> SoydelaVirgen : 09/15/20

--------------------------------------------- San Martin de Tours y La Virgen de los Buenos Aires / La Inmaculada Concepción y San Ponciano | Patronos de la Ciudad de Buenos Aires / Patronos de la Ciudad de La Plata -----------------------

15 de Septiembre: Primer Día de la Novena a Nuestra Señora de La Merced

 “Merced” significa ante todo “Misericordia” y es un título en honor a la Virgen María que ha sido propagado de manera especial por los religiosos mercedarios.

Se dice que por el 1218 Nuestra Señora de la Merced se le apareció a San Pedro Nolasco y le reveló su deseo de ser liberadora a través de una orden dedicada a la liberación de los cristianos que estaban presos en manos de los musulmanes. Así se inició una gran obra que dio libertad a muchos cautivos.

“No dudes en nada, porque es voluntad de Dios que se funde una orden de ese tipo en honor mío; será una orden cuyos hermanos y profesos, a imitación de mi hijo Jesucristo, estarán puestos para ruina y redención de muchos en Israel es decir, entre los cristianos, y serán signo de contradicción para muchos”, afirmó la Virgen a San Pedro Nolasco.

Cercanos a la Fiesta de Nuestra Señora de la Merced, que se celebra cada 24 de septiembre, aquí una novena a la Santísima Virgen María, Madre de misericordia.


Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. 
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, 
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración inicial para todos los días

¡Oh! Virgen Santísima de las Mercedes, Redentora de Cautivos y Reina de los cielos y tierra: Ante tu altar postrados, aquí estamos para solicitar tus auxilios y pedir tu bendición de Madre. No nos abandones. Ruega al Señor por nosotros y sigue ejercitando tu oficio de Patrona y abogada nuestra. Todo lo esperamos de Jesucristo en quien confiamos y de tu benigna y amorosa protección, que en tantas ocasiones nos ha librado del mal. Atiende a nuestra súplica y remedia la necesidad que en esta novena te presentamos. Amén.

Oración para el primer día 

Señor, Dios Omnipotente y Misericordioso, que así para librar a tu pueblo escogido de la esclavitud de Egipto hablaste a Moisés en el monte Horeb, desde una zarza que ardía sin consumirse, así mismo hablaste en Barcelona al Patriarca San Pedro Nolasco para que rescatase a los cautivos cristianos, siendo la mensajera tu Santísima Madre, la Virgen María, que bajó del cielo y desde el primer instante de su vida fue como zarza milagrosa, pues jamás la tocó la llama de la culpa, ni perdió la hermosura de la gracia, ni su original pureza; te ruego que por la intercesión de la misma Santísima Madre tuya, no se abrase mi cuerpo en las llamas de la impureza, ni se manche mi alma con el pecado de la sensualidad, para que, a imitación de esta celestial Señora, exhale mi corazón fragancias de pureza.

Se rezan tres Ave Marías y se pide la gracia que se desea obtener

Salutaciones 

Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Hija del Eterno Padre y te consagro mi alma con todas sus potencias. Dios te salve, María…

Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Madre de Dios Hijo y te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos. Dios te salve, María...

Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Esposa del Espíritu Santo y te consagro mi corazón con todos sus afectos, pidiéndote que me obtengas de la santísima trinidad todos los medios y gracias que necesito para mi salvación eterna. Dios te salve, María...

Oración final 

Acudimos a ti, gloriosa madre de misericordia, para implorar una vez más tu auxilio, pidiendo la conversión de los pecadores, la estabilidad cristiana de la familia, la paz de tus hijos y el descanso eterno de nuestros queridos difuntos. Ruega por todos, Virgen bendita de las Mercedes. Amén.

Corona de la Virgen Dolorosa

 


DEVOCIÓN ADMIRABLE DE LOS SIETE DOLORES QUE MARÍA SANTÍSIMA SINTIÓ EN LA VIDA Y MUERTE DE SU AMANTÍSIMO HIJO

PRIMERO

Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi Señora, la Virgen María, cuando le profetizó Simeón que te habían de quitar la vida: por este dolor te pido conocimiento y contrición de mis culpas. Paternóster, Avemaría. 

SEGUNDO

Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi Señora, la Virgen María, al saber la crueldad con que Herodes intentaba quitarle la vida, y por los trabajos que padeciste en el camino y destierro a Egipto: por este dolor te pido una santa resignación en todas las tribulaciones que te dignes enviarme. Paternóster, Avemaría.

TERCERO

Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi Señora, la Virgen María, cuando te perdió tres días: por este dolor te pido remisión de mis pecados. Paternóster, Avemaría.

CUARTO

Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi Señora, la Virgen María, cuando te vio cargando con el infame madero de la Cruz yendo dócil al suplicio: por este dolor te pido las virtudes que por el pecado perdí. Paternóster, Avemaría.

QUINTO

Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi Señora, la Virgen María, cuando te vio crucificado: por este dolor te pido el don de la gracia y antes de mi muerte tu cuerpo en comida. Paternóster, Avemaría.

SEXTO

Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi Señora, la Virgen María, al tenerte en sus brazos y contemplar tus mortales heridas: por este dolor te pido una verdadera devoción a tu Pasión y muerte. Paternóster, Avemaría.

SÉPTIMO

Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi Señora, la Virgen María, con la amarga soledad en que quedó al ser sepultado tu sacratísimo cuerpo: por este dolor te pido verte en mi muerte asistiéndome con los auxilios necesarios de tu gracia, para que así me recibas en los goces de la vida eterna. Paternóster, Avemaría.

ORACIÓN

Mírame ¡Oh mi amado y buen Jesús! Postrado ante tu santísima presencia: te ruego con el mayor fervor imprimas en mi corazón los sentimientos de fe, esperanza y caridad, dolor de mis pecados y propósito de jamás ofenderte, mientras que yo, con todo el amor y con toda la compasión de que soy capaz, voy considerando tus cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de Ti ¡Oh mi Dios! El santo profeta David: «Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos».


OFRECIMIENTO

Jesús mío crucificado, Salvador de los hombres, que por redimirnos de la culpa quisiste derramar tu Sangre Preciosa: te ruego, amado Jesús de mi corazón, te compadezcas de mí, y olvidando mi ingratitud, oigas la súplica que te hago; yo te propongo por mi intercesora a tu amante y dolorosa Madre, ofreciéndote sus siete dolores, y te pido por ellos me alcances favorable despacho en mi petición, y la gracia en esta vida para gozar de tu compañía en la gloria. Amén.

Una Salve a la Santísima Virgen de los Dolores.


MES DE SEPTIEMBRE: 15° Día de la Mes de la Virgen de los Dolores

 



MES DE SEPTIEMBRE CONSAGRADO A LOS SIETE DOLORES DE MARÍA SANTÍSIMA

ORACIÓN DE PREPARACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios y Señor mío, que por el hombre ingrato os hicisteis también hombre, sin dejar por eso la divinidad, y os sujetasteis a las miserias que consigo lleva tal condición; a vuestros pies se postran la más inferior de todas vuestras criaturas y la más ingrata a vuestras misericordias, trayendo sujetas las potencias del alma con las cadenas fuertes del amor, y los sentidos del cuerpo con las prisiones estrechísimas de la más pronta voluntad, para rendirlos y consagrarlos desde hoy a vuestro santo servicio. Bien conozco, dueño mío, que merezco sin duda alguna ser arrojado de vuestra soberana presencia por mis repetidas culpas y continuos pecados, sepultándome vuestra justicia en lo profundo del abismo en castigo de ellos; más la rectitud de mi intención, y el noble objeto que me coloca ante vos en este afortunado momento, estoy seguro, mi buen Dios, Dios de mi alma, suavizará el rigor de vuestra indignación, y me hará digno de llamaros sin rubor.... Padre de misericordia.
No es esta otra más que el implorar los auxilios de vuestra gracia y los dones de vuestra bondad para que, derramados sobre el corazón del más indigno siervo de vuestra Madre, que atraído por su amor y dulcemente enajenado por su fineza viene a pedir esta merced, reflexione y contemple debidamente sus amargos dolores, y causarla de esta manera algún alivio en cuanto sea susceptible con esta ocupación y la seria meditación de mis culpas. Concededme, Señor, lo que os pido por la intercesión de vuestra Madre, a quien tanto amáis. Y vos, purísima Virgen y afligidísima Reina mía, interponed vuestra mediación para que vuestro siervo consiga lo que pide. Yo, amantísima Madre de mi corazón, lo tengo por seguro de vuestra clemencia; porque sé que todo el que os venera alcanzará lo que suplica, y. aunque este en la tribulación se librará de ella, pues no tenéis corazón para deleitaros en nuestras desgracias, y disfrutáis de tanto poder en el cielo que tenéis el primado en toda nación y pueblo ¡Feliz mil veces acierto a conseguir vuestras gracias para emplearme en tan laudable ejercicio! Derramad, Señora, sobre mí vuestras soberanas bendiciones; muévase mi alma a sentimiento en la consideración de vuestros santísimos dolores; inflamese mi voluntad para amaros cada vez más. Entonces sí que os podré decir: "Oh Señora, yo soy tu siervo" Consiga yo, en fin, cuanto os pido, siendo para mayor honra de Dios y gloria vuestra, como lo espero, consiguiendo seguro la salvación de mi alma. Amén.

DÍA XV

¡Que inhumanos, Virgen Santísima qué crueles y desapiadados eran los judíos! ¡Qué corazón tan empedernido tenían! Porque siquiera al considerar que al día inmediato iba a espirar con tormentos tan terribles como le preparaban, debían dejarle reposar en la noche, para que tuviese fuerzas y valor para sufrirlos A cualquier reo, por gravísimos que sean sus delitos, se le dispensa una justa conmiseración; pero a este dulcísimo Redentor, que inocente padece por delitos ajenos, no se le da alivio alguno, ni aun el más mínimo descanso.

¡Barbarie inaudita! ¡Cruel dad incomparable! Pero si con un poco cuidado dedicamos nuestra reflexión á registrar o examinar la conducta de muchas criaturas que son por la misericordia del Señor católicas y no hebreas, descubriremos con el más profundo dolor que no se compadecen de la terrible noche que pasó nuestro divino Redentor en la casa de Pilatos. La razón es muy clara porque solo al recordar nosotros que tal hora, tal día, tal mes o en tal ocasión nos sucedió algún infortunio o calamidad, bien presente lo tenemos y muy bien nos lo representamos cuando llega Pues siendo esto efectivamente así, ¿ no podremos asegurar con lágrimas en nuestros ojos que hay muchos que se dicen cristianos , que no se compadecen de la terrible noche que sufrió nuestro inocente Jesús y su contristada Madre? ¿Qué es, si no, infelices, lo que muchos piensan y en lo que emplean las noches, cuya oscuridad, cuyo silencio y cuya ocasión les recuerda aquella noche tan terrible para el Redentor y tan fatal para su tierna Madre? ¿Las emplean por ventura en leer algún libro devoto u honesto e instructivo en rezar con la familia el rosario u otras devociones, en coser, en algún juego o lícita recreación o en algunas cosas semejantes, tan propias de un buen cristiano u hombre de bien? ¡Ojalá que así fuera!

¡No tratamos aquí Virgen Santísima, ni hablamos indiferentemente con todos, porque afortunadamente se hallan buenas almas, fieles y exactos Servitas, que saben recordar los padecimientos de aquella noche funesta, y emplearse en obras de virtud y de piedad! Nos lamentamos, sí, con el más profundo sentimiento de otros muchísimos, que las emplean en tertulias ilícitas, donde la conversación favorita es la murmuración, la disolución, ¡la lascivia y el libertinaje de las pasiones! ¡De aquellos que las emplean y consagran a unos espectáculos de inmoralidad y disipación, aprendiendo en ellos, no el pundonor, la sencillez y la virtud, si no los inicuos tratos, los impuros amores, la infidelidad, el crimen y la maldad, en mascarados con el más paliado disfraz de inocencia y rectitud!

¡Oh peste digna de ser deplorada! ¡Oh insensatez y necedad! ¡No ha de haber dinero para dar una limosna a un pobre, para socorrer a una afligida doncella, para aliviar a un necesitado enfermo, u otras obras de que tanto bien resulta a las almas, y sí para contribuir tan locamente a nuestra perdición y a la de los demás! Otros las dedican a la concurrencia a los bailes, y a excitar contra sí la maldición de Dios que irritado clama: "¡Ay de vosotros, bailarines, pueblo cargado de iniquidad" ¡Y todavía hay quien los defienda, todavía quien los sostiene por justos y sensatos! ¡Locos ignorantes no queráis cohonestar lo que terminante mente el cielo abomina y repudia! ¿Cómo se hubieran seguido de ellos tan funestas consecuencias si fueran tan inocentes como suponéis?  Mientras que Moisés estaba en el monte recibiendo la ley del Señor, se levanta
el pueblo a bailar al rededor del be cerro que había formado, y el mismo Dios le dice: "Baja, baja al instante, Moisés, que el pueblo me está ofendiendo. Baile inocente y honesto era el que formó la hija de Jepté para salir a recibirle cuando volvía vencedor; pero tuvo que sufrir la muerte de él mismo, para cumplir la palabra que había dado a Dios cuando se halló en peligro, que fue sacrificarle lo primero que hallase al entrar en su casa, si volvía a ella triunfante Baile inocente era el de la joven Herodías, y de él resultó la muerte del Bautista.

Pero ¿a qué más pruebas que las que todos los días experimentan sus prosélitos y concurrentes en los efectos tan nocivos para sus cuerpos y para sus almas? Para sus cuerpos, pues gastan sus dineros en las joyas, en los adornos y en las galas, se fatigan toda una noche con movimientos violentos, se ven flacos, consumidos , enfermizos y sin salud para sus almas , porque se encuentran cargados de pereza y gravados por el desenfreno, incapaces para frecuentar los sacramentos de vida eterna; cobran horror a la virtud, miran con tedio a los virtuosos, manchan su conciencia con multitud de crímenes, se facilitan en la culpa, ejercitan las lecciones que en ellos aprendieron, fomentan las pasiones , y atesoran un cúmulo de delitos para formar su perdición eterna. ¡Ah! si el confesor alguna vez les mandase alguna penitencia mortificativa ¡cuántos pretextos buscarían! ¡cuánto se quejarían de su proceder! Si en penitencia les mandase tales desatinos como hacen contra su cuerpo, su salud y su dinero ¡qué indignación, qué plegarias contra él!...

Otros destinan las noches para los acechos, para las rondas, para los galanteos, para le des honestidad, para la intriga, para el robo, valiéndose de la oscuridad como celaje de sus desórdenes, sin considerar que Dios, aunque sea el sitio más oscuro y tenebroso, todo lo ve y presencia... ¡Qué bien Madre, santifican estos las noches y las consagran a la memoria de lo infinito que padecisteis! Mas si un funesto error ofusca su imaginación y les sostiene en su engaño, ocasión es esta, Reina de mi corazón, para que yo avisado corrija mis excesos y las emplee mejor en vuestro obsequio, resarciendo sus faltas y satisfaciendo por ellos. así, Señora, os lo prometo muy gozoso, por saber que en ello os presto algún consuelo y me hago digno de vuestra maternal correspondencia.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

¿Por qué, o Dios mío, no he de daros las más humildes gracias, cuando en esta breve consideración os habéis dignado comunicar a mi alma los importantísimos conocimientos de unas verdades que tan olvidadas y menospreciadas tenía por mi abandono y necedad? ¿Por qué no he de concluir este saludable ejercicio rindiéndoos las más profundas alabanzas, cuando en él siento haberse encendido en mi corazón la llama del amor divino, que tan amortiguada es taba por un necio desvarío y por una fatal corrupción de mi entendimiento? Y pues que vos, que sois la verdad infalible y el verdadero camino que conduce a la patria celestial, habéis tenido a bien de comunicar a mi alma los efectos propios de vuestro amor, con los que puedo distinguir lo cierto e indudable que me sea útil a la salvación, y lo falso y mentiroso que me precipitará a mi perdición, por tanto, Señor, quiero aprovecharme desde este momento de tan divinas instrucciones, para caminar con libertad y seguridad entre tantos estorbos y peligros como me presenta este mundo miserable, y de este modo llegar más pronto a unirme con vos. Consígalo así, Virgen Santísima, para vivir compadeciéndome de vuestros dolores y aflicciones, y cumpliendo la promesa que os hice de ser siervo vuestro. Esta sea mi ocupación, estos mis desvelos y cuidados en este valle de lágrimas, porque así después disfrute en la celestial Jerusalén de vuestra compañía, en unión de tantos fieles Servitas que recibieron ya el premio de vuestros servicios, reinando a vuestro lado por los siglos de los siglos. Amen.

Letanía a los Dolores de la Virgen María

 



Señor ten piedad de nosotros.
Cristo ten piedad de nosotros
Señor ten piedad de nosotros

Jesucristo, óyenos
Jesucristo, escúchanos

Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,

Santa María, ruega por nosotros 
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las vírgenes,
Madre Crucificada,
Madre Dolorosa,
Madre lacrimosa,
Madre aflicta,
Madre abandonada,
Madre desolada,
Madre despojada de su Hijo,
Madre traspasada por la espada,
Madre consumida por el infortunio,
Madre repleta de angustias,
Madre con el corazón clavado a la Cruz,
Madre tristísima,
Fuente de lágrimas,
Auge del sufrimiento,
Espejo de paciencia,
Roca de constancia,
Áncora de confianza,
Refugio de los desamparados,
Escudo de los oprimidos,
Vencedora de los incrédulos,
Consuelo de los miserables,
Remedio de los enfermos,
Fortaleza de los flacos,
Puerto de los náufragos,
Bonanza en las borrascas,
Recurso de los afligidos,
Terror de los que arman celadas,
Tesoro de los fieles,
Vista de los profetas,
Báculo de los apóstoles,
Corona de los mártires,
Luz de los que viven su fe,
Perla de las vírgenes,
Consolación de las viudas,
Alegría de todos los Santos,

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, 
ten piedad de nosotros

Oración

Santísima Virgen Dolorosa, vela por nosotros, defiéndenos, presérvanos de todas las angustias, por la virtud de Jesucristo, nuestro Señor. Amén

Imprime, Señora, tus llagas en mi corazón, para que en ellas recoja dolor y amor: dolor, para soportar por ti todos los dolores, amor, para despreciar por ti todos los amores. Amén.

15 de Septiembre: Memoria Litúrgica de Nuestra Señora de los Dolores y sus Siete Dolores

 


Es una ley en el cristianismo que, cuando más cerca se encuentra un cristiano de Cristo, más cerca tiene que estar también de la Cruz. Según este principio, María Santísima, aunque completamente inocente, debía gustar las amarguras de la Pasión de su Hijo. Hoy es el día de repetir amorosamente la famosa secuencia: Stabat Mater Dolorosa, compuesta en el siglo XIII por Jacopone da Todi.

Hoy (15 de septiembre), es la fiesta de los Siete Dolores de la Virgen María, cada uno de los cuales es un evento dolorosísimo en la vida de Nuestra Señora:

1. La profecía de San Simeón: una espada de dolor traspasará tu corazón.
2. La huida a Egipto.
3. El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo.
4. El encuentro con Jesús con la cruz la cuestas camino al Calvario.
5. La crucifixión y agonía de Jesús.
6. La lanzada y Jesús muerto colocado en sus brazos.
7. Jesús en el sepulcro y su profunda Soledad.

La devoción a la Virgen Dolorosa arraigó en el pueblo cristiano, sobre todo, a partir del siglo XIII, con la aparición de la Orden de los Servitas, que se consagraron a la meditación de los dolores de María. Así nacieron, desde fines de la Edad Media, las dos fiestas del Viernes de Dolores y del 15 de septiembre. Esta última fue extendida a toda la Iglesia por el Papa Pío VII en 1817, como acción de gracias por su liberación del cautiverio en que lo había tenido Napoleón.

La fiesta de la semana de Pasión nos recuerda especialmente la participación de la Virgen María en el sacrificio de Cristo; la de hoy nos manifiesta la compasión que Nuestra Señora siente por la Iglesia de Cristo, siempre sometida a las pruebas y a las persecuciones. 

Nuestra Señora de los Siete Dolores

"¡Oh vosotros cuantos por aquí pasáis: Mirad y ved si hay dolor comparable a mi dolor, al dolor con que yo estoy atormentada!" (Lamentaciones 1:12).

Las palabras que el Santo Simeón habló, signo de contradicción, fueron una espada de dolor atravesando tu alma... El primer dolor de tu corazón.

El odio de ese rey engañoso, que quería matar al Niño, hizo que huyeras a Egipto... provocando un segundo dolor en tu alma.

Fuiste a Jerusalén, obedeciendo la ley, en el solemne día de Pascua. El Cordero se queda atrás, para cumplir la voluntad de su Padre... sin embargo, todo esto te causó un enorme pesar.

El Cordero cargado con el madero, el altar de su Cruz, se encuentra contigo en su camino a la muerte, otra espada de dolor... dos corazones traspasados por una Cruz.

El Cordero es alzado en lo alto, reinando desde las alturas... una pena más; el Cordero dice siete palabras; Siete dolores de tu corazón, entre la oscuridad, tan sombría.

El costado del Cordero es traspasado con una lanza, de ese costado emana sangre y agua, sobre su rebaño, tan amado para Él; el Cordero desciende de su trono, patíbulo deshonroso, acariciado por tus brazos amantes, puesto sobre tu regazo, cuna de sabiduría... un sexto dolor, Oh dolorosa Pieta.

El Cordero es envuelto en telas de lino, ungido con perfumes; el fruto de tu vientre Inmaculado, colocado en una tumba de piedra... 

Consummatum est, ya todo está terminado, tus dolores están completados...

La Historia de la Fiesta de la Virgen de los Dolores 

La devoción a Nuestra señora de los dolores viene desde muy antiguo. Ya en el siglo VIII los escritores eclesiásticos hablaban de la “Compasión de la Virgen” en referencia a la participación de la Madre de Dios en los dolores del Crucificado.

Pronto empezaron a surgir las devociones a los 7 dolores de María y se compusieron himnos con los que los fieles manifestaban su solidaridad con la Virgen dolorosa.

La fiesta empezó a celebrarse en occidente durante la Edad Media y por ese entonces se hablaba de la “Transfixión de María”, de la “Recomendación de María en el Calvario”, y se conmemoraba en el tiempo de Pascua.

En el siglo XII los religiosos servitas celebraban la memoria de María bajo la Cruz con oficio y Misa especial. Más adelante, por el siglo XVII se celebraba el domingo tercero de septiembre.

El viernes anterior al Domingo de Ramos también se hacía una conmemoración a la Virgen Dolorosa, festividad conocida popularmente como “Viernes de los Dolores”.

Benedicto XIII extendió universalmente la celebración del “Viernes de Dolores” en 1472 y en 1814 el Papa Pío VII fijó la Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores para el 15 de septiembre, un día después a la Exaltación de la Santa Cruz.

Promesas de la Contemplación de los 
Dolores de la Virgen 

La Santísima Virgen María manifestó a Santa Brígida que concedía siete gracias a quienes diariamente le honrasen considerando sus lágrimas y dolores y rezando siete Avemarías:

  • Pondré paz en sus familias.
  • Serán iluminados en los Divinos Misterios.
  • Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.
  • Les daré cuanto me pidan, con tal que no se oponga a la voluntad adorable de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.
  • Los defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y protegeré en todos los instantes de su vida.
  • Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte; verán el rostro de su Madre.
  • He conseguido de mi Divino Hijo que las almas que propaguen esta devoción a mis lágrimas y dolores sean trasladadas de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo seremos su consolación y alegría.

Oración a la Virgen Dolorosa 

Señora y Madre nuestra: tu estabas serena y fuerte junto a la cruz de Jesús. Ofrecías tu Hijo al Padre para la redención del mundo.

Lo perdías, en cierto sentido, porque El tenía que estar en las cosas del Padre, pero lo ganabas porque se convertía en Redentor del mundo, en el Amigo que da la vida por sus amigos.

María, ¡qué hermoso es escuchar desde la cruz las palabras de Jesús: "Ahí tienes a tu hijo", "ahí tienes a tu Madre".

¡Qué bueno si te recibimos en nuestra casa como Juan! Queremos llevarte siempre a nuestra casa. Nuestra casa es el lugar donde vivimos. Pero nuestra casa es sobre todo el corazón, donde mora la Trinidad Santísima. Amén.

MES DE SEPTIEMBRE: 14° Día de la Mes de la Virgen de los Dolores


MES DE SEPTIEMBRE CONSAGRADO A LOS SIETE DOLORES DE MARÍA SANTÍSIMA 

ORACIÓN DE PREPARACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios y Señor mío, que por el hombre ingrato os hicisteis también hombre, sin dejar por eso la divinidad, y os sujetasteis a las miserias que consigo lleva tal condición; a vuestros pies se postran la más inferior de todas vuestras criaturas y la más ingrata a vuestras misericordias, trayendo sujetas las potencias del alma con las cadenas fuertes del amor, y los sentidos del cuerpo con las prisiones estrechísimas de la más pronta voluntad, para rendirlos y consagrarlos desde hoy a vuestro santo servicio. Bien conozco, dueño mío, que merezco sin duda alguna ser arrojado de vuestra soberana presencia por mis repetidas culpas y continuos pecados, sepultándome vuestra justicia en lo profundo del abismo en castigo de ellos; más la rectitud de mi intención, y el noble objeto que me coloca ante vos en este afortunado momento, estoy seguro, mi buen Dios, Dios de mi alma, suavizará el rigor de vuestra indignación, y me hará digno de llamaros sin rubor.... Padre de misericordia.

No es esta otra más que el implorar los auxilios de vuestra gracia y los dones de vuestra bondad para que, derramados sobre el corazón del más indigno siervo de vuestra Madre, que atraído por su amor y dulcemente enajenado por su fineza viene a pedir esta merced, reflexione y contemple debidamente sus amargos dolores, y causarla de esta manera algún alivio en cuanto sea susceptible con esta ocupación y la seria meditación de mis culpas. Concededme, Señor, lo que os pido por la intercesión de vuestra Madre, a quien tanto amáis. Y vos, purísima Virgen y afligidísima Reina mía, interponed vuestra mediación para que vuestro siervo consiga lo que pide. Yo, amantísima Madre de mi corazón, lo tengo por seguro de vuestra clemencia; porque sé que todo el que os venera alcanzará lo que suplica, y. aunque este en la tribulación se librará de ella, pues no tenéis corazón para deleitaros en nuestras desgracias, y disfrutáis de tanto poder en el cielo que tenéis el primado en toda nación y pueblo ¡Feliz mil veces acierto a conseguir vuestras gracias para emplearme en tan laudable ejercicio! Derramad, Señora, sobre mí vuestras soberanas bendiciones; muévase mi alma a sentimiento en la consideración de vuestros santísimos dolores; inflamese mi voluntad para amaros cada vez más. Entonces sí que os podré decir: "Oh Señora, yo soy tu siervo" Consiga yo, en fin, cuanto os pido, siendo para mayor honra de Dios y gloria vuestra, como lo espero, consiguiendo seguro la salvación de mi alma. Amén.

DÍA XIV

Pero, Señora mía, no os podrá alguno preguntar, ¿por qué no os retirabais de aquel sitio, excusándoos de presenciar una escena que tanto dolor y sentimiento causaba a vuestro corazón? Mas cualquiera sin duda llega a conocer el objeto y móvil que os obliga a unas acciones de que tan grandes penas os resultaban Reflexionando atentamente sobre el pesar que recibiría vuestra alma en aquel acto tan cruel, conozco que era imposible que pudieseis sobrevivir si no estuvieseis auxiliada por la gracia y virtud de Dios Doctrina muy útil e importante puedo sacar para mi provecho, cuando hoy advierto la mansedumbre de mi Dios en un castigo tan descompasado, y la consternación de mi Reina en

su presencia y a su vista ¿No sería yo, a la verdad, la criatura más desatinada, si con tales ejemplos no me animo a buscar, encontrar y abrazarme con la penitencia?

¡Cristo Jesús sin culpa recibe hoy por la mía tantos azotes! ¡María Santísima tampoco rehúsa las ocasiones de padecer, queriendo en esto imitar a su dulcísimo Hijo!... ¿Y yo solo, a quien con más razón corresponde, he de huir de las ocasiones que me presenta la penitencia y la mortificación? Pero, aunque quiera yo prescindir de estas que tanto me obligan a abrazarme con ella, ¿no hallo también otras muy poderosas que me la aconsejan, que me la persuaden y que me manifiestan su necesidad y utilidad? ¡Cuántos pecados he cometido! ¡Cuán repetidas han sido mis ofensas contra el cielo! Pues ¿qué medio para repararlas qué para borrarlas y limpiarme de ellas si no la penitencia? "Si no hago penitencia cierta es mi perdición eterna," como me lo escriben las sagradas páginas: y si la hiciere, viviré para siempre, y el Señor se olvidará de cuantas culpas hubiere cometido contra él.

¡Oh felicidad! ¡Fortuna incomparable! ¡Cuánto daría un hombre de los que hubiese incurrido acá en el mundo según las leyes en delito de proscripción o de muerte, y solo con algunas muestras de arrepentimiento y pruebas de enmienda los viese absueltos y borrados! ¿Qué hacéis, mortales, que a tan poca costa no adquirís tan particular remedio? ¿Qué os cuesta ceñiros un cilicio, castigar vuestra carne con una disciplina, ayunar como es debido y cercenar el sueño para estar vigilantes en la oración? Pero qué.... ¿Os espantáis? ¿Tembláis ya horrorizados al oír unos nombres tan inhumanos y crueles a vuestro parecer? ¿Pues qué hubierais dicho si vivierais en tiempo de los Antonios, Pablos, Arsenios, Pacomios, Jerónimos y demás anacoretas? ¿Qué si hubieseis repasado sus chozas, sus camas, sus vestiduras, sus alimentos y los instrumentos de mortificación y penitencia?

¿Qué si los miraseis tan flacos y consumidos que parecían ambulantes esqueletos? ¡Estos sí que meditaban la pasión de su Redentor estos sí que apreciaban el costoso precio de su rescate! Con todo eso no te excuses no alegues pretextos, criatura católica, pues no te estrecho yo a tan grande austeridad aunque debiera muy bien exhortarte a semejantes mortificaciones, porque la gloria , que era el fin a que se dirigían las de aquellos, es la misma a que tú caminas, y por tanto lo mismo debes tú trabajar para conseguirla No , no exijo de ti tan rígidas penitencias mucho más fáciles son las que te pueden reconciliar con Dios, y yo me daría por contento si las practicases Calla, deja esos tratos ilícitos con que tanto ofendes a Dios; evita esas ocasiones que te hacen caer en pecado ; retírate de esa compañía de perdición; no continúes en esas murmuraciones tan dañosas al prójimo; sufre, lleva con paciencia el genio de tu consorte, de tus padres y señores ; no desees vengar tus injurias, abrázate con humildad con los trabajos que te envié el Señor; tolera las molestias de tu pobreza, de tu oficio y de tu empleo; despójate de la vanidad y de la soberbia; arroja esas galas y renuncia las ilícitas y nocivas recreaciones por último, si tienes un poco de reflexión, conocerás que en estas y otras cosas que tanta repugnancia te cuestan, puedes ir practicando una laudable y útil penitencia.

Oh alma mía, aprende aquí una mortificación y penitencia que desconocías, ¡pudiéndote ser tan fácil! Justo es, Madre mía, que desde ahora comience a remediar tantos males como ha producido mi culpa Desde ahora os doy palabra de utilizar tantos medios como tengo para la satisfacción. Y no solo lo haré por esto, sino que por vuestro amor estoy resuelto a mucho más, con el dictamen de mi confesor, para apreciar así la sangre de Jesucristo y el fruto de mi redención, y para portarme como siervo vuestro.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS.

¿Por qué, o Dios mío, no he de daros las más humildes gracias, cuando en esta breve consideración os habéis dignado comunicar a mi alma los importantísimos conocimientos de unas verdades que tan olvidadas y menospreciadas tenía por mi abandono y necedad? ¿Por qué no he de concluir este saludable ejercicio rindiéndoos las más profundas alabanzas, cuando en él siento haberse encendido en mi corazón la llama del amor divino, que tan amortiguada es taba por un necio desvarío y por una fatal corrupción de mi entendimiento? Y pues que vos, que sois la verdad infalible y el verdadero camino que conduce a la patria celestial, habéis tenido a bien de comunicar a mi alma los efectos propios de vuestro amor, con los que puedo distinguir lo cierto e indudable que me sea útil a la salvación, y lo falso y mentiroso que me precipitará a mi perdición, por tanto, Señor, quiero aprovecharme desde este momento de tan divinas instrucciones, para caminar con libertad y seguridad entre tantos estorbos y peligros como me presenta este mundo miserable, y de este modo llegar más pronto a unirme con vos. Consígalo así, Virgen Santísima, para vivir compadeciéndome de vuestros dolores y aflicciones, y cumpliendo la promesa que os hice de ser siervo vuestro. Esta sea mi ocupación, estos mis desvelos y cuidados en este valle de lágrimas, porque así después disfrute en la celestial Jerusalén de vuestra compañía, en unión de tantos fieles Servitas que recibieron ya el premio de vuestros servicios, reinando a vuestro lado por los siglos de los siglos. Amen.

Letanía de la Santa Cruz

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad

Padre Santo, óyenos
Padre Justo, escúchanos

Dios Padre Celestial, ten piedad (en las invocaciones siguientes se responde de la misma manera)
Dios Hijo Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Santa Trinidad, un solo Dios,

Anhelo de los patriarcas y profetas, defiéndenos
Pregón de los apóstoles,
Corona de los mártires,
Gozo de los sacerdotes,
Galardón de las vírgenes,

Poder de los reyes, protégenos
Ornamento de la Iglesia,
Esperanza de los cristianos,
Prenda de los que adoran a Cristo,
Gloria de todos los ortodoxos,

Corona nuestra, sálvanos
Paz del firmamento,
Puerta del Paraíso,
Leño de las maravillas de Dios,
Baluarte de la fe,

Vida de los justos, ayúdanos
Resurrección de los muertos,
Llave del Reino de los Cielos,
Socorro de los pobres,
Puerto de los que están en peligro,

Signo de pureza, ilumínanos
Documento de santidad,
Dispensadora de castidad,
Palma de inmortalidad,
Tesoro entre todos los bienes,

Consuelo de los atribulados, custódianos
Protectora de los desesperados,
Destructora de herejías,
Disipadora de tentaciones,
Vencedora de los enemigos,

Salud de los fieles, asístenos
Embellecida por los Miembros de Cristo,
Ennoblecida con la Sangre de Cristo,
Santificada por el contacto con el Cuerpo de Cristo,
Señal del Hijo de Dios que da vida,

Fuente de sanación, confórtanos
Contrato de libertad,
Altura de los cielos,
Profundidad de la tierra,
Latitud de todo el orbe,

Triunfadora contra los demonios, rescátanos
Extinción de los pecados,
Victoria del mundo,
Vencedora de la muerte,
Destrucción de los infiernos,

De todo mal, líbranos, santa Cruz,
De todo pecado,
Del poder del diablo,
De toda superstición y maleficio demoníacos,
De las insidias de todos los enemigos,
De la peste, el hambre y la guerra,
De toda enfermedad,
Del rayo y la tempestad,
Del temor a morir,
De la muerte súbita e imprevista,
De la eterna condenación,
En la hora de la muerte,

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.

Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.

Padrenuestro...

V. Por el Madero hemos sido santificados.
R. Por el Madero hemos sido redimidos.

V. El fruto de un  árbol nos envenenó.
R. Pero el Hijo de Dios nos salvó.

V. De nuestros enemigos, por el Signo de la Cruz.
R. Líbranos, Dios nuestro.

V. Señor, escucha mi oración.
R. Y llegue a Ti mi clamor.

Oraciones
Mira con bondad, Señor, a esta familia tuya, por la que nuestro Señor Jesucristo no dudó en entregarse a sus verdugos y padecer el tormento de la Cruz.

Te rogamos, Señor, que nos custodies en paz duradera, a los que te has dignado redimir en el Leño de la santa Cruz.

Asiste, Señor y Dios nuestro,  a quienes has alegrado con el Misterio de la Cruz santa, y protégenos en todo momento.

Señor Dios, te rogamos que concedas la salvación a este pueblo suplicante, y lo instruyas en tus caminos, para que sea consolado en las tribulaciones presentes y siguiéndote, pueda alcanzar los bienes eternos.

Dios, que nos alegras con la continua conmemoración de la santa Cruz, concédenos, te rogamos, que los que hemos conocido su Misterio en la Tierra, merezcamos en el Cielo los premios de la eterna redención que en ella nos adquirió Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

V. Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia divina, descansen en paz.
R. Amén.