DIA XX
Por la señal de la santa cruz. Señal de la Cruz.
Oración inicial
Madre mía amantísima del Carmen, aquí vengo a vuestra presencia con el más profundo respeto y veneración a ofreceros el ejercicio de este día, que consagro a vos por haberme admitido, a mí, el más miserable de los hombres, entre vuestros hijos predilectos los Carmelitas, para favorecerme con vuestra especial protección y amor. Yo os doy miles de gracias por ello, Madre mía, y os suplico que iluminéis mi entendimiento e inflaméis los efectos de mi corazón, para hacer con verdadero fruto este ejercicio, a fin de que merezca ser recibido por vos como un obsequio de vuestro hijo. Amén.
El santo escapulario es señal de salud después de la muerte
I
Tanta es la virtud del santo escapulario del Carmen para que aquellos que lo visten con devoción, que su fuerza se extienda hasta más allá de la tumba, y sus privilegios alcanzan hasta la otra vida, como se ve en el llamado comúnmente sabatino. este privilegio fue revelado y prometido por la reina de los cielos al Papa Juan XXII cuando estando en oración se le apareció la Virgen santísima vestida del hábito Carmelitano, dirigiendole estas palabras: " como vicario de mi hijo debes a sentir en la tierra a lo que mi hijo ha ordenado en los cielos... Yo, madre toda piadosa para mis religiosos y cofrades del Carmen, bajaré graciosamente el sábado después de la muerte de ellos al purgatorio, y cuántos encontrare en aquellas llamas qué, además de las obligaciones comunes, hayan observado mis leyes y estatutos, los sacaré de aquellos tormentos y los llevaré conmigo al monte santo de la vida eterna"
Este es el privilegio singularisimo y sin igual del santo escapulario del Carmen. Consiste este privilegio en una continua y especial protección de la virgen santísima para con las almas de los religiosos y cofrades del Carmen que están en el purgatorio, para darles algún refrigerio en sus penas y librarlos cuanto antes, principalmente el sábado después de su muerte, de aquel lugar de purgacion.
No debe entenderse que la misma virgen santísima baja corporalmente al purgatorio, sino que por su piedad y amor especial para sus hijos, desde el cielo les asistirá y consolara en el purgatorio con sus continuas súplicas e intercesión poderosa, con sus méritos y potentisimo sufragios, y con una protección del todo singular; y así, con su ayuda eficacisima, haré que el sábado sean trasladadas sus almas por manos de los angeles al reino de los cielos. ¿Cumplirá María su promesa? Solamente dudarlo sería hacerle una injuria. Ella nos dice: "yo me acordaré de la alianza qué pactado. No apartare mi misericordia de él, me dañaré con mi verdad, ni profanare mi testamento, y la promesa que salió de mis labios no será vana, y antes faltarán el cielo y la tierra que una de mis palabras."
¿Y cómo han de faltar sus palabras si ella misma nos dice que alcanzó este privilegio de su Hijo en los cielos, y que Él así lo estableció y ordenó? Puede decirse que, además de ser una gracia de María, es una disposición de Dios; una gracia alcanzada por María, concedida por el Hijo, y confirmada por el Padre.
II
Ya ves, alma mía, que la reina de los cielos y toda la Trinidad se interesan por tu bien y te ofrecen la protección y consuelo en aquel mar de penas del purgatorio, consolo alistar te bajo las banderas de la Virgen del Carmen, vistiendo su santo escapulario ¿que no darían las pobres almas del purgatorio por recibir el consuelo y cuidado especial de tal madre, o por salir cuanto antes de aquellas penas, pues, según los santos, es más terrible un rato de sufrimiento allá, que aquí pasar años en austerísima penitencia? Pues a ti te ofrecen ahora medios fáciles para merecer después este consuelo y cuidado especial de madre tan cariñosa como potente, y ser libertada cuanto antes de tan terrible prisión. Mira qué es más cuerdo obrar mirando al fin que te espera, que sin pensar lo que después ha de venir, no desprecies, pues, los medios que ahora el cielo te ofrece para alivio en aquella tribulación; mira que son pocos, muy pocos los que directamente van al cielo; si crees, pues, qué has de entrar en aquel baño depurgacion, procura ahora los medios con que te sea después más tolerable la pena y más breve tu estancia. Tu madre la Virgen del Carmen, llena de amor y compasión, te ofrece El Santo escapulario Para que atraiga sobre ti en aquellas penas la misericordia de Dios, los méritos de María y las miradas de Los Ángeles, al ver la divisa de su reina te llevarán al reino de María. Reconoce agradecida este beneficio de tu madre la Virgen del Carmen, y acoge su protección con el corazón dispuesto y ánimo decidido a observar su ley y estatutos que ha puesto en la cofradía,acordándose de aquellas palabras tan consoladoras que ella te dice:" contigo estaré en la tribulación, te librare de ella y te glorificaré."
Da gracias, pues, a tu madre santísima del Carmen por el singular favor que sin merecerlo te ha hecho, y prometele la cooperación, en cuanto esté de tu parte, cumpliendo lo que Dios te manda y ella te prescribe, guardando la limpieza de tu corazón y paz de tu conciencia, y esto será una garantía de que el santo escapulario te librará cuanto antes del purgatorio.
Oración final
Gloriosísima Virgen, Reina de los Ángeles, Madre de Dios y de los Carmelitas, María Santísima, yo el más indigno de vuestros hijos acudo a vuestras plantas con el afecto que me inspira vuestro amante corazón y la confianza que me da en santo escapulario, prenda vuestra riquísima y señal de mi salvación, para presentaros las suplicas y afectos que mi corazón ha formado en este día en obsequio vuestro para más amaros y mejor serviros. Vos como Madre de Dios y dispensadora de todas las gracias del cielo, todo lo podéis, y como Madre amante y especial de los que visten vuestro santo escapulario, no os negareis a recibir mis pobres suplicas y alcanzarme el remedio de mis necesidades, la gracia de que mi alma os ame y sirva cada día mas durante mi vida y después merezca ser ayudado de vos en la hora de mi muerte.
Pídase ahora con toda confianza la gracia que se desea alcanzar de la Virgen del Carmen
EJEMPLO
En Cervelló, diócesis de Barcelona, murieron dos hermanas del párroco de dicho pueblo, Catalina y Ana. Pocos días después de morir la segunda, sintió la criada del cura mientras estaba una noche en la cama, un peso sobre ella que le molesta bastante. Continuó este peso algunas noches, haciéndose cada vez más molesto, hasta llegar a impedirle la respiración. Habiendo dado parte al párroco, creyó este que fuese el alma de Ana su hermana que necesitaba de sufragios, es un oficio con la celebración de muchas misas por su descanso. Pero no por esto dejo de molestar a la criada el peso que le sobrevenia. Así lo hizo Magdalena, que este era su nombre, y oyó esta respuesta "Yo soy el alma de Catalina, que me encuentro en las penas del purgatorio, de las cuales no puedo salir hasta que se cumplan tales y tales promesas que hice en vida. Por eso te suplico que hagas la caridad de satisfacerlas cuanto antes, para que pueda ir a gozar la gloria del paraíso."
Cómo creyeron que era el alma de Ana, que pocos días antes había muerto, le preguntó a Magdalena que era de su hermana, a lo cual respondió Catalina: "Ana mi hermana voló al cielo el primer sábado después de su muerte, en virtud del santo escapulario de la madre de Dios del Carmen. Por eso revestios todos del santo escapulario, que no tomé, y no le dejéis, por qué es certísimo que por los méritos e intercesión de María santísima sus cofrades van al cielo el primer sábado después de su muerte." Cumplidas después por Magdalena las promesas que le indicó Catalina, no sintió llamas el peso que la molestaba.
Este hecho, examinado y aprobado por el obispo de Barcelona, fue conservado en la Canceleria de dicho obispado y estampado en la misma ciudad.
Obsequio. Consagrar los sábados de una manera especial a la devoción y honor de la Virgen del Carmen.
Sentencia. Yo, como madre, graciosamente bajaré el sábado después de la muerte de los cofrades, y a cuántos encontrare en el purgatorio los libraré y los llevaré al monte santo de la gloria. (La virgen al Papa Juan XXII)
Oremus.
Deus, qui Beatissimae semper virginis, et genitricis tuae Mariae singulari titulo Carmeli ordinem decorasti: concede propitius, ut cujus hodie commemorationem solemni celebramus officio, ejus muniti presidiis ad gaudia sempiterna pervenire mereamur. Qui vivis, et regnas in secula seculorum. Amen.