideración a tan santo lugar? ¿Para qué he penetrado con mi reflexión y registrado el portal de Belén? ¡Para qué, ay alma mía! Para aprender en él las lecciones más importantes porque al mirar la ternura de vuestro corazón en el sentimiento de las penalidades de mi Jesús, no puede menos de acompañaros el mío, concibiendo un justo aborrecimiento a las riquezas y fausto de la tierra. Tal es, Reina mía, el fuego que late en mi pecho, que me siento animado de los deseos más eficaces ¡Que diga el mundo lo que quiera contra mí, porque desde este lugar, á presencia de este espectáculo, estoy resuelto a llamar a cuantos ambiciosos pueblan la región vasta del universo para que concurran a este lugar !Venid , les diré con el más noble afecto de mi corazón, venid, potentados orgullosos venid, no a visitar a otros que compiten con vosotros en las riquezas no a las sinagogas del lujo y a los areópagos de la vanidad , sino a un portal desbaratado, a un pesebre humilde y a una escuela y cátedra de humildad. ¿Y quién es este? Me preguntareis, cuando yo no sé si os podré contestar sin causaros la más singular admiración. Advertid que es el Señor fuerte y poderoso, el Dios de toda virtud, y el mismo Rey de la gloria. ¿Os extrañáis y crece vuestro encanto al mirarle acompañado de tan humildes personas? Pues el uno es el fiel esposo y compañero de María, que es esa, que es la verdadera Madre del Niño Dios, que angustiada y afligida por el pesar quisiera colocarle en un lugar más proporcionado a tan gran monarca e hijo suyo. Pero oíd las lecciones que este tan tierno Niño os da desde tan humilde lugar. No queráis, os dice, atesorar sonreía tierra, donde tan expuestos se hallan vuestros tesoros, ya a que la oruga o polilla los con suma, o ya a que los roben los ladrones; atesorar, sí, en los cielos, donde nadie les puede causar detrimento alguno. No os esclavicéis por ellos, buscad primero el reino de Dios y su justicia, y lo demás queda a mi cargo Tomad mi ejemplo y el de estos mis fieles siervos, que, aunque afligidos por verme en tanta pobreza, se con forman gustosos con mi voluntad.... ¡Infelices poderosos y ricos, que no sabéis usar de vuestras riquezas! ¡Ay de vosotros, porque cifráis en ellas vuestra felicidad! Recordad el paradero desgraciado que tuvo el que vestía en el mundo púrpura y brocados, Y después en el infierno apetecía solo una gota de agua. Oíd esto, entendedlo e instruiros los que domináis la tierra.

Así me produciría, Virgen santa; así desahogaría mis sentimientos. Por tanto, Señora mía, yo desde ahora me determino a renunciar todo cuanto posea para hacerme pobre e imitaros Todo, todo lo he de sacrificar por vuestro amor Mas no, Madre mía, no me pedís que haga tan universales sacrificios; no queréis el que yo mendigue y lo distribuya todo; solo sí lo que queréis, y en ello os agradaré, es que destierre de mi corazón la afición ciega y el apego aborrecible que tengo al interés y a las riquezas; que use bien de las que Dios me conceda; que alivie con ellas a mis prójimos necesitados; que no maquine ni adopte medios inicuos con que adquirirlas y conservarlas; que deponga los pleitos injustos que aun contra mi propia sangre sostengo por un vil interés; que no falte a la verdad y acaso jure en falso por un lucro desgraciado; en fin , que no anteponga mis riquezas a mi propia salvación. De este modo seré feliz, enjugaré vuestras lágrimas, y os causaré inmensa alegría. Así lo haré, Virgen y Reina de mi corazón, pues estoy en el ánimo de ser vuestro siervo fiel aunque me cueste violencia, porque estoy seguro qui mi remuneración será completa por toda la eternidad.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS.

¿Por qué, o Dios mío, no he de daros las más humildes gracias, cuando en esta breve consideración os habéis dignado comunicar a mi alma los importantísimos conocimientos de unas verdades que tan olvidadas y menospreciadas tenía por mi abandono y necedad? ¿Por qué no he de concluir este saludable ejercicio rindiéndoos las más profundas alabanzas, cuando en él siento haberse encendido en mi corazón la llama del amor divino, que tan amortiguada es taba por un necio desvarío y por una fatal corrupción de mi entendimiento? Y pues que vos, que sois la verdad infalible y el verdadero camino que conduce a la patria celestial, habéis tenido a bien de comunicar a mi alma los efectos propios de vuestro amor, con los que puedo distinguir lo cierto é indudable que me sea útil a la salvación, y lo falso y mentiroso que me precipitará a mi perdición, por tanto, Señor, quiero aprovecharme desde este momento de tan divinas instrucciones, para caminar con libertad y seguridad entre tantos estorbos y peligros como me presenta este mundo miserable, y de este modo llegar más pronto a unirme con vos. Consígalo así, Virgen Santísima, para vivir compadeciéndome de vuestros dolores y aflicciones, y cumpliendo la promesa que os hice de ser siervo vuestro. Esta sea mi ocupación, estos mis desvelos y cuidados en este valle de lágrimas, porque así después disfrute en la celestial Jerusalén de vuestra compañía, en unión de tantos fieles Servitas que recibieron ya el premio de vuestros servicios, reinando a vuestro lado por los siglos de los siglos. Amen.

LETANÍAS DE LOS SANTOS ÁNGELES

 


Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios Padre, Creador de los Ángeles, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Señor de los Ángeles,
Dios Espíritu Santo, Vida de los Ángeles,
Santísima Trinidad, delicia de todos los Ángeles, 

Santa María, ruega por nosotros.
Santa María, Reina de los Ángeles, 

Santos Serafines, ángeles del Amor Purísimo de Dios, rueguen por nosotros.
Santos Querubines, ángeles guardianes de la Ley de Divina,
Santos Tronos, ángeles sobre los que se asienta la gloria del Altísimo,
Santas Dominaciones, ángeles ejecutores de la voluntad del Señor,
Santas Potestades, ángeles que presidís la armonía de la creación,
Santos Virtudes, ángeles que inspiráis a obrar el bien,
Santos Principados, ángeles que cuidáis los pueblos y naciones,
Santos Arcángeles, ángeles de las grandes misiones de Dios,
Santos Ángeles, mensajeros de Dios y custodios de los hombres,

San Miguel, ruega por nosotros.
San Miguel Arcángel, vencedor de Lucifer, 
San Miguel Arcángel, ángel de la fe y de la humildad,
San Miguel Arcángel, preservador de la santa unción,
San Miguel Arcángel, protector del Pueblo de Dios,
San Miguel Arcángel, patrono de los moribundos,
San Miguel Arcángel, gran príncipe batallador de los ejércitos celestes,
San Miguel Arcángel, compañero de las almas de los difuntos,

San Gabriel, ruega por nosotros.
San Gabriel Arcángel, santo Ángel de la Encarnación, 
San Gabriel Arcángel, fiel mensajero de Dios,
San Gabriel Arcángel, ángel de la esperanza y de la paz,
San Gabriel Arcángel, protector de todos los siervos y siervas de Dios,
San Gabriel Arcángel, guardián del santo Bautismo,
San Gabriel Arcángel, cultivador de las vocaciones,
San Gabriel Arcángel, patrono de los sacerdotes,

San Rafael, ruega por nosotros.
San Rafael Arcángel, ángel del Amor divino, 
San Rafael Arcángel, vencedor del enemigo malo,
San Rafael Arcángel, auxiliador en la gran necesidad,
San Rafael Arcángel, favorecedor del santo matrimonio,
San Rafael Arcángel, ángel del dolor y de la curación,
San Rafael Arcángel, patrono de los médicos,
San Rafael Arcángel, protector de los caminantes y viajeros,

Grandes Arcángeles Santos, que servís ante el divino acatamiento, rueguen por nosotros.
Grandes Arcángeles Santos, turiferarios de la gloria de Dios,
Grandes Arcángeles Santos, que hacéis subir al cielo las oraciones de los justos,

Ángeles para ayuda de los hombres, rueguen por nosotros.
Santos Ángeles Custodios,
Auxiliadores en nuestras necesidades,
Luz en nuestra oscuridad,
Apoyo en todo peligro,
Exhortadores de nuestra conciencia,
Intercesores ante el trono de Dios,
Escudo de defensa contra el enemigo maligno,
Constantes compañeros nuestros,
Segurísimos conductores nuestros,
Fidelísimos amigos nuestros,
Sabios consejeros nuestros,
Ejemplos de obediencia,
Consoladores en el abandono,
Espejo de humildad y de pureza,
Ángeles de nuestras familias,
Ángeles de nuestros Sacerdotes y pastores,
Ángeles de nuestros niños,
Ángeles de nuestra tierra y Patria,
Ángeles de la Santa Iglesia,

Todos los Santos Ángeles y Arcángeles, rueguen por nosotros.
Todos los coros de los bienaventurados espíritus celestiales, intercedan por nosotros.

Asistidnos en la vida (repítase)
Asistidnos en la muerte (repítase)
En el Cielo os lo agradeceremos (repítase)

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.

- Dios mandó a sus Ángeles que cuiden de ti.
- Los cuales te guardarán en todos sus caminos

Oremos. Oh Dios, que con admirable orden distribuyes los oficios de los ángeles y de los hombres: haz propicio que nuestra vida sea protegida en la tierra por aquellos que, sirviéndote, te asisten siempre en el cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

MES DE SEPTIEMBRE EN HONOR DE LOS SANTOS ÁNGELES

 


Este mes de septiembre está dedicado a honrar a los Santos Ángeles, ya que en él se celebra la gran festividad de san Miguel Arcángel, originalmente dedicada a todos los bienaventurados espíritus celestiales (como se puede ver por la colecta de la misa del 29 de septiembre). Ya el Credo asegura su existencia. Así, en el Símbolo niceno-constantinopolitano rezamos: “Credo in unum Deum, Patrem omnipotentem, factorem clei et terrae, visibilium ómnium et invisibilium” (Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible). En la Biblia aparecen los espíritus angélicos del principio al fin, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Se nos presentan como mensajeros de Dios, encargados de importantes misiones en orden a la economía de salvación y auxiliadores de los hombres.

Un ángel se aparece a Abraham para impedirle sacrificar a su hijo Isaac; dos visitan en Sodoma a Lot para advertirle que huya de la ciudad destinada a la destrucción; Jacob ve una escala por la que ascienden y descienden del cielo los ángeles de Dios; el arcángel Miguel se muestra a Josué ante Jericó y es señalado por el profeta Daniel como el protector del pueblo de Israel; el arcángel Gabriel se aparece al mismo profeta para revelarle los misterios de los últimos tiempos; el arcángel Rafael acompaña y protege al joven Tobías en sus vicisitudes; el Evangelio de san Lucas habla de la embajada del arcángel Gabriel a la Santísima Virgen; los ángeles aparecen sirviendo a Jesús después de sus tentaciones en el desierto; otro ángel le consuela en la agonía de Getsemaní; dos ángeles anuncian la Resurrección a las pías mujeres; otros dos anuncian a los discípulos la Parusía después de la Ascensión de Cristo; un ángel libera a san Pedro de su prisión; en el Apocalipsis aparecen precediendo la Segunda Venida de Cristo y acompañándole en santas miríadas en su triunfo sobre el Anticristo, la Bestia y sus secuaces.

¿Cuál es la naturaleza de los ángeles? Son puros espíritus, dotados de entendimiento y voluntad. Pero a diferencia de nosotros los seres humanos, no conocen discursivamente sino por inmediatamente por intuición. Su voluntad es asimismo mucho más perfecta que la nuestra. Una vez que han formado una intención la ponen en acto sin marcha atrás y sin desistimiento. Cada ángel es único y constituye una especie en sí misma. Evidentemente, no estando dotados de cuerpo material, no tienen forma ni sexo, aunque al manifestarse a los hombres adquieren forma humana para que puedan éstos percibir por los sentidos lo que Dios quiere comunicarles por medio de sus mensajeros. Los ángeles ejercen poder sobre las cosas materiales y las fuerzas de la naturaleza por su pura acción espiritual.

Los ángeles tienen su propia historia, que viene a ser como nuestra “prehistoria espiritual”. Antes de la creación material, Dios produjo de la nada millones y millones de espíritus para su mayor gloria y su servicio. Estableció entre ellos una jerarquía de tres órdenes divididos en nueve coros. El primer orden fue dedicado a Dios Padre, constando de tres jerarquías: serafines, querubines y tronos; el segundo orden fue dedicado a Dios Hijo, estando compuesto de otras tres jerarquías: dominaciones, potestades y virtudes; el tercer orden, en fin, fue dedicado al Espíritu Santo y quedó conformado de otras tres jerarquías: los principados, los arcángeles y los ángeles. Se cree que Dios sometió a sus ángeles a una prueba (algunos sostienen que se trató de la revelación de la creación del hombre). El más hermoso de los serafines, llamado Luzbel, se rebeló contra su Creador al grito de “Non serviam!” (No obedeceré) y arrastró tras de sí a la tercera parte de los espíritus celestiales, entablándose una batalla en el cielo con los ángeles fieles capitaneados por un humilde arcángel: san Miguel, el cual respondió al soberbio serafín con la exclamación que le dio el nombre “Quis ut Deus?” (Quién como Dios?). Luzbel y sus secuaces fueron arrojados al tártaro, siendo privados de la visión de Dios por toda la eternidad. El acto volitivo de rebelión fue instantáneo y no cupo arrepentimiento. Así fue como surgieron los demonios, con Lucifer o Satanás, como su jefe.

Dios creó entonces el mundo material, haciendo rey de él al ser humano, al que creo a su imagen y semejanza, dotado de entendimiento y voluntad, aunque sometido a las limitaciones de la carne. Los hizo varón y hembra para que fueran un icono de la Trinidad. También les puso una prueba, que no superaron, pero, a diferencia de los ángeles rebeldes (cuya voluntad era inflexible y como fosilizada en el mal), les ofreció la Redención en su Hijo, que se encarnaría para salvar a la raza humana. Ciertos teólogos sostienen que Dios tiene previsto cubrir con los elegidos de entre los hombres los puestos dejados vacantes por los ángeles caídos. Éstos intentan por todos los medios tentar a aquéllos y arrastrarlos a la común condenación. Pero Dios ha dispuesto que los ángeles buenos ayuden a sus criaturas humanas a perseverar en su gracia y salvarse. Ha dispuesto un ángel guardián para cada hombre; pero además, otros ángeles protegen las naciones, las sociedades, las ciudades y las comunidades humanas. Nunca sabremos en su justa medida hasta qué punto estamos en deuda con nuestros hermanos mayores de la creación; por eso hemos de invocarlos con frecuencia, honrarlos y darles gracias por su asistencia tanto espiritual como temporal, pues no sólo nos asisten en nuestras tentaciones, sino también en nuestros peligros materiales.

El día de la semana dedicado especialmente a los Santos Ángeles es el martes. Procuremos santificarlo siempre con ejercicios de piedad, especialmente oyendo la Santa Misa en su honor y encomendando a Dios nuestras intenciones por su intermedio. En este mes de septiembre, además, dediquémonos a profundizar en la teología de los ángeles, para lo que recomendamos la lectura de un clásico: el tratado De coelesti hierarchia (Sobre la jerarquía celestial) del Pseudo-Dionisio Areopagita. Lamentablemente no se encuentra todavía en la red en su traducción castellana, pero vale la pena comprar el volumen de las Obras Completas de este autor publicado por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC).

Mes de Septiembre: Mes dedicado a Ntra. Sra. de los Dolores - 1° Día

 


MES DE SEPTIEMBRE CONSAGRADO A LOS SIETE DOLORES DE MARÍA SANTÍSIMA

ORACIÓN DE PREPARACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios y Señor mío, que por el hombre ingrato os hicisteis también hombre, sin dejar por eso la divinidad, y os sujetasteis a las miserias que consigo lleva tal condición; a vuestros pies se postran la más inferior de todas vuestras criaturas y la más ingrata a vuestras misericordias, trayendo sujetas las potencias del alma con las cadenas fuertes del amor, y los sentidos del cuerpo con las prisiones estrechísimas de la más pronta voluntad, para rendirlos y consagrarlos desde hoy a vuestro santo servicio. Bien conozco, dueño mío, que merezco sin duda alguna ser arrojado de vuestra soberana presencia por mis repetidas culpas y continuos pecados, sepultándome vuestra justicia en lo profundo del abismo en castigo de ellos; más la rectitud de mi intención, y el noble objeto que me coloca ante vos en este afortunado momento, estoy seguro, mi buen Dios, Dios de mi alma, suavizará el rigor de vuestra indignación, y me hará digno de llamaros sin rubor.... Padre de misericordia.

No es esta otra más que el implorar los auxilios de vuestra gracia y los dones de vuestra bondad para que, derramados sobre el corazón del más indigno siervo de vuestra Madre, que atraído por su amor y dulcemente enajenado por su fineza viene a pedir esta merced, reflexione y contemple debidamente sus amargos dolores, y causarla de esta manera algún alivio en cuanto sea susceptible con esta ocupación y la seria meditación de mis culpas. Concededme, Señor, lo que os pido por la intercesión de vuestra Madre, a quien tanto amáis. Y vos, purísima Virgen y afligidísima Reina mía, interponed vuestra mediación para que vuestro siervo consiga lo que pide. Yo, amantísima Madre de mi corazón, lo tengo por seguro de vuestra clemencia; porque sé que todo el que os venera alcanzará lo que suplica, y. aunque este en la tribulación se librará de ella, pues no tenéis corazón para deleitaros en nuestras desgracias, y disfrutáis de tanto poder en el cielo que tenéis el primado en toda nación y pueblo ¡Feliz mil veces acierto a conseguir vuestras gracias para emplearme en tan laudable ejercicio! Derramad, Señora, sobre mí vuestras soberanas bendiciones; muévase mi alma a sentimiento en la consideración de vuestros santísimos dolores; inflamese mi voluntad para amaros cada vez más. Entonces sí que os podré decir: "Oh Señora, yo soy tu siervo" Consiga yo, en fin, cuanto os pido, siendo para mayor honra de Dios y gloria vuestra, como lo espero, consiguiendo seguro la salvación de mi alma. Amén.

DÍA I

Cuántos motivos, o afligidísima Virgen, ¡cuántos motivos para compadecerme de vos, para tomar vuestro ejemplo y para enmendarme he sacado de esta primera reflexión! Vos, Madre mía, tan solícita por el honor y comodidad del Dios que, infante humanado, va a salir a luz de vuestras purísimas entrañas, os angustiáis por ver no ser digno aquel lugar donde va a aparecer su humanidad divinizada, y con solicitud amorosa le adornáis y componéis cuanto os es posible.... y yo.... ¡ah ingratitud! no cuido de purificar mi conciencia, y preparar debidamente mi pobre, mi desaliñada, mi inmunda alma, cuando atraído por su infinita caridad viene a mí tan real y verdaderamente como está en los cielos, haciéndole entrar y recibiendo á tan magnífico rey en tan sucio y hediondo muladar.

¡Confusión grande la mía! Un Centurión, un hombre gentil se reputa indigno de recibirle en su casa, que según su dignidad estaría bien adornada, al ocurrírsele solo un primer pensamiento de la grandeza y poder de aquel hombre a quien ya confiesa por Dios; y yo que tengo tantos y tan profundos conocimientos de su magnificencia por las luces de la fe, ¡no me avergüenzo de tan horrible menosprecio! ¡Confúndame, Madre mía, ¡y me confieso reo de lesa Majestad divina! Mas no hade ser así en lo sucesivo.... no de ningún modo despreciaré vuestra doctrina y ejemplo. Como fiel siervo vuestro limpiaré y purificaré cuidadosamente mi conciencia hasta hallar, como la mujer del Evangelio, la preciosa dracma de la gracia que había perdido por la culpa, y no omitiré diligencia alguna para encontrarle, porque adornado con ella sé ciertamente que no se desdeñaría de venir a mi alma vuestro amabilísimo Jesús, y se complacerá de la mansión que le prepara, saciándola y embebiéndola con el torrente de sus celestiales delicias. Ven, exclama, ya desde este instante; ven, Señor, y no queráis tardar, pues ya no soy el que antes era, porque desconocido é ingrato os cerré la puerta de mi corazón por abrirla a la culpa traidora que tan lastimosa ha parado a mi alma. Ven, sí, dueño mío: ¡qué afortunado seré el día que me hagáis esta merced! ¡Buen Jesús! Cuando me acerque al celestial convite de vuestro amor, me vestiré el nupcial manto de vuestra gracia, y cuando toméis posesión de mi alma no os dejaré marchar, os asiré fuertemente, y como la esposa de los Cantares no os soltaré por manera alguna; cerraré todas las comunicaciones, echaré de ella a mis contrarios, os haré á vos solo el poseedor, y regocijado no me cansaré de clamar: "Encontré al que tanto ama mi alma." Así lo propongo, dulcísima María, y así lo he de cumplir, como que es lo que más me importa y lo que me ha de causar mi eterna felicidad.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS.

¿Por qué, o Dios mío, no he de daros las más humildes gracias, cuando en esta breve consideración os habéis dignado comunicar a mi alma los importantísimos conocimientos de unas verdades que tan olvidadas y menospreciadas tenía por mi abandono y necedad? ¿Por qué no he de concluir este saludable ejercicio rindiéndoos las más profundas alabanzas, cuando en él siento haberse encendido en mi corazón la llama del amor divino, que tan amortiguada es taba por un necio desvarío y por una fatal corrupción de mi entendimiento? Y pues que vos, que sois la verdad infalible y el verdadero camino que conduce a la patria celestial, habéis tenido a bien de comunicar a mi alma los efectos propios de vuestro amor, con los que puedo distinguir lo cierto é indudable que me sea útil a la salvación, y lo falso y mentiroso que me precipitará a mi perdición, por tanto, Señor, quiero aprovecharme desde este momento de tan divinas instrucciones, para caminar con libertad y seguridad entre tantos estorbos y peligros como me presenta este mundo miserable, y de este modo llegar más pronto a unirme con vos. Consígalo así, Virgen Santísima, para vivir compadeciéndome de vuestros dolores y aflicciones, y cumpliendo la promesa que os hice de ser siervo vuestro. Esta sea mi ocupación, estos mis desvelos y cuidados en este valle de lágrimas, porque así después disfrute en la celestial Jerusalén de vuestra compañía, en unión de tantos fieles Servitas que recibieron ya el premio de vuestros servicios, reinando a vuestro lado por los siglos de los siglos. Amen.




31 de Agosto: Memoria Litúrgica de san Ramón Nonato, religioso

 


Un buen ejemplo para las madres de hoy que tratan de limitar la descendencia y algunas, lo que es peor, traman quitar la vida a los indefensos no nacidos.

En la provincia de Lérida (España), en una casita de campo, cerca del pueblo del Portell, y descendientes de las nobles familias de los Fox y Cárdenas, vino al mundo este niño de modo milagroso ya que fue extraído del vientre de su madre cuando ella ya estaba muerta, de aquí el sobrenombre con que es conocido, No-Nato, no nacido.

Los planes de Dios no son nuestros planes. Tampoco los planes de los padres, a veces, son los mejores para sus hijos. En muchas ocasiones, ellos buscan su propio egoísmo en lugar del bien de sus hijos.

El padre de Ramón le envío a Barcelona para que hiciera amistad con gente rica, hiciera carrera, y el día de mañana fuera su orgullo y su sostén.

Al poco tiempo de llegar a Barcelona, Ramón se entregó a una vida de profundo estudio pero no menos se dedicó a la vida de piedad. Para ello, en lugar de hacer amistad con ricos, se preocupaba de los libros y de los necesitados.

Al enterarse, su padre le mandó volver a Portell y allí le encargó el cuidado de unas ovejillas. Hizo amistad con otros pastores, pero como el demonio no duerme, pronto algún envidiosillo le acusó al amo de las ovejas de que abandonaba el ganado.

El amo le creyó y cierto día le siguió de lejos para ver si era verdad. Y ciertamente así era: El jovencillo Ramón se retiraba a un lugar solitario, y, puesto de rodillas, se entregaba a la oración.

Pero la maravilla del amo subió de emoción al ver que un joven bien apuesto, con alas de ángel, cuidaba de su rebaño y alimentaba en los mejores pastos a sus ovejas. De hecho eran las que más lana y leche producían. La envidia se trocó en admiración y respeto.

Por este tiempo es cuando se puso al servicio total de la Virgen María y bajo su amparo. Un día, mientras cuidaba de sus ovejillas, le habló así:

"Madre mía, tú sabes que yo no he tenido la dicha de conocer a mi madre en la tierra, pero te conozco a Ti y te amo ¿no querrás suplir a mi madre de la tierra?"

- Y la Virgen María le contestó: "Sí, sí, hijo mío, acepto con gusto ser tu madre..."

Hasta los oídos de Ramón llegaron los prodigios que obraba en Barcelona un joven llamado Pedro Nolasco (posteriormente Santo) que trataba de fundar una Orden para redención de los pobres cautivos, que, caídos en manos de los sarracenos, eran llevados a las mazmorras de África.

Marchó a Barcelona y se encontró con él y se puso a su servicio y bajo su dirección espiritual.

En Barcelona se entregó a hacer obras de caridad por las calles y en los domicilios particulares. Sobre todo, dejó huellas de su gran caridad para con toda clase de enfermos en el Hospital de Santa Eulalia. Una antigua biografía nos lo pinta así:

"Era de caridad incandescente, que amaba las letras y aprovechaba mucho en ellas. De pueblo en pueblo iba llevando la Buena Nueva del Evangelio; todos los caballeros y nobles le respetaban; todos los pobres le amaban y todos seguían sus huellas...

Por fin iba a llegar al heroísmo su caridad: Se entregó a cambio de un cautivo y estuvo en las cárceles de Argel. Grandes sufrimientos padeció allí por amor a Jesucristo y a sus hermanos los hombres.

Era por el 1237. Predicaba tanto y con tanto enardecimiento de Cristo que, para evitarlo, los moros le pusieron un candado en su boca. Como premio, el Papa le hizo cardenal de la Iglesia pero no se enorgulleció por ello.

Enamorado de Jesús Eucaristía y de María, partía a la eternidad por el año 1240.



Oración a san Ramón Nonato 

¡Oh! Glorioso San Ramón, a cuyo poder sometió Dios la tierra y los elementos, la salud y la enfermedad, la vida y la muerte, hallando en vuestra poderosa intercesión, abogado las doncellas, sucesión las casadas, defensa los que se ven calumniados, cosecha los labradores, puerto los náufragos, redención los cautivos, vista los ciegos y fin todos los males; por aquel vuestro ardiente deseo de recibir el Santísimo Sacramento, que obligó a Jesucristo a daros de sus benditas manos la sagrada Comunión, os suplico intercedáis por mí para que merezca frecuentar este celestial convite, y recibirle por Viático al fin de mi vida, y sobre todo que pueda obtener la gracia especial que os pido y la eterna felicidad de la gloria. Amén.

Domingo XXII° Per Annum - Ciclo C. Evangelio y Reflexión Dominical

 


+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según san Mateo     16, 21-27

    Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
    Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: «Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá».
    Pero Él, dándose vuelta, dijo a Pedro: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres».
    Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque él que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.
    ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
    Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras».

Reflexión Dominical: 

Queridos hermanos: 

Este domingo Jesús nos dice: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.»

"El que quiera venir detrás de mí". Como discípulos de Cristo, hemos de saber que ser cristianos es ir tras de Cristo, es decir seguirlo, amarlo, imitarlo, pero no como se imitar a cualquier persona admirada, sino que se trata de una imitación más profunda, una imitación posible con la gracia de Dios, una transformación desde dentro que se opera por acción del Señor en lo profundo del corazón. Por eso, san Alberto Hurtado, ante diversas situaciones de su vida, se preguntaba a sí mismo: "¿Qué haría Cristo en mi lugar?". En definitiva, seguir al Señor preguntándonos en cada circunstancia qué haría Él en nuestro lugar, es abrazar un camino de santidad. El Santo Padre Francisco nos recuerda que la santidad es un llamado para todos: "Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra. ¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales" (Gaudete et exsultate, n.14). La Virgen Santísima nos alcance del Señor la gracia de buscar la santidad siguiendo Cristo. 

"Que renuncie a sí mismo". ¿Qué significa este negarnos o renunciar a nosotros mismos? Ciertamente no significa reprimir nuestros deseos más profundos, nuestros anhelos, nuestros gustos, nuestro modo de ser, en una palabra, despersonalizarnos. La cosa es mucho más profunda, porque de lo que se trata es de renunciar a nuestras malas inclinaciones, es decir no dejarnos dominar por ellas, y cambiar de vida abandonando lo malo. Los pedagogos suelen hablar de "fortalezas" y "debilidades", y la idea es potenciar las fortalezas, no negarlas ni matarlas. Hoy día también se escucha decir: "Sé la mejor versión de ti mismo", pues bien, de alguna manera es eso el renunciar a nosotros mismos, porque esto significa dejar de ser "hombres viejos" para pasar a ser "hombres nuevos", la mejor versión de nosotros mismos por acción divina. En otras palabras, dejarnos restaurar por la Gracia de Dios, por eso dice San Gregorio Magno: "Se niega a sí mismo aquel que reforma su mala vida y comienza a ser lo que no era y a dejar de ser lo que era". La Virgen Santa, Nueva Eva, nos alcance a nosotros, sus hijos, la gracia de ser "nuevas creaturas" en Cristo Jesús. 

"Que cargue con su Cruz y me siga". La Cruz es todo sufrimiento, grande o pequeño, que se presenta en nuestra vida. Muchas veces los cristianos olvidamos que cada día nos hacemos la señal de la cruz, y a la sombre de su misterio es que nuestra vida se va desarrollando hasta llegar a su plenitud. Algunos abandonan la vida cristiana ante las dificultades y sufrimientos, pero el Señor no nos promete que andaremos de éxito en éxito, más bien Él nos propone abrazar la cruz con amor y seguirlo a Él. ¿Y cómo se abraza la cruz? ¿Con resignación? La resignación puede ser un primer paso. Pero es todavía más, porque no se trata sólo de resignarnos ante la Cruz sino de aceptarla y llevarla con amor, tras nuestro Señor Crucificado, y hallar en Él la vida, sabiendo que después del dolor de la Crucifixión viene el gozo de la Resurrección. Por eso, Santa Teresa de Jesús escribió un poema en el que dice que "en la cruz está la vida y el consuelo". 

"En la cruz está la vida y el consuelo, y ella sola es el camino para el cielo. 
En la cruz está "el Señor de cielo y tierra", y el gozar de mucha paz, aunque haya guerra. 
Todos los males destierra en este suelo, y ella sola es el camino para el cielo. 
De la cruz dice la Esposa a su Querido que es una "palma preciosa" 
donde ha subido, y su fruto le ha sabido a Dios del cielo, y ella sola es el camino para el cielo.
Es una "oliva preciosa" la santa cruz que con su aceite nos unta y nos da luz. 
Alma mía, toma la cruz con gran consuelo, que ella sola es el camino para el cielo. 
Es la cruz el árbol verde y deseado de la Esposa, que a su sombra se ha sentado 
para gozar de su Amado, el Rey del cielo, y ella sola es el camino para el cielo. 
El alma que a Dios está toda rendida, y muy de veras del mundo desasida,
la cruz le es "árbol de vida" y de consuelo, y un camino deleitoso para el cielo. 
Después que se puso en cruz el Salvador, en la cruz está "gloria y el honor",
y en el padecer dolor vida y consuelo, y el camino más seguro para el cielo". 

Nuestra Señora al pie de la Cruz, nos alcance del Señor la gracia de tomar nuestra cruz y seguir a Jesús con amor y alegría.  

Del 30 de Agosto al 7 de Septiembre: Novena en honor a la Natividad de la Virgen María

 


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

Oración para todos los días

Virgen María, Madre de Dios, Reina y Madre mía, acudo a Ti, lleno de confianza y amor, porque creo que es por medio de Ti, que Jesús, verdadero Hijo de Dios y verdadero hijo tuyo, ha querido, quiere y querrá hasta el final de los tiempos derramar sobre mí pecador, todas las gracias, los bienes y la infinita misericordia que guarda en su Divino Corazón. Por esto te suplico a Ti, Madre de Bondad y de Misericordia, que me alcances de Jesús, la conversión de corazón, el perdón de mis pecados, el remedio de mis necesidades, la fortaleza en mis pruebas y sufrimientos, el consuelo en mis tristezas, sobre todo la salvación de mi alma, y lo que Te pido en esta Novena, si es según la Voluntad de Dios Padre, para mayor Gloria Suya, alabanza Tuya y bien de las almas y de mi alma.

Pedir la gracia que deseo alcanzar de María en esta Novena.

Primer día: Virgen María, ¡Bendita Tú entre todas las mujeres!

Tú que fuiste predestinada desde toda la eternidad, y elegida entre todas las mujeres, para ser la Madre del Hijo de Dios, por lo cual Dios infundió en tu alma todas las virtudes y el Espíritu Santo te colmó con todos sus dones e inflamó tu corazón en el amor de Dios. Te ruego, -ya que dicen que amarte es señal de predestinación-, que enriquezcas mi alma con el amor, las virtudes y frutos que necesito, para que mi vida sea digna de hijo de Dios y de hijo tuyo, para que imitándote a Ti, vaya uniendo más y más estrechamente mi voluntad a la Voluntad de Dios y así como con tu "Sí" a Su Voluntad dio inició la Historia de la Salvación , al tomar carne el Hijo de Dios en tus entrañas por obra del Espíritu Santo, también yo, haga de mi vida un "sí", y pueda emplear mi vida en el amor y servicio de Él y de la Iglesia, convirtiéndome en instrumento de salvación para los demás.

Rezar tres Ave María en honor de la Santísima Trinidad y Gloria.

Segundo día: Virgen María, siempre inmaculada, "bendito el Fruto de tu vientre".

Tú que desde el primer instante de tu concepción fuiste preservada por Dios de toda mancha de pecado y llena de gracia , para que llegada la "Plenitud de los tiempos" su Divino Hijo, llevando a cumplimiento el plan providencial de la Santísima Trinidad sobre la salvación de los Hombres, se encarnase en Ti por obra del Espíritu Santo, quedando Tú introducida ya desde aquel primer anuncio en el Misterio de Cristo tu Hijo para siempre. Te suplico por tu Inmaculada Concepción que me concedas Tu auxilio para que mantenga siempre mi alma limpia de pecado y el Espíritu Santo pueda formar Contigo y en Ti a Jesús en mi corazón y lleno de sus dones como Tu, sea una digna morada de la Santísima Trinidad.

Tercer día: Virgen María, Modelo de humildad y de obediencia a la Voluntad de Dios.

Tú que te llamaste a Ti misma "esclava del Señor", Tú que te gozaste en tu pequeñez, que Te consagraste del todo a Ti misma, ¡con todo tu ser a la Persona y a la obra salvífica de Jesús!, haciendo de tu vida no sólo un continuo canto de amor, de alabanza y de gratitud a Dios, sino también un continuo acto de servicio, cooperando así en la redención con humildad y fidelidad. Te suplico que me alcances del Señor que lleno de ese amor, lleno de fe y con un corazón humilde y generoso, pueda a ejemplo Tuyo, hacer de mi vida un continuo acto de servicio a su Persona y a su misión salvadora, siendo instrumento de salvación en sus Manos para otros y para la total y completa instauración de su Reino y de la Iglesia en el mundo, para que así un día Contigo pueda proclamar las grandezas de Dios y cantar por siempre sus Misericordias.

Cuarto Día: Virgen María, Maestra de oración y de silencio, primera oyente y discípula de Jesús.

Tú que como nadie conociste y viviste los Misterios de la Encarnación y de la Redención, Tú que guardaste y meditaste en tu Corazón con fe, esperanza y amor, las palabras que te fueron dichas de parte de Dios y los acontecimientos que constituyeron los Misterios de la infancia y de la vida de Jesús, descubriendo poco a poco a través de todo ello los misteriosos e inefables designios de Dios Padre sobre la salvación de los hombres. Te ruego que me alcances de Dios esa fe fuerte, firme e indestructible, esa esperanza contra toda esperanza y ese amor ardiente, pleno y total que adornaron tu Corazón, para que acepte siempre en mi vida los misteriosos designios de la Voluntad de Dios, vea en todo su Providencia que sólo desea mi bien y sea para otros testimonio de fe y de esperanza.

Quinto Día: Virgen María, madre, auxilio, salud, refugio, consuelo, socorro, abogada de todos aquellos que te necesitan y acuden a Ti con confianza y amor.

Tú que yendo a visitar a tu prima Santa Isabel y luego en las Bodas de Caná, me diste ejemplo de amor ,de generosidad y solidaridad con el prójimo, manifestándose en ambos momentos a través de Ti, la Divinidad y el poder de Jesús. Enséñame a tener ese espíritu de generosidad y de solidaridad para con todos los que forman parte de mi vida, con todos aquellos que de algún modo necesiten mi ayuda, especialmente con los mas pobres y también en aquellas necesidades por muy lejanas que estén en las que sea necesario el "milagro" y el poder de la caridad; que como Tú y con tu ayuda también yo lleve a Jesús allí adonde vaya , para que descubran a través de mí "siervo inútil", el poder y la misericordia de Jesús y como Tú en mi oración presente siempre y sin cesar a Dios Padre las necesidades de los hombres y del mundo.

Sexto Día: Virgen Santísima de los Dolores.

Tú que como nadie viviste, "sentiste" y sufriste en Tu Corazón de Madre , el desamor, la persecución, la calumnia, la dolorosa Pasión y Muerte que sufrió Jesús por nuestra salvación, alcánzame del Espíritu Santo la fe, el amor y el don de fortaleza que llenaron tu Corazón en aquellos momentos, para que también yo acepte con amor y una los sufrimientos de mi vida, a los de Jesús y a los Tuyos, para completar en mi carne -como decía San Pablo- lo que le falta a su Pasión en bien de la Iglesia y por la salvación de las almas. 

Séptimo Día: Virgen María, Madre de Dios y Madre de todos los Hombres.

Tú que estuviste junto a Jesús clavado en la Cruz, y sin duda te asociaste con entrañas de Madre a su sacrificio, y te ofreciste con Él al Padre para la salvación de todos los Hombres , engendrándonos como hijos tuyos al pie de la Cruz en la persona de San Juan a costa de dolores tan inmensos y amargos, defiende nuestra causa con tu protección maternal y tu intercesión "omnipotente" ante Dios. Obtennos a los que amamos y seguimos a Jesús el incesante socorro de su gracia, para que nos mantengamos fieles a las exigencias y a los compromisos de nuestro Bautismo y demos testimonio de Él con toda nuestra vida y para que podamos luchar contra los enemigos de nuestra salvación y no nos alejemos de Él por el pecado. Y ya que eres Madre de Bondad y de Misericordia ora sin cesar por tantos hombres, que viven en pecado, cerrados a su Misericordia; de espaldas a Él o negando su existencia. "Pon" ante Dios Padre, los brazos de Jesús abiertos en la Cruz, para que mantenga siempre sus brazos abiertos dispuestos a acoger en un abrazo de amor y de perdón a todos los hombres por los que Jesús entregó su vida, aunque sea en el último instante. Madre de los pecadores y Madre de la Vida, ruega por nosotros.

Octavo Día: Virgen María, Madre y Modelo de la Iglesia.

Tú que unida como una discípula más, a los Apóstoles y discípulos en el Cenáculo, esperaste orando e invocando sin cesar, el Don del Espíritu Santo prometido por Jesús antes de su Ascensión al Cielo. Alcánzame, que unido en oración con la Iglesia, implore a Dios que se realice en Ella un Nuevo Pentecostés, que El la una en la paz y en el amor y renueve y transforme los corazones de todos los cristianos, para que llenos de sus dones nuestra vida sea un testimonio de fe, de esperanza y de amor como la tuya y seamos ejemplo de santidad en este mundo tan secularizado, adonizado y alejado de Dios, para que así los hombres crean que Jesús es el Salvador, el Hijo enviado, predilecto y amado del Padre y escuchando su voz, crean y amen al Padre, y aceptando la Salvación vivan como salvados.

Noveno Día: Virgen María, Reina y Señora de los Ángeles.

Tú que fuiste Asunta en cuerpo y alma al Cielo, y coronada como Reina y Señora de Cielos y Tierra, y gozas ya sentada a la diestra de Jesús de la Unión de la Gloria eterna y del Amor de la Santísima Trinidad. Guíame, acompáñame y protégeme en mi peregrinaje de la fe hacia la vida eterna, para que no me aparte de Jesús, único y verdadero Camino hacia el Padre y en la hora de la muerte experimente tu poderosa intercesión y protección maternal, y así contigo pueda alabar, adorar y gozar de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo por toda la eternidad.

Oración final

Te suplico Señor y Dios mío, que escuches a tu Madre y me concedas las gracias que Ella te solicita en favor mío ; "sentirla", amarla, y servirla con tu mismo amor y contar siempre con su intercesión "todopoderosa" ante tu Corazón, para que guiado, "acompañado" y defendido por Ella y siguiendo su ejemplo, pueda amarte y servirte en esta vida y gozar con Ella y con todos los Ángeles y Santos del amor de la Santísima Trinidad por toda la eternidad. Pídeselo por mi y en Tu Nombre a Dios Padre, con quién vives y reinas en unidad del Espíritu Santo por todos lo siglos de los siglos. Amen. 

¡Ave María Purísima, sin pecado concebida!

30 de Agosto: Fiesta de santa Rosa de Lima, virgen. Patrona de América Latina.

 


La Fiesta universal de Santa Rosa de Lima (1586-1617), patrona de Perú, América y las Filipinas, se celebra el 23 de agosto. Sin embargo, en el Perú, su país natal, su fiesta se celebra el 30 de agosto.

Nacida en Lima, Perú, en 1586, casi un siglo después del descubrimiento del Nuevo Mundo, Isabel Flores de Oliva es la primera flor de santidad producida por América.

Sus padres, españoles pobres que se habían establecido en el Virreinato del Perú, le dieron una educación cristiana y le hablaron sobre la vida de Santa Catalina de Siena, a quien siguió fielmente como un modelo de vida religiosa. Fue su propia madre quien, después de haber visto una rosa en su cuna, le dio el nombre de Rosa.

Se consagró al Divino Esposo a la edad de cinco años. Tomó el hábito de terciario dominico porque no había ningún convento dominico femenino en la ciudad. Vivía como un ermitaño en el jardín de sus padres, donde se entregaba a la oración y a la mortificación mediante el ayuno y la laceración. Su influencia fue inmensa, tanto por las gracias místicas que recibió como por su caridad para con los enfermos, los niños abandonados, los pobres y los ancianos.

Sus sufrimientos y su vida penitencial los ofrecía para la Iglesia y la ciudad, para las almas del purgatorio y la conversión de los pecadores. Santa Rosa tenía una sensibilidad particular hacia las almas que se pierden luego de haber sido rescatadas a un gran precio por la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Lloraba por el destino de los chinos, los turcos y de las sectas heréticas que desgarraban a Europa: luteranos, calvinistas, anabautistas, anglicanos...

Entregó su alma a Dios el 29 de agosto de 1617, a la edad de 31 años. 

En medio de los sufrimientos a causa de su débil salud, Rosa oraba así: “Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor”.

En 1617, el Domingo de Ramos, ocurrió su “desposorio místico”. Mientras oraba delante de la Virgen del Rosario, el Niño Jesús le dijo: “Rosa de mi Corazón, yo te quiero por esposa”. Ella le respondió: “Señor, aquí tienes a tu inútil esclava; tuya soy y tuya seré para siempre".

Hoy, en la Iglesia de Santo Domingo, en el centro de Lima, se conserva la loseta sobre la cual estaba de pie la santa cuando sucedió su desposorio. 

Santa Rosa de Lima murió el 24 de agosto de 1617 a los 31 años. Los funerales movilizaron a toda la ciudad. Entre los asistentes estuvieron altas autoridades eclesiásticas, políticas y el Virrey de España. Pero no solo ellos, estaba el pueblo que pugnaba por entrar a la casa de los de la Maza al grito de “santa, santa”. Muchas personas se acercaron al féretro en el que yacía su cuerpo para arrancar un trocito de su hábito y preservarlo como reliquia. Otras tuvieron que ser dispersadas por la guardia del Virrey porque llegaron hasta arrancarle un dedo del pie. 

Santa Rosa fue sepultada inicialmente en el claustro del Convento de los Dominicos, pero su cuerpo tuvo que ser trasladado a la capilla Santa Catalina de Siena en la iglesia del Rosario. Su cráneo se encuentra hoy en la iglesia de Santo Domingo -ubicada a unos pasos de la Plaza de Armas de Lima- junto a los cráneos de San Martín de Porres y San Juan Macías.

Fue canonizada por el Papa Clemente X en 1671 y se convirtió en la primera santa de América. El mismo Pontífice la declaró patrona principal del Nuevo Mundo (América), Filipinas e Indias Occidentales. "Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones", dijo el Papa Inocencio IX al referirse a ella.

En 1992 San Juan Pablo II expresó que la vida sencilla y austera de Santa Rosa de Lima era “testimonio elocuente del papel decisivo que la mujer ha tenido y sigue teniendo en el anuncio del Evangelio”.


Oración a Santa Rosa de Lima 

Santa Rosa de Lima, Patrona de nuestro continente 
Latinoamericano, que es la esperanza de la humanidad 
y la esperanza de la Iglesia. Como amiga de Jesús 
y amiga entrañable de los hombres y mujeres 
de tu tierra bendita,  te rogamos le presentes al Señor nuestras necesidades de hoy:
Hay hambre de pan en muchos hogares
Hay hambre de verdad en muchas mentes 
cansadas y confundidas.
Hay hambre de amor y de ternura en muchos corazones. 
 Primeras flor de Santidad de América: haz que al mirar 
tu ejemplo de vida de oración y de abnegado sacrificio 
a los demás, los jóvenes descubran el amor a Cristo y 
su vocación de servicio a los hermanos; los pobres y 
marginados de nuestro pueblo sientan el amparo de tu 
protección; los enfermos experimenten la fuerza 
que brota de la Cruz. Que la familia latinoamericana
enraizada en una misma fe católica llegue a la morada 
del Reino de los Cielos. Amén. 


Oración a santa Rosa de Lima 

Oh esclarecida Virgen, Rosa celestial, que con el buen olor de vuestras virtudes habéis llenado de fragancia a toda la Iglesia de Dios y merecido en la gloria una corona inmarcesible; a vuestra protección acudimos para que nos alcances de vuestro celestial Esposo un corazón desprendido de las vanidades del mundo y lleno de amor divino.

¡Oh flor la más hermosa y delicada que ha producido la tierra americana!, portento de la gracia y modelo de las almas que desean seguir de cerca las huellas del Divino Maestro, obtened para nosotros las bendiciones del Señor. Proteged a la Iglesia, sostened a las almas buenas y apartad del pueblo cristiano las tinieblas de los errores para que brille siempre majestuosa la luz de la Fe y para que Jesús, vida nuestra, reine en las inteligencias de todos los hombres y nos admita algún día en su eterna y dichosa mansión. Amén.


Oración a santa Rosa de Lima 

Gloriosa Santa Rosa de Lima, tú 
que supiste lo que es amar a Jesús con 
un corazón tan fino y generoso. 
Que despreciaste las vanidades del 
mundo para abrazarte a su cruz desde 
tú más tierna infancia. 

Que profesaste una gran ternura y 
dedicación a los más desvalidos 
sirviéndolos como al mismo Jesús. 
Que amaste con filial devoción a la Virgen María.

Enséñanos tus grandes virtudes 
para que, siguiendo tu ejemplo,
podamos gozar de tu protección
en la tierra y de tu compañía en el cielo. Amén.