> SoydelaVirgen : 09/26/20

--------------------------------------------- San Martin de Tours y La Virgen de los Buenos Aires / La Inmaculada Concepción y San Ponciano | Patronos de la Ciudad de Buenos Aires / Patronos de la Ciudad de La Plata -----------------------

Del 26 de Septiembre al 4 de Octubre: Novena a santa Faustina Kowalska

 


En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición

Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre, Redentor mío, por ser vos quien sois, bondad infinita y por que os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido, también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Animado con tu divina gracia, propongo firmemente nunca mas pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta, para el perdón de mis pecados. Amen

Día I - El conocimiento del misterio de la Divina Misericordia

Jesús: "Su vida debe modelarse sobre Mí, desde el pesebre hasta la muerte en la cruz. Penetra en Mis secretos y conocerás el abismo de Mi misericordia para con las criaturas y Mi bondad insondable, y harás conocer ésta a todo el mundo” (Diario 438).

Santa Faustina: “Oh Dios, cuánto deseo que las almas Te conozcan, que sepan que las creaste por Tu amor inconcebible; oh Creador y Señor, siento que descorreré las cortinas del cielo para que la tierra no dude de Tu bondad.” ( Diario 483).

Oración. Santa Faustina, ayúdame a obtener la gracia de penetrar más profundamente en el misterio de la misericordia de Dios en la obra de la creación, la salvación y la gloria para que, como tú, puede hacerla a conocer a todo el mundo.

Día II - La contemplación de la Misericordia en la vida cotidiana

Jesús: “Cuando contemplas en el fondo de tu corazón lo que te digo, sacas un provecho mucho mayor que si leyeras muchos libros. Oh, si las almas quisieran escuchar Mi voz cuando les hablo en el fondo de sus corazones, en poco tiempo llegarían a la cumbre de la santidad.” (Diario 584).

Santa Faustina: “No busco la felicidad fuera de mi interior donde mora Dios. Gozo de Dios en mi interior, aquí vivo continuamente con Él, aquí existe mi relación más íntima con Él, aquí vivo con Él segura, aquí no llega la mirada humana. La Santísima Virgen me anima a relacionarme así con Él. “( Diario 454).

Oración. Santa Faustina, enséñame a cumplir con el Señor visitándolo en mi propia alma, para escuchar su voz y compartir con él todos los momentos de mi vida. Ayúdame a obtener la gracia de contemplar la misericordia en la vida cotidiana.

Día III - La actitud de confianza hacia Dios

Jesús: “Hija mía, te aseguro un ingreso fijo del cual vivirás. Tú empeño debe ser la total confianza en Mi bondad, el Mío, darte todo lo que necesites. Me hago dependiente de tu confianza; si tu confianza es grande Mi generosidad no conocerá límites” (Diario 548).

Santa Faustina: “Oh Dios único en la Santísima Trinidad, deseo amarte como hasta ahora ninguna alma humana Te ha amado; y aunque soy particularmente mísera y pequeñita, no obstante arrojé muy profundamente el ancla de mi confianza en el abismo de Tu misericordia, oh Dios y Creador mío. A pesar de mi gran miseria, no tengo miedo de nada, sino que espero cantar eternamente el himno de la gloria. (Diario 283).

Oración. Santa Faustina, ayúdame a conseguir la gracia de la confianza de un niño; para que pueda siempre y en todo cumplir fielmente la voluntad de Dios, que es la misericordia en sí para todos nosotros.

Día IV - La actitud de misericordia hacia el prójimo

Jesús: “Hija mía […] exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia Mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo: la primera – la acción, la segunda – la palabra, la tercera – la oración. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio indiscutible del amor hacia Mi. De este modo el alma alaba y adora Mi misericordia.” (Diario 742).

Santa Faustina: “Jesús mío, penétrame toda para que pueda reflejarte en toda mi vida. Divinízame de modo que mis acciones tengan el valor sobrenatural. Haz que tenga para cada alma, sin excepción, amor, compasión y misericordia. Oh Jesús mío, cada uno de Tus santos refleja en sí una de Tus virtudes, yo deseo reflejar Tu Corazón compasivo y lleno de misericordia, deseo glorificarlo. Que tu misericordia, oh Jesús, quede impresa sobre mi corazón y mi alma como un sello y éste será mi signo distintivo en esta vida y en la otra. Glorificar Tu misericordia es la tarea exclusiva de mi vida. "(Diario 1242).

Oración. Santa Faustina, intercede por mí ante el Señor para que mi vida, también, pueda transformarse con en misericordia hacia el prójimo y que pueda ejercerla a través de la palabra, la acción y la oración. Que mis ojos, oídos, boca, manos, pies y corazón, todo mi ser, sean misericordiosos.

Día V - Proclamar el mensaje de la Misericordia

Jesús: “En el Antiguo Testamento enviaba a los profetas con truenos a Mi pueblo. Hoy te envío a ti a toda la humanidad con Mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla a Mi Corazón misericordioso. Hago uso de los castigos cuando Me obligan a ello; Mi mano se resiste a tomar la espada de la justicia. Antes del día de la justicia envío el día de la misericordia.”(Diario 1588).

Santa Faustina: “Oh Dios mío, que Te adore todo lo que hay en mí, oh Creador y Señor mío, y con cada latido de mi corazón deseo glorificar Tu misericordia insondable. Deseo hablar a las almas de Tu bondad e invitarlas a confiar en Tu misericordia. Ésta es mi misión que Tú mismo me has confiado en ésta y en la vida futura.”(Diario 1325).

Oración. Siguiendo tu ejemplo, Santa Faustina, quiero anunciar al mundo el mensaje de la misericordia con el testimonio de mi vida y la palabra; para que pueda llegar a todos los pueblos de la tierra y llenar el corazón de la humanidad, de esperanza.

Día VI - Al implorar la misericordia de Dios para el mundo

Jesús: “Hija mía, he inclinado Mi Corazón hacia tus súplicas: tu tarea y empeño aquí en la tierra es implorar la misericordia para el mundo entero. […] Te nombro dispensadora de Mi misericordia.(Diario 570).

Santa Faustina: “Oh Dios mío, estoy consciente de mi misión en la santa Iglesia. Mi empeño continuo es impetrar la misericordia para el mundo. Me uno estrechamente a Jesús y me presento como víctima que implora por el mundo. Dios no me rehusará nada cuando le suplique con la voz de Su Hijo. (Diario 482).

Oración. Junto a ti, Santa Faustina, quiero pedir clemencia para el mundo entero, especialmente para los pecadores, así como para los sacerdotes y religiosos para que, viviendo en el mundo, puedan conducir al pueblo de Dios hacia los caminos de la salvación.

Día VII - El amor a la Iglesia - del Cuerpo Místico de Cristo

Jesús: “Hija mía, medita sobre la vida divina que se encuentra en la Iglesia para la salvación y la santificación de tu alma. Considera cómo aprovechas estos tesoros de gracias, estos esfuerzos de Mi amor.” (Diario 1758).

Santa Faustina: “Me esfuerzo por la santidad, ya que con ella seré útil a la Iglesia. Hago continuos esfuerzos en las virtudes, procuro imitar fielmente a Jesús y esta serie de actos de virtud cotidianos, silenciosos, ocultos, casi imperceptibles, pero sí cumplidos con gran amor, los pongo en el tesoro de la Iglesia de Dios para el provecho común de las almas. Siento interiormente como si fuera responsable por todas las almas, siento claramente que vivo no solamente para mí, sino para toda la Iglesia... (Diario 1505).

Oración. Agradecido/A por todos los dones de la misericordia que Dios pone en la Iglesia, a mi disposición, quiero hacer uso de ellos como tú, Santa Faustina, para alcanzar la santidad y así llevar a otras almas hacia las fuentes de la misericordia de Dios.

Día VIII - Encuentro con Jesús en los sacramentos

Jesús: “Oh, cuánto Me duele que muy rara vez las almas se una a Mí en la Santa Comunión. Espero a las almas y ellas son indiferentes a Mi. Las amo con tanta ternura y sinceridad y ellas desconfían de Mí. Deseo colmarlas de gracias y ellas no quieren aceptarlas. Me tratan como cosa muerta, mientras que Mi Corazón está lleno de Amor y Misericordia. Para que tú puedas conocer al menos un poco Mi dolor, imagina a la más tierna de las madres que ama grandemente a sus hijos, mientras que esos hijos desprecian el amor de la madre. Considera su dolor. Nadie puede consolarla. Ésta es solo una imagen débil y una tenue semejanza de Mi amor. (Diario 1447).

Santa Faustina: “Jesús, en mi vida hay un secreto más, el más profundo, pero también el más querido para mí, lo eres Tú Mismo bajo la especie del pan cuando vienes a mi corazón. Aquí mi corazón unido al tuyo se hace uno, aquí ya no hay ningún secreto, porque todo lo Tuyo es mío, y lo mío es Tuyo. He aquí la omnipotencia y el milagro de Tu misericordia.” (Diario 1489). Todo lo bueno que hay en mí es gracias a la Santa Comunión, le debo todo. Siento que este sagrado fuego me ha transformado totalmente. Oh cuánto me alegro de ser Tu morada, oh Señor; mi corazón es un templo en que permaneces continuamente..."(Diario 1392).

Oración. Santa Faustina, ayúdame a obtener la gracia de vivir la fe de modo que cada sacramento sea para mí un lugar privilegiado de encuentro con el Señor, y que la Eucaristía sea el centro mismo de toda mi vida, transformándola en amor.

Día IX - La devoción a Nuestra Señora

Virgen María: “Su vida debe ser similar a la mía, silenciosa y escondida; deben unirse continuamente a Dios, rogar por la humanidad y preparar al mundo para la segunda venida de Dios”. (Diario 625).

Santa Faustina: “Oh dulce Madre de Dios, sobre Ti modelo mi vida, Tú eres para mí una aurora radiante, en ti me pierdo extasiada. Oh Madre, Virgen Inmaculada, en ti el rayo divino se refleja. Tú me enseñas cómo amar a Dios entre las tormentas, Tú eres mi escudo y mi defensa contra el enemigo. "(Diario 1232).

Oración. Santa Faustina, la hija más fiel de la Madre de la Misericordia, permíteme esconderme junto a tí, bajo su manto; para que ella me lleva a Jesús y me enseñe a participar en su vida y en la misión de revelar al mundo la misericordia del Padre celestial. Como María, quiero dar a conocer a Jesús – la Misericordia encarnada - a todas las personas; y preparar al mundo para su segunda venida.

Oración final para todos los días

Santa María Faustina, nos dijiste que tu misión continuaría después de tu muerte y que no nos olvidarías (diario # 281, 1582). Nuestro Señor te concedió un gran privilegio cuando te dijo que "distribuyeras las gracias como tu quisieras, a quien tu quisieras y cuando tu quisieras" (diario # 31). Confiando en esta promesa, te pido tu intercesión por las gracias que necesito, especialmente por la conversión de todos los pecadores y (intención tuya personal)

Ayúdame, sobre todas las cosas, a confiar en Jesús como tu lo hiciste y así glorificar su misericordia a cada instante de mi vida. Amén.

Se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Se repite tres veces: Santa María Faustina, ruega por nosotros.

Reflexiones para los Sábados de Sta. María: María guardaba todas sus palabras en su corazón

 


La oración es elevar el alma a Dios para adorarlo, agradecerle, presentarle peticiones y pedirle perdón. Nadie en la tierra cumplió con esto tan perfectamente como María. Como todo lo demás, también la oración de María se convierte en la “forma”, el prototipo y ejemplo de nuestra oración, es decir, nuestra relación con Dios.

Sor Isabel de la Santísima Trinidad fue capaz de comprender la vida de oración de Nuestra Señora de una manera especialmente profunda: “¿Qué debió pasar en el alma de la Santísima Virgen cuando poseía en su interior el Verbo Encarnado, el don de Dios después de la Encarnación? ¿Con qué silencio, recogimiento y adoración se sumergió en lo más profundo de su alma para abrazar a este Dios, de quien se había convertido en su Madre? Toda su vida fue una incesante y silenciosa adoración del Verbo Divino, completamente inmersa en la vida amorosa de la Santísima Trinidad.”

“Ella guardaba todas estas palabras y las meditaba en su corazón”. Esa es la mejor definición de la meditación, de la oración contemplativa. “Me parece que la conducta de la Santísima Virgen durante los meses desde la Anunciación del Ángel y el nacimiento de Jesús, es el modelo para todas las almas con vida interior. Con qué paz y recogimiento María se levantaba y se ponía a hacer todo. Todo, incluso las cosas más comunes fueron divinizadas en ella, porque a través de ellas adoraba el don de Dios. Sólo hay una criatura que fue el honor de la gloria de la Santísima Trinidad. Ella respondía plenamente a la elección divina de la que habla el Apóstol: siempre fue pura, sin mancha, impecable a los ojos del Dios Tres Veces Santo.”

“Su alma es tan simple, los movimientos de su alma son tan profundos, que nadie puede alcanzarla. Parece reproducir en la tierra la vida del Ser divino, del sencillo Ser. Es tan transparente, tan luminosa, que uno podría confundirla con la luz misma. Sin embargo, ella es sólo el espejo del Sol de Justicia, speculum justitiae. ‘La Virgen guardaba todas estas cosas en su corazón’. Toda su historia puede resumirse en estas pocas palabras: ella vivió en su corazón, tan profundamente, que nuestra vista ya no puede seguirlo. Cuando leo en el Evangelio que María se apresuró a la región montañosa de Judá para prestar su servicio caritativo a su prima Isabel, entonces la veo pasar, tan bella, tan pacífica, tan majestuosa, tan recogida interiormente con el Verbo Divino. Al igual que en Su caso, también con ella fue siempre la misma oración: Ecce - He aquí, Soy … ¿Qué? La esclava del Señor, la más pequeña de todas las criaturas. Y ella, Su Madre, decía eso.”

San Luis María de Montfort compara a María con una magnífica montaña en la que Dios ha puesto su morada, “en la que Jesús enseña y mora por siempre, donde uno se transfigura con Él, donde uno muere con Él, donde uno asciende con Él al Cielo”.

Por lo tanto, debemos unirnos a María en la oración, y eso significa “subir esta montaña, nuestro ascenso a Dios”.

El mismo santo llama a María el oratorio, la casa en la que Dios habita, el lugar en el que lo podemos encontrar. Sólo en esta casa hay la atmósfera adecuada: el más profundo recogimiento, el silencio reverente, la inefable belleza y sencillez, el incienso de la adoración, la atmósfera de la presencia de Dios, ¡el Cielo en la tierra!

Fuente: FSSPX.NEWS

MES DE SEPTIEMBRE: 26° Día de la Mes de la Virgen de los Dolores

 


MES DE SEPTIEMBRE CONSAGRADO A LOS SIETE DOLORES DE MARÍA SANTÍSIMA

ORACIÓN DE PREPARACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios y Señor mío, que por el hombre ingrato os hicisteis también hombre, sin dejar por eso la divinidad, y os sujetasteis a las miserias que consigo lleva tal condición; a vuestros pies se postran la más inferior de todas vuestras criaturas y la más ingrata a vuestras misericordias, trayendo sujetas las potencias del alma con las cadenas fuertes del amor, y los sentidos del cuerpo con las prisiones estrechísimas de la más pronta voluntad, para rendirlos y consagrarlos desde hoy a vuestro santo servicio. Bien conozco, dueño mío, que merezco sin duda alguna ser arrojado de vuestra soberana presencia por mis repetidas culpas y continuos pecados, sepultándome vuestra justicia en lo profundo del abismo en castigo de ellos; más la rectitud de mi intención, y el noble objeto que me coloca ante vos en este afortunado momento, estoy seguro, mi buen Dios, Dios de mi alma, suavizará el rigor de vuestra indignación, y me hará digno de llamaros sin rubor.... Padre de misericordia.

No es esta otra más que el implorar los auxilios de vuestra gracia y los dones de vuestra bondad para que, derramados sobre el corazón del más indigno siervo de vuestra Madre, que atraído por su amor y dulcemente enajenado por su fineza viene a pedir esta merced, reflexione y contemple debidamente sus amargos dolores, y causarla de esta manera algún alivio en cuanto sea susceptible con esta ocupación y la seria meditación de mis culpas. Concededme, Señor, lo que os pido por la intercesión de vuestra Madre, a quien tanto amáis. Y vos, purísima Virgen y afligidísima Reina mía, interponed vuestra mediación para que vuestro siervo consiga lo que pide. Yo, amantísima Madre de mi corazón, lo tengo por seguro de vuestra clemencia; porque sé que todo el que os venera alcanzará lo que suplica, y. aunque este en la tribulación se librará de ella, pues no tenéis corazón para deleitaros en nuestras desgracias, y disfrutáis de tanto poder en el cielo que tenéis el primado en toda nación y pueblo ¡Feliz mil veces acierto a conseguir vuestras gracias para emplearme en tan laudable ejercicio! Derramad, Señora, sobre mí vuestras soberanas bendiciones; muévase mi alma a sentimiento en la consideración de vuestros santísimos dolores; inflamese mi voluntad para amaros cada vez más. Entonces sí que os podré decir: "Oh Señora, yo soy tu siervo" Consiga yo, en fin, cuanto os pido, siendo para mayor honra de Dios y gloria vuestra, como lo espero, consiguiendo seguro la salvación de mi alma. Amén.

DIA XXVI

Justos son, Virgen afligidísima, vuestros suspiros por ver que se aplaca la sed de vuestro amado dueño con tan amarga y desabrida bebida. La redención del mundo le es muy costosa, y por nuestra salud padece el Señor tan duros tormentos. ¡O precioso rescate! ¡O afectuosísima benignidad del Salvador! Pero ¡o pérfida correspondencia la de los redimidos! ¡Cuánto podéis llorar Señora mía, nuestra ingratitud! Oís quejar a vuestro Hijo de estar sediento por nuestra eterna salud, y veis al mismo tiempo el licor amargo con que se la mitigan: queriendo este Señor desde esa divina cátedra darnos las lecciones más importantes para nuestro aprovechamiento en esta ocasión.

Mas ¿Cómo las recibimos nosotros? ¿Las apreciamos como de tan divino Maestro? ¡Ah Reina de mi corazón, que la vida que tenemos tan entregada a los deleites y a la satisfacción de los sentidos, está clamando que no es así! ¡Cuántas almas de las redimidas con la sangre de Jesucristo sedan á banquetes superfluos y bebidas delicadas, con menosprecio de la pasión del Redentor, porque de ellos no nacen sino las riñas, los escándalos y la desolación! Entremos a examinar sus mesas, y las vemos rodeadas de toda clase dé vicios: reparemos la singularidad de los manjares, la delicadeza de sus vinos, y los ricos vasos y salvillas con que se sirven; y arrancando un triste suspiro nos veremos obligados a clamar...

¡O dulce Jesús, que os estáis lamentando en la dura cruz por falta de agua, y en su lugar os administran hiel y vinagre en una esponja mirad desde ella a vuestros redimidos, que abundantes triunfan en sus banquetes y ebriedad! Pero no son, buen Salvador de mi alma, solamente los ricos y voluptuosos los que tan poco caso hacen de vuestros continuos padecimientos, porque aún en los de mediana esfera y condición se encuentran semejantes discípulos. Todos podíamos aprovecharnos de ellos, pues cuando la comida o bebida está mal sazonada, o es de mal gusto, y cuando por nuestra suerte no la tenemos tal cual apetecíamos, o teniéndola nos abstenemos de ella en obsequio y recuerdo de la sed de nuestro Redentor, todo esto sufrido en paciencia sería prueba de nuestros sentimientos.

Pero ¿se hace así? No, siervos de María que nos gusta comer bien y beber mejor, sin que nos falte nada y esté todo en su punto así vamos formando en nosotros los odiosos hábitos de la gula así cobramos un horror y tedio capital al ayuno, buscando pretextos que a nosotros nos parecen suficientes para excusarnos de él, y en el tribunal de Dios de nada nos servirán así abrimos la puerta a las demás pasiones, pues de no mortificar los deleites sensuales en cuanto a la comida y bebida entra después el sueño, del sueño el deseo de cama blanda y mullida, de aquí el hastío a la penitencia y a la oración, de la penitencia aborrecida se sigue la disipación de la vida, deseando con ansia el regalo, los placeres y la comodidad; y de todo esto resulta la caída y recaída en el pecado, haciéndose acreedores de su eterna condenación.

¡Cuántos males resultan de un deleite no refrenado por reverencia y memoria de lo que padeció nuestro adorable Redentor! ¡Alma mía! ¿por qué no me he de mortificar, aun en aquellas cosas que me sean lícitas, por no llegar a caer en un abismo de males, y por manifestar el sentimiento que me causa la sed y angustia de mi inocente Salvador, y las tiernas lágrimas de su Santísima Madre y mi Señora? Sea así Desde luego os lo prometo, Reina de mi alma, porque estoy resuelto a cumplir en todo con el cargo de fiel hijo vuestro.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS.

¿Por qué, o Dios mío, no he de daros las más humildes gracias, cuando en esta breve consideración os habéis dignado comunicar a mi alma los importantísimos conocimientos de unas verdades que tan olvidadas y menospreciadas tenía por mi abandono y necedad? ¿Por qué no he de concluir este saludable ejercicio rindiéndoos las más profundas alabanzas, cuando en él siento haberse encendido en mi corazón la llama del amor divino, que tan amortiguada es taba por un necio desvarío y por una fatal corrupción de mi entendimiento? Y pues que vos, que sois la verdad infalible y el verdadero camino que conduce a la patria celestial, habéis tenido a bien de comunicar a mi alma los efectos propios de vuestro amor, con los que puedo distinguir lo cierto é indudable que me sea útil a la salvación, y lo falso y mentiroso que me precipitará a mi perdición, por tanto, Señor, quiero aprovecharme desde este momento de tan divinas instrucciones, para caminar con libertad y seguridad entre tantos estorbos y peligros como me presenta este mundo miserable, y de este modo llegar más pronto a unirme con vos. Consígalo así, Virgen Santísima, para vivir compadeciéndome de vuestros dolores y aflicciones, y cumpliendo la promesa que os hice de ser siervo vuestro. Esta sea mi ocupación, estos mis desvelos y cuidados en este valle de lágrimas, porque así después disfrute en la celestial Jerusalén de vuestra compañía, en unión de tantos fieles Servitas que recibieron ya el premio de vuestros servicios, reinando a vuestro lado por los siglos de los siglos. Amén.