> SoydelaVirgen : 09/05/20

--------------------------------------------- San Martin de Tours y La Virgen de los Buenos Aires / La Inmaculada Concepción y San Ponciano | Patronos de la Ciudad de Buenos Aires / Patronos de la Ciudad de La Plata -----------------------

MES DE SEPTIEMBRE: 5° Día de la Mes de la Virgen de los Dolores

 



MES DE SEPTIEMBRE CONSAGRADO A LOS SIETE DOLORES DE MARÍA SANTÍSIMA

ORACIÓN DE PREPARACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios y Señor mío, que por el hombre ingrato os hicisteis también hombre, sin dejar por eso la divinidad, y os sujetasteis a las miserias que consigo lleva tal condición; a vuestros pies se postran la más inferior de todas vuestras criaturas y la más ingrata a vuestras misericordias, trayendo sujetas las potencias del alma con las cadenas fuertes del amor, y los sentidos del cuerpo con las prisiones estrechísimas de la más pronta voluntad, para rendirlos y consagrarlos desde hoy a vuestro santo servicio. Bien conozco, dueño mío, que merezco sin duda alguna ser arrojado de vuestra soberana presencia por mis repetidas culpas y continuos pecados, sepultándome vuestra justicia en lo profundo del abismo en castigo de ellos; más la rectitud de mi intención, y el noble objeto que me coloca ante vos en este afortunado momento, estoy seguro, mi buen Dios, Dios de mi alma, suavizará el rigor de vuestra indignación, y me hará digno de llamaros sin rubor.... Padre de misericordia.

No es esta otra más que el implorar los auxilios de vuestra gracia y los dones de vuestra bondad para que, derramados sobre el corazón del más indigno siervo de vuestra Madre, que atraído por su amor y dulcemente enajenado por su fineza viene a pedir esta merced, reflexione y contemple debidamente sus amargos dolores, y causarla de esta manera algún alivio en cuanto sea susceptible con esta ocupación y la seria meditación de mis culpas. Concededme, Señor, lo que os pido por la intercesión de vuestra Madre, a quien tanto amáis. Y vos, purísima Virgen y afligidísima Reina mía, interponed vuestra mediación para que vuestro siervo consiga lo que pide. Yo, amantísima Madre de mi corazón, lo tengo por seguro de vuestra clemencia; porque sé que todo el que os venera alcanzará lo que suplica, y. aunque este en la tribulación se librará de ella, pues no tenéis corazón para deleitaros en nuestras desgracias, y disfrutáis de tanto poder en el cielo que tenéis el primado en toda nación y pueblo ¡Feliz mil veces acierto a conseguir vuestras gracias para emplearme en tan laudable ejercicio! Derramad, Señora, sobre mí vuestras soberanas bendiciones; muévase mi alma a sentimiento en la consideración de vuestros santísimos dolores; inflamese mi voluntad para amaros cada vez más. Entonces sí que os podré decir: "Oh Señora, yo soy tu siervo" Consiga yo, en fin, cuanto os pido, siendo para mayor honra de Dios y gloria vuestra, como lo espero, consiguiendo seguro la salvación de mi alma. Amén.

DÍA V

La divina revelación es el medio, Virgen Santísima, que hoy os descubre las disposiciones incomprensibles del Altísimo, para salvar de tan odiable enemigo a vuestro Hijo muy amado. He reflexionado, Madre mía, este paso tan aflictivo, y en medio de que en él os encuentro sobresaltada como era justo, y oprime sobremanera mi espíritu vuestra situación, más con todo, Reina mía, me hallo admirado de la puntual correspondencia con que, haciéndoos superior a todos los pesares, poneis en ejecución la voluntad del Altísimo. ¡Digno ejemplo! ¡Exactitud singular! ¿Cómo, señora, no dudasteis cómo no os detuvisteis á escudriñar los juicios y ocultos arcanos de la eterna Sabiduría? ¿Cómo no dijisteis: este Hijo mío es más poderoso que todos los reyes del mundo, tiene en su defensa innumerables ángeles, ¿y con solo su presencia abatirá y confundirá todas las maquinaciones de su rival? ¿Cómo por fin no se os ocurrieron semejantes discursos? ¡Ah! Sin duda fue para enseñarnos a no despreciar las inspiraciones y llamamientos que tan continuamente nos está dando el Señor para que nos enmendemos y dejemos la mala vida que tenemos, o sigamos con más aliento la comenzada.

No lo dudes, alma mía, porque es evidente, que con frecuencia desatendemos los llamamientos que nos hace el mismo Dios. Y si no, dime, ¿qué otra cosa es ese interior movimiento que tú atribuyes á melancolía, pero que te amonesta y avisa para que no vuelvas a tratar con tal o tal persona que te es ocasión para pecar que no asistas a tal paseo o tertulia, que no te mezcles en las vidas ajenas,
murmurando de las acciones de tus prójimos bajo el frívolo pretexto de pasar el rato, no tener mala intención y ser ya casi indispensable? ¿Qué otra cosa es ese impulso o sentimiento que agita tu corazón cuando has obrado mal, que no te deja, que te contrista y perturba? ¿Qué otra cosa es ese nuevo movimiento que experimentas en muchas ocasiones, y te anima para que dejes tus malos hábitos, para que frecuentes los sacramentos, para que practiques tus antiguas devociones y de una vez mires con más interés por la salvación? ¿Qué otra cosa, para decirlo de una vez, son todas esas calamidades que te sorprenden, como una enfermedad, un revés de la fortuna, una traición de algún amigo o pariente en quien tú tanto confiabas, una persecución o semejantes, o esos desastres que adviertes acontecer en otras casas, como la muerte repentina de un vecino o conocido, un robo, una puñalada, un accidente, un incendio y tantos otros fatales
sucesos sino avisos del cielo, inspiraciones y llamamientos de la gracia de un Dios, que bondadoso te espera y avisa para perdonarte? ¡No los desprecies ya, alma mía, antes bien recíbelos como pruebas de la fineza de tu Dios! Así lo haré, Virgen Santísima, y os imitaré con la mayor fidelidad Sacaré de ellos una suma felicidad, y manifestaré mi gratitud debida a los beneficios de mi Dios, pues estoy firmemente persuadido que de esta manera me hago acreedor a sus misericordias; y así os doy también una prueba de los sentimientos nobles que, por la meditación de vuestros dolores, se reproducen en mi alma, aliviando así en lo que está de mi parte vuestras penas para reinar después sin fin con vos.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS.

¿Por qué, o Dios mío, no he de daros las más humildes gracias, cuando en esta breve consideración os habéis dignado comunicar a mi alma los importantísimos conocimientos de unas verdades que tan olvidadas y menospreciadas tenía por mi abandono y necedad? ¿Por qué no he de concluir este saludable ejercicio rindiéndoos las más profundas alabanzas, cuando en él siento haberse encendido en mi corazón la llama del amor divino, que tan amortiguada es taba por un necio desvarío y por una fatal corrupción de mi entendimiento? Y pues que vos, que sois la verdad infalible y el verdadero camino que conduce a la patria celestial, habéis tenido a bien de comunicar a mi alma los efectos propios de vuestro amor, con los que puedo distinguir lo cierto é indudable que me sea útil a la salvación, y lo falso y mentiroso que me precipitará a mi perdición, por tanto, Señor, quiero aprovecharme desde este momento de tan divinas instrucciones, para caminar con libertad y seguridad entre tantos estorbos y peligros como me presenta este mundo miserable, y de este modo llegar más pronto a unirme con vos. Consígalo así, Virgen Santísima, para vivir compadeciéndome de vuestros dolores y aflicciones, y cumpliendo la promesa que os hice de ser siervo vuestro. Esta sea mi ocupación, estos mis desvelos y cuidados en este valle de lágrimas, porque así después disfrute en la celestial Jerusalén de vuestra compañía, en unión de tantos fieles Servitas que recibieron ya el premio de vuestros servicios, reinando a vuestro lado por los siglos de los siglos. Amen.

Misa de Santa Teresa de Calcuta. 5 de Septiembre

 5 de septiembre

SANTA TERESA DE CALCUTA, VIRGEN Y FUNDADORA

Solemnidad


ANTÍFONA DE ENTRADA                Cf. Mt 25,34-35

Venid, vosotros, benditos de mi Padre, dice el Señor: tuve sed y me disteis de beber; por eso, ahora os doy yo a beber del agua de la vida eterna.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Oh Dios, que llamaste a santa Teresa, virgen, para que correspondiera al amor de tu Hijo, sediento en la cruz, con una eximia caridad hacia los más pobres, te pedimos que nos concedas, por su intercesión, servir a Cristo en los hermanos afligidos. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Se dice Credo.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, la ofrenda de nuestra humildad que te presentamos en la solemnidad de santa Teresa para que, al participar en este sacramento, seamos inflamados en la caridad y consumados por el celo de la salvación de las almas. Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO

Misionera de la caridad

V/. El Señor esté con vosotros.

R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.

R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R/. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, 
es nuestro deber y salvación 
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo Dios todopoderoso y eterno.


Porque has concedido a santa Teresa compartir la sed de tu Hijo crucificado haciéndola misionera de la caridad;
ella ha cargado sobre sí el abandono de los pobres y, poniéndose a su servicio,
ha irradiado la luz de tu amor misericordioso.

Por eso, con los Ángeles y los Arcángeles,
y con la numerosa asamblea de los Santos,
te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar: 

ANTÍFONA DE COMUNIÓN               Mt 25,40

En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor Dios nuestro, los santos misterios que hemos recibido, incrementen en nosotros el ardor de la caridad con el que santa Teresa gozosamente amó y sirvió a tu Hijo Jesucristo en los pobres. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Del 5 al 13 de Septiembre: Novena en preparación a la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz

 


Por la señal de la Santa Cruz. De nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición antes de la Novena

Pésame Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí; pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan amable como Vos y porque con mis pecados, he sido causa de la pasión y muerte de mi Redentor Jesús. Antes querría haber muerto que haberos ofendido, y propongo firmemente ayudado por tu divina gracia, no pecar más y apartarme de todas las ocasiones de pecado. Jesús mío, misericordia, misericordia y perdón.

Oración para el primer día

Te saludo, Cruz Santísima, con todos los nueve coros de Celestiales Espíritus y doy al Señor con todos ellos, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó  honrarte haciendo de Ti trono de la Majestad Divina, para remedio del mundo, crédito de sus milagros y reparo de aquella primera caída, porque seas alabada. Amén.

Cinco Padrenuestros y cinco Gloria

Oración para el segundo día

Te saludo, Cruz Santísima, con todos los Santos Patriarcas, y doy al Señor con ellos todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte queriendo que fueses adorada de las gentes, y lo que es más de la Reina de los Ángeles, con aquella adoración que sólo se debe a su Majestad Santísima, que sea alabada para siempre. Amén.

Oración para el tercer día

Te saludo, Cruz Santísima, con los Santos Profetas, y doy al Señor con ellos, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte poniendo en ti el fundamento de la militante Iglesia, adornada de los siete sacramentos  y demás misterios que en virtud veneramos, porque seas alabada en los siglos de los siglos. Amén.

Oración para el cuarto día

Te saludo, Cruz Santísima, con todos los Santos Apóstoles,  y doy al Señor con ellos, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte haciendo que en tu virtud se convirtieran tantas almas, así de obstinados pecadores como de apóstatas y gentiles, que alumbrados de tu indeficiente luz abjuran de sus errores, confesando una fe, un bautismo, una Iglesia, una verdadera ley y un Dios y Señor de todo, que ser adorado para siempre. Amén.

Oración para el quinto día

Te saludo, Cruz Santísima, con todos los Santos Evangelistas,  y doy al Señor con ellos, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte haciendo que en tu virtud se salven tanta infinidad de almas, siendo Tú la llave maestra que a todos les franqueas el Paraíso  para gozarte en la gloria cantando a Dios alabanzas por toda la eternidad. Amén.

Oración para el sexto día

Te saludo, Cruz Santísima, con todos los Santos Mártires,  y doy al Señor con ellos, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte haciendo que en tu invención milagrosa se halle el más precioso tesoro que venera nuestra fe, suscitando en él sus antiguas maravillas con destrucción de los ídolos,  confusión de los gentiles y crédito de su loable providencia, que sea alabada por siempre. Amén.

Oración para el séptimo día

Te saludo, Cruz Santísima, con todos los Santos Confesores,  y doy al Señor con ellos, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte obrando en tu virtud, aquel admirable triunfo que en las Navas de Tolosa hizo cantar a los fieles la victoria con la vista rubicunda de su Santísima Imagen, y sobre todo por el triunfo que consiguió del demonio, quedando éste confundido y adorada la Majestad verdadera que sea ahora y siempre venerada en la Santísima Cruz. Amén.

Oración para el octavo día

Te saludo, Cruz Santísima, con todas las Santas Vírgenes y muy en particular con la primacía de ellas  y doy al Señor con ellas, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte permitiendo el que fueses restituida con gloriosa exaltación al mismo lugar en que antes te habías visto exaltada por el autor de la vida, con el aplauso que ahora hace venerarte como preciosa reliquia; llenando al mundo de admiración y milagros, para que así confesemos lo que debemos a Dios en la Santísima Cruz y que sea adorada para siempre. Amén.

Oración para el noveno día

Te saludo, Cruz Santísima, con todos los justos de la tierra y cortesanos del cielo; y doy al Señor con ellos, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte proveyendo en tu virtud muchos frutos, que redunda a la Católica Iglesia, en la expulsión de demonios, extirpación de herejías, dilatación de la fe, exaltación de su Santísimo nombre y demás misterios que confesamos, para honra y gloria de Jesús que en la Cruz y con la Cruz sea alabado eternamente. Amén.

Antífona

¡Oh! Cruz Santísima, más resplandeciente que todos los astros y más santa que los santos; para el mundo célebre, para los hombres amable; que sola fuiste digna de contener en tu gremio todo el rescate del mundo; dulce leño, dulces clavos, dulces penas que toleradas en ti por mi Señor Jesucristo, fueron el remedio nuestro. Salva a todos los cristianos que en este día repiten tus alabanzas.

- Te adoramos Cristo y te bendecimos.

- Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oración para todos los días

¡Oh Cruz Santísima!  Nobilísima entre todos los árboles frondosos, que hermoseas el jardín ameno de la militante Iglesia; reina del Padre, astro del Hijo, sello del Espíritu Santo; honra y gloria del mismo Crucificado, crédito de las maravillas de Dios, oliva frondosa, cedro escogido de Dios, palma encumbrada en el jardín de la Iglesia, ciprés excelso, trono sagrado del Omnipotente Rey, árbol de la vida y fuente de la bienaventuranza, te adoro y humildemente te alabo, y doy a Dios muchas gracias, poniendo debajo de tus misteriosos brazos  mi necesidad presente con todas las de la Iglesia, para que por tu virtud se digne el Señor remediarlas, si ha de ser para servirle, bien de mi alma,  aumento de la virtud y crédito de ti misma, que es lo que yo más deseo y sobre esto, una acertada, feliz y dichosa muerte, y que por ti me reciba el que por ti se dignó redimirme, que es mi Señor Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina  por todos los siglos. Amén.

Tres Ave María a Nuestra Señora de los dolores

Oración a la Virgen Dolorosa

Soberana Emperatriz de los cielos, que al pie de la Santísima Cruz padeciste tan agudos dolores, y por dignación suprema quedaste constituida en Madre de todas las criaturas, dígnate afligidísima Señora de patrocinar mis peticiones y socorrer las necesidades de mi alma, que yo te prometo no apartarme  ya de la Santísima Cruz  y acompañarte siempre en tus dolores, sintiendo tantas penas por la ingratitud que te causaron mis pecados, para que así consiga con tu amparo y por el santo madero de la Santísima Cruz, los frutos de la redención que en ella nos otorgó vuestro Hijo Jesús. Amén.

Aquí se dicen las peticiones

Oración final para todos los días

Señor mío Jesucristo, que te dignaste redimir al mundo eligiendo el instrumento de la Santa Cruz, concédenos  por la virtud que comunicaste a este sagrado leño, que merezcamos cargar la Cruz de nuestro estado con resignación y perseverancia y que merezcamos ver gloriosamente en el cielo tan lucido estandarte. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

5 de Septiembre: Memoria Litúrgica de santa Teresa de Calcuta, religiosa

 

“De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja Católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús”. De pequeña estatura, firme como una roca en su fe, a Madre Teresa de Calcuta le fue confiada la misión de proclamar la sed de amor de Dios por la humanidad, especialmente por los más pobres entre los pobres. “Dios ama todavía al mundo y nos envía a ti y a mi para que seamos su amor y su compasión por los pobres”. Fue un alma llena de la luz de Cristo, inflamada de amor por Él y ardiendo con un único deseo:“saciar su sed de amor y de almas”.

Esta mensajera luminosa del amor de Dios nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, una ciudad situada en el cruce de la historia de los Balcanes. Era la menor de los hijos de Nikola y Drane Bojaxhiu, recibió en el bautismo el nombre de Gonxha Agnes, hizo su Primera Comunión a la edad de cinco años y medio y recibió la Confirmación en noviembre de 1916. Desde el día de su Primera Comunión, llevaba en su interior el amor por las almas. La repentina muerte de su padre, cuando Gonxha tenía unos ocho años de edad, dejó a la familia en una gran estrechez financiera. Drane crió a sus hijos con firmeza y amor, influyendo grandemente en el carácter y la vocación de si hija. En su formación religiosa, Gonxha fue asistida además por la vibrante Parroquia Jesuita del Sagrado Corazón, en la que ella estaba muy integrada.

Cuando tenía dieciocho años, animada por el deseo de hacerse misionera, Gonxha dejó su casa en septiembre de 1928 para ingresar en el Instituto de la Bienaventurada Virgen María, conocido como Hermanas de Loreto, en Irlanda. Allí recibió el nombre de Hermana María Teresa (por Santa Teresa de Lisieux). En el mes de diciembre inició su viaje hacia India, llegando a Calcuta el 6 de enero de 1929. Después de profesar sus primeros votos en mayo de 1931, la Hermana Teresa fue destinada a la comunidad de Loreto Entally en Calcuta, donde enseñó en la Escuela para chicas St. Mary. El 24 de mayo de 1937, la Hermana Teresa hizo su profesión perpétua convirtiéndose entonces, como ella misma dijo, en “esposa de Jesús” para “toda la eternidad”. Desde ese momento se la llamó Madre Teresa. Continuó a enseñar en St. Mary convirtiéndose en directora del centro en 1944. Al ser una persona de profunda oración y de arraigado amor por sus hermanas religiosas y por sus estudiantes, los veinte años que Madre Teresa transcurrió en Loreto estuvieron impregnados de profunda alegría. Caracterizada por su caridad, altruismo y coraje, por su capacidad para el trabajo duro y por un talento natural de organizadora, vivió su consagración a Jesús entre sus compañeras con fidelidad y alegría.

El 10 de septiembre de 1946, durante un viaje de Calcuta a Darjeeling para realizar su retiro anual, Madre Teresa recibió su “inspiración,” su “llamada dentro de la llamada”. Ese día, de una manera que nunca explicaría, la sed de amor y de almas se apoderó de su corazón y el deseo de saciar la sed de Jesús se convirtió en la fuerza motriz de toda su vida. Durante las sucesivas semanas y meses, mediante locuciones interiores y visiones, Jesús le reveló el deseo de su corazón de encontrar “víctimas de amor” que “irradiasen a las almas su amor”.“Ven y sé mi luz”, Jesús le suplicó. “No puedo ir solo”. Le reveló su dolor por el olvido de los pobres, su pena por la ignorancia que tenían de Él y el deseo de ser amado por ellos. Le pidió a Madre Teresa que fundase una congregación religiosa, Misioneras de la Caridad, dedicadas al servicio de los más pobres entre los pobres. Pasaron casi dos años de pruebas y discernimiento antes de que Madre Teresa recibiese el permiso para comenzar. El 17 de agosto de 1948 se vistió por primera vez con el sari blanco orlado de azul y atravesó las puertas de su amado convento de Loreto para entrar en el mundo de los pobres.


Después de un breve curso con las Hermanas Médicas Misioneras en Patna, Madre Teresa volvió a Calcuta donde encontró alojamiento temporal con las Hermanitas de los Pobres. El 21 de diciembre va por vez primera a los barrios pobres. Visitó a las familias, lavó las heridas de algunos niños, se ocupó de un anciano enfermo que estaba extendido en la calle y cuidó a una mujer que se estaba muriendo de hambre y de tuberculosis. Comenzaba cada día entrando en comunión con Jesús en la Eucaristía y salía de casa, con el rosario en la mano, para encontrar y servir a Jesús en “los no deseados, los no amados, aquellos de los que nadie se ocupaba”. Después de algunos meses comenzaron a unirse a ella, una a una, sus antiguas alumnas.

El 7 de octubre de 1950 fue establecida oficialmente en la Archidiócesis de Calcuta la nueva congregación de las Misioneras de la Caridad. Al inicio de los años sesenta, Madre Teresa comenzó a enviar a sus Hermanas a otras partes de India. El Decreto de Alabanza, concedido por el Papa Pablo VI a la Congregación en febrero de 1965, animó a Madre Teresa a abrir una casa en Venezuela. Ésta fue seguida rápidamente por las fundaciones de Roma, Tanzania y, sucesivamente, en todos los continentes. Comenzando en 1980 y continuando durante la década de los años noventa, Madre Teresa abrió casas en casi todos los países comunistas, incluyendo la antigua Unión Soviética, Albania y Cuba.

Para mejor responder a las necesidades físicas y espirituales de los pobres, Madre Teresa fundó los Hermanos Misioneros de la Caridad en 1963, en 1976 la rama contemplativa de las Hermanas, en 1979 los Hermanos Contemplativos y en 1984 los Padres Misioneros de la Caridad. Sin embargo, su inspiración no se limitò solamente a aquellos que sentían la vocación a la vida religiosa. Creó los Colaboradores de Madre Teresa y los Colaboradores Enfermos y Sufrientes, personas de distintas creencias y nacionalidades con los cuales compartió su espíritu de oración, sencillez, sacrificio y su apostolado basado en humildes obras de amor. Este espíritu inspiró posteriormente a los Misioneros de la Caridad Laicos. En respuesta a las peticiones de muchos sacerdotes, Madre Teresa inició también en 1981 elMovimiento Sacerdotal Corpus Christi como un“pequeño camino de santidad” para aquellos sacerdotes que deseasen compartir su carisma y espíritu.

Durante estos años de rápido desarrollo, el mundo comenzó a fijarse en Madre Teresa y en la obra que ella había iniciado. Numerosos premios, comenzando por el Premio Indio Padmashri en 1962 y de modo mucho más notorio el Premio Nobel de la Paz en 1979, hicieron honra a su obra. Al mismo tiempo, los medios de comunicación comenzaron a seguir sus actividades con un interés cada vez mayor. Ella recibió, tanto los premios como la creciente atención “para gloria de Dios y en nombre de los pobres”.

Toda la vida y el trabajo de Madre Teresa fue un testimonio de la alegría de amar, de la grandeza y de la dignidad de cada persona humana, del valor de las cosas pequeñas hechas con fidelidad y amor, y del valor incomparable de la amistad con Dios. Pero, existía otro lado heroico de esta mujer que salió a la luz solo después de su muerte. Oculta a todas las miradas, oculta incluso a los más cercanos a ella, su vida interior estuvo marcada por la experiencia de un profundo, doloroso y constante sentimiento de separación de Dios, incluso de sentirse rechazada por Él, unido a un deseo cada vez mayor de su amor. Ella misma llamó“oscuridad” a su experiencia interior. La “dolorosa noche” de su alma, que comenzó más o menos cuando dio inicio a su trabajo con los pobres y continuó hasta el final de su vida, condujo a Madre Teresa a una siempre más profunda unión con Dios. Mediante la oscuridad, ella participó de la sed de Jesús (el doloroso y ardiente deseo de amor de Jesús) y compartió la desolación interior de los pobres.

Durante los últimos años de su vida, a pesar de los cada vez más graves problemas de salud, Madre Teresa continuó dirigiendo su Instituto y respondiendo a las necesidades de los pobres y de la Iglesia. En 1997 las Hermanas de Madre Teresa contaban casi con 4.000 miembros y se habían establecido en 610 fundaciones en 123 países del mundo. En marzo de 1997, Madre Teresa bendijo a su recién elegida sucesora como Superiora General de las Misioneras de la Caridad, llevando a cabo sucesivamente un nuevo viaje al extranjero. Después de encontrarse por última vez con el Papa Juan Pablo II, volvió a Calcuta donde transcurrió las últimas semanas de su vida recibiendo a las personas que acudían a visitarla e instruyendo a sus Hermanas. El 5 de septiembre, la vida terrena de Madre Teresa llegó a su fin. El Gobierno de India le concedió el honor de celebrar un funeral de estado y su cuerpo fue enterrado en la Casa Madre de las Misioneras de la Caridad. Su tumba se convirtió rápidamente en un lugar de peregrinación y oración para gente de fe y de extracción social diversa (ricos y pobres indistintamente). Madre Teresa nos dejó el ejemplo de una fe sólida, de una esperanza invencible y de una caridad extraordinaria. Su respuesta a la llamada de Jesús, “Ven y sé mi luz”, hizo de ella una Misionera de la Caridad, una “madre para los pobres”, un símbolo de compasión para el mundo y un testigo viviente de la sed de amor de Dios.

Menos de dos años después de su muerte, a causa de lo extendido de la fama de santidad de Madre Teresa y de los favores que se le atribuían, el Papa Juan Pablo II permitió la apertura de su Causa de Canonización. El 20 de diciembre del 2002 el mismo Papa aprobó los decretos sobre la heroicidad de las virtudes y sobre el milagro obtenido por intercesión de Madre Teresa.

Fue beatificada por San Juan Pablo II el 19 de octubre del 2003. Y canonizada 13 años después por el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro el 04 de septiembre del 2016 dentro de la celebración del Jubileo de los voluntarios y operarios de la misericordia.


Oración para Sonreír de la Madre Teresa de Calcuta 

Señor, renueva mi espíritu y dibuja en mi rostro
sonrisas de gozo por la riqueza de tu bendición.

Que mis ojos sonrían diariamente
por el cuidado y compañerismo
de mi familia y de mi comunidad.

Que mi corazón sonría diariamente
por las alegrías y dolores que compartimos.

Que mi boca sonría diariamente
con la alegría y regocijo de tus trabajos.

Que mi rostro dé testimonio diariamente
de la alegría que tú me brindas.

Gracias por este regalo de mi sonrisa, Señor. Amén.