> SoydelaVirgen : 07/23/20

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23 de Julio: Memoria Litúrgica de san Charbel Makhlüf, presbítero



Breve historia

Nació en el pueblo de Beqakafra, a 140km. del Líbano, capital libanesa, el 8 de mayo, de 1828.  Era el quinto hijo de Antun Makhlouf y Brigitte Chidiac, una piadosa familia campesina. Fue bautizado a los ocho días en la Iglesia de Ntra. Señora en su pueblo natal, recibiendo por nombre Yusef (José). A los tres años el padre de Yusef fue inscrito en el ejército turco en la guerra contra los egipcios y muere cuando regresaba a casa. Su madre cuida de la familia siendo gran ejemplo de virtud y fe. Pasado un tiempo, ella se casa de nuevo con un hombre devoto quien eventualmente será ordenado sacerdote (en el rito maronita, hombres casados son elegibles al sacerdocio).

Yusef ayudó a su padrastro en el ministerio sacerdotal.  Ya desde joven era ascético y de profunda oración. Yusef estudió en la pequeña escuela parroquial del pueblo.  A la edad de 14 años fue pastor de ovejas y aumenta su oración. Se retiraba con frecuencia a una cueva que descubrió cerca de los pastizales para adentrarse en horas de oración.  Por ello recibió muchas burlas de otros jóvenes pastores. Dos de sus tíos maternos eran ermitaños pertenecientes a la Orden Libanesa Maronita. Yusef acudía a ellos con frecuencia para aprender sobre la vida religiosa y el monacato en especial.

Vocación

A los 20 años de edad, Yusef es el sostén de su casa. Es el tiempo de contraer matrimonio pero el se siente llamado a otra vida.  Después de tres años de espera, escuchó la voz del Señor: "Deja todo, ven y sígueme".  Así, una mañana del año 1851 se dirige al convento de Ntra. Señora de Mayfouq, donde fue recibido como postulante. Al entrar en el noviciado renuncia a su nombre bautismal y escoge como nombre de consagración : Chárbel. 

Un tiempo mas tarde lo envían al Convento de Annaya, en donde profesó los votos perpetuos como monje en 1853.  Lo enviaron inmediatamente al Monasterio de San Cypriano de Kfifen, donde realizó sus estudios de filosofía y teología, llevando una vida ejemplar de obediencia y observancia.  Fue ordenado sacerdote el 23 de julio, de 1859 por Mons. José al Marid, bajo el patriarcado de Paulo Massad. Al poco tiempo regresó al Monasterio de Annaya por orden de sus superiores. Ahí pasó muchos años de vida ejemplar de oración y apostolado.  Entre estos, el cuidado de los enfermos, el pastoreo de almas y el trabajo manual en cosas muy humildes.

Ermitaño

Chárbel recibió autorización para la vida ermitaña el 13 de febrero, de 1875 . Desde ese momento hasta su muerte, ocurrida en la ermita de los Santos Pedro y Pablo, la víspera de la Navidad del año 1898, se dedicó a la oración (rezaba 7 veces al día la Liturgia de las Horas), la ascesis, la penitencia y el trabajo manual.  Comía una vez al día y llevaba silicio.

Muerte y milagros

El padre Chárbel alcanzó la celebridad después de su muerte. Dios quiso señalar a este santo por numerosos prodigios: Su cuerpo se ha mantenido incorrupto, sin la rigidez habitual, con la temperatura de una persona viva. Suda sangre, ocurren prodigios de luz constatados por muchas personas. El pueblo lo veneraba como santo aunque la jerarquía y sus mismos superiores prohibieron su culto formal mientras la Iglesia no pronunciara su veredicto. 

En 1950, al pasarle un amito por la cara, quedó impresa en la prenda el rostro de Cristo como en el Sudario de Turín. 
(Ver "Leyendas Negras de la Iglesia" por Vittorio Messori pg. 210).

Beatificación y Canonización

Dado al constante culto del pueblo, el Padre Superior General Ignacio Dagher solicitó al Papa Pío XI en 1925, la apertura del proceso de beatificación del P. Chárbel.  Fue beatificado durante la clausura del Concilio Vaticano II, el 5 de diciembre, de 1965 por el Papa Pablo VI.  El Papa dijo: "Un ermitaño de la montaña libanesa está inscrito en el número de los Bienaventurados... Un nuevo miembro de santidad monástica enriquece con su ejemplo y con su intercesión a todo el pueblo cristiano. El puede hacernos entender, en un mundo fascinado por las comodidades y la riqueza, el gran valor de la pobreza, de la penitencia y del ascetismo, para liberar el alma en su ascensión a Dios".

El 9 de octubre de 1977, durante el Sínodo Mundial de Obispos, el Papa canonizó al P. Chárbel con la siguiente proclama: "En honor de la Santa e Individua Trinidad, para la exaltación de la fe católica y promoción de la vida cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y nuestra, después de madura deliberación y tras implorar intensamente la ayuda divina... decretamos y definimos que el beato Chárbel Majluf es SANTO, y lo inscribimos en el catálogo de los santos, estableciendo que sea venerado como santo con piadosa devoción en toda la Iglesia. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo."

Es el primer santo oriental desde el siglo XIII.

Gran amante de la Eucaristía y de la Virgen Santísima. Ejemplo de vida consagrada y de ermitaño.

Oraciones de Santa Brígida por 12 años



Promesas:

1. El alma que las reza no sufrirá ningún Purgatorio.
2. El alma que las reza será aceptada entre los mártires como si hubiera derramado su propia sangre por la fe.
3 El alma que las reza puede (debe) elegir a otros tres a quienes Jesús mantendrá luego en un estado de gracia suficiente para que se santifiquen. (*)
4. Ninguna de las cuatro generaciones siguientes al alma que las reza se perderá.
5. El alma que las reza será consciente de su muerte un mes antes de que ocurra.

(*) Escribir los tres nombres (personas vivas) en un papel y guardarlo. Los nombres no se pueden cambiar.

Oración inicial

Oh Jesús, ahora deseo rezar la oración del Señor siete veces junto con el amor con que Tú santificaste esta oración en Tu Corazón. Tómala de mis labios hasta Tu Sagrado Corazón. Mejórala y complétala para que le brinde tanto honor y felicidad a la Trinidad en la tierra como Tú lo garantizaste con esta oración. Que esta se derrame sobre Tu santa humanidad para la glorificación de Tus dolorosas heridas y la preciosísima Sangre que Tú derramaste de ellas. Amén

1. La circuncisión

Padre Nuestro, Avemaría, Gloria

Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, Te ofrezco las primeras heridas, los primeros dolores y el primer derrame de Sangre como expiación de los pecados de mi infancia y de toda la humanidad, como protección contra el primer pecado mortal, especialmente entre mis parientes.

2. La agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos

Padre Nuestro, Avemaría, Gloria

Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco el intenso sufrimiento del Corazón de Jesús en el Huerto de los Olivos y cada gota de sudor de sangre como expiación de mis pecados del corazón y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el amor divino y fraterno.

3. La flagelación

Padre Nuestro, Avemaría, Gloria

Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las muchas miles de heridas, los terribles dolores y la preciosísima sangre de la flagelación como expiación de mis pecados de la carne y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y la preservación de la inocencia, especialmente entre mis parientes.

4. La coronación de espinas

Padre Nuestro, Avemaría, Gloria

Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las heridas, los dolores y la preciosísima sangre de la sagrada cabeza de Jesús luego de la coronación de espinas, como expiación de mis pecados del espíritu y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el reino de Cristo aquí en la tierra.

5. Cargando la cruz

Padre Nuestro, Avemaría, Gloria

Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco los sufrimientos en el camino a la cruz, especialmente la santa herida en su hombro y la preciosísima sangre como expiación de mi negación de la cruz y la de toda la humanidad, todas mis protestas contra tus planes divinos y todos los demás pecados de palabra, como protección contra tales pecados y para un verdadero amor a la cruz.

6. La crucifixión de Jesús

Padre Nuestro, Avemaría, Gloria

Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco a Tu Hijo en la cruz, cuando lo clavaron y lo levantaron, las heridas en sus manos y en sus pies y los tres hilos de la preciosísima sangre que derramó allí por nosotros, las extremas torturas del cuerpo y del alma, su muerte preciosa y su renovación no sangrienta en todas las santas misas de la Tierra, como expiación de todas las heridas contra los votos y normas dentro de las Órdenes, como reparación de mis pecados y los de todo el mundo, por los enfermos y moribundos, por todos los santos sacerdotes y laicos, por las intenciones del Santo Padre por la restauración de las familias cristianas, para el fortalecimiento de la Fe, por nuestro país y por la unión de todas las naciones en Cristo y su Iglesia, así como también por la diáspora.

7. La llaga del costado de Jesús

Padre Nuestro, Avemaría, Gloria

Padre Eterno, acepta como dignas, por las necesidades de la Santa Iglesia y como expiación de los pecados de toda la humanidad, la preciosísima sangre y el agua que manó de la herida del Sagrado Corazón de Jesús. Sé misericordioso para con nosotros. ¡Sangre de Cristo, el último contenido precioso de su Sagrado Corazón, lávame de todas mis culpas de pecado y las de los demás! ¡Agua del costado de Cristo; lávame totalmente de las penitencias del pecado y extingue las llamas del Purgatorio para mí y para todas las almas del Purgatorio! Amén.

23 de Julio: Memoria Litúrgica de santa Brígida de Suecia, religiosa



Cada 23 de julio se recuerda a Santa Brígida, Patrona de Suecia, fundadora de la Orden del Santísimo Salvador, madre de Santa Catalina de Suecia y proclamada por San Juan Pablo II como Patrona de Europa.

ORIGEN Y NACIMIENTO

Nació Brígida hacia el año 1303, en el castillo de Finsta, cerca de Upsala, capital en aquel entonces de Suecia. Era su familia descendiente de los antiguos reyes del país, y unía a la nobleza de la sangre la pureza de vida, pudiéndose decir que la piedad era como hereditaria en ellos, ya que el abuelo, el bisabuelo y hasta el tatarabuelo de nuestra Santa fueron en peregrinación a Jerusalén y demás lugares santificados por la presencia de Nuestro Divino Redentor. Fueron los padres de Brígida, el príncipe Birgerio y la princesa Ingeburga, dignos de sus antepasados. Confesaban y comulgaban todos los viernes y empleaban sus cuantiosas riquezas en construir iglesias y monasterios para que Dios fuera honrado y servido. Tales virtudes fueron debidamente premiadas por el cielo, que les otorgó bendiciones sin cuento y les concedió cinco hijos, modelos de virtud. 

Brígida fue la última. Antes de su nacimiento, naufragó su madre en las costas de Suecia, y no pereció por milagro, según revelación de un ángel que le apareció la noche siguiente al grave percance y le dijo: «Dios te ha guardado la vida en consideración a tu hija; edúcala en el amor de Dios y cuídala como preciosa joya que el cielo te envía». El nacimiento de esta privilegiada niña fue revelado al santo sacerdote Benito, cura de Rasbo, iglesia próxima a Finsta. Hallábase en fervorosa oración cuando se le apareció la Santísima Virgen en hermosa nube y le dijo: «Ha nacido a Birgerio una niña cuya voz se oirá en el mundo entero». Sin embargo, y a pesar de tal predicción, la niña permaneció muda durante los tres primeros años; pero pasado este tiempo comenzó a hablar con la fluidez y soltura de una persona mayor.

PRIMERAS APARICIONES

Apenas contaba siete años cuando en el altarcito que adornaba la cabecera de su cama, vio una mañana a la Santísima Virgen que llevaba una corona en la mano y le decía: «Vente conmigo». La niña obedeció al instante. "¿Ves esta corona?", le preguntó la Virgen. En señal afirmativa, la niña inclinó su cabecita, momento y ademán que aprovechó la Virgen para coronarla. En esta mística diadema, hemos de ver el símbolo de las virtudes que debían brillar desde aquel instante en la Santa, y que alcanzarían todo su brillo y esplendor en el Paraíso.

Corría la cuaresma del año 1314, cuando un religioso llegó a Finsta para predicar la Pasión de Cristo; los sermones del misionero fueron para Brígida una revelación del místico significado del dolor que, por amor a Jesús, deseaba abrazar desde aquel momento; así mereció ver en revelación al Divino Maestro padecer el suplicio de la Cruz. "Mira -le dijo- cómo me han tratado". "¡Oh dulce Dueño mío! -exclamó la Santa-; ¿quién os ha causado tanto mal?" "Los que desprecian y olvidan mi amor", fuéle respondido.

Otro día se encontraba Brígida bordando unos ornamentos para la iglesia parroquial y, sintiéndose incapaz de reproducir con la aguja lo que en su imaginación concebía, imploró la ayuda del cielo, y he aquí que una bella y desconocida joven se acercó a la bordadora, y dio fin al bordado con flores y frutos de perfectísima labor. La tía de Brígida, que atónita y admirada presenciaba el hecho, se apoderó del bordado y lo guardó como preciosa reliquia.

MARTIRIO DE BRÍGIDA

Brígida y su hermana Catalina habían sido prometidas por su padre a los dos hermanos Ulfo y Magno, príncipes de Nericia, de quienes había recibido hospitalidad en el castillo de Ulfasa. Pareciéronle ambos jóvenes tan valientes caballeros como fervorosos cristianos. 

Invitadas por su padre —según costumbre sueca— a "fabricar la cerveza de los desposorios", Catalina obedeció gustosa. Brígida, en cambio, "hubiera preferido cien veces la muerte"; mas no sabiendo todavía por entonces si estaba llamada a la vida religiosa, y aconsejada por su confesor, sometióse al deseo de su padre, a quien tendió su mano para que la enlazara con la del príncipe Ulfo; contaba a la sazón la Santa trece años (1316). El matrimonio, conforme a la costumbre de la época, debía celebrarse el año mismo en que se verificaban los esponsales, por lo que Brígida esperaba en Finsta que Ulfo viniese de un momento a otro a reclamarla. Llegado el caso montó con arrogancia en una jaca blanca de hermosa raza, domada en Gotia, y cabalgó al lado de su futuro esposo hasta el castillo de Ulfasa; en la capilla del castillo, los dos cándidos muchachos recibieron la bendición del sacerdote; y así quedaron unidos por los lazos indisolubles del matrimonio cristiano dos jóvenes corazones, unidos ya por un amor puro y ardiente a Jesús crucificado.

Brígida, tierna y amante esposa, ejerció benéfica influencia sobre el corazón y espíritu de Ulfo. Juntos socorrían a los pobres y, de común acuerdo, gastaron sus riquezas en construir escuelas, fundar hospitales y erigir iglesias.

Los viernes, confesábanse ambos con el mismo sacerdote, y juntos se acercaban los domingos a la Sagrada Mesa. Recíprocamente pedían en sus oraciones la gracia de ser cada día mejores y adelantar más en santidad. También se mostró Brígida experta y hábil ama de casa. A todos atendía, y procuraba que nadie careciese de lo necesario. Caritativa con los pobres, antes de sentarse a la mesa servía diariamente por sí misma la comida a doce de ellos, y los jueves les lavaba los pies para imitar el ejemplo de Jesucristo. De continuo cumplió, con gracia encantadora, las leyes de la hospitalidad: recibía contentísima a los parientes y amigos de su esposo Ulfo; con igual  esmero atendía a los miembros de la nobleza, al clero, a los viandantes y a los monjes mendicantes; presentábase a todos con semblante jovial y atrayente y a todos trataba con exquisita cortesía y cristiana caridad; sólo para consigo misma usaba maceraciones y penitencias.

Ocho hijos —cuatro varones y cuatro niñas— fueron el fruto de su matrimonio. Llamáronse los primeros: Carlos, Birgerio, Benito y Gudmaro; y las hijas: Marta, Catalina, Ingeburga y Cecilia. Encontramos entre ellos los más variados temperamentos, por lo que, a pesar de los cuidados de su santa madre, hubo algunos que imitaron poco las virtudes de su santa vida. Carlos, por naturaleza impulsivo y apasionado, llevó una vida agitada y borrascosa; pero las oraciones de la madre, desolada por la conducta del hijo más y mejor amado, le alcanzaron la gracia de morir reconciliado con Dios. Birgerio, de carácter dulce y de espíritu reflexivo, y por ende serio, vivió cristianamente en medio de la corrompida corte de Estocolmo. Viudo desde muy joven, ayudó más tarde a su hermana Catalina a trasladar las reliquias de su madre desde Roma al monasterio de Vadstena (Suecia), y Catalina, que llegó a ser abadesa de ese monasterio, le escogió como administrador de las fincas y bienes abaciales. Gudmaro y Benito murieron jóvenes siendo aún estudiantes: el uno en Estocolmo y el otro en el monasterio de Alvastra, donde había vestido el hábito cisterciense. Marta fue una joven veleidosa y testaruda, que no dio más que disgustos a su santa madre: su única afición eran las diversiones mundanas. Ingeburga murió piadosamente siendo religiosa claustrada. Cecilia, a quien Brígida anhelaba también consagrar a Dios, abandonó el claustro, y su hermano Carlos la casó con un joven de la corte; como tal acontecimiento la afligiera en exceso, el Señor se le apareció y le dijo: "Tú me la habías entregado; pues bien, yo la coloco donde me place". 

Pero a quien siempre amó la Santa con especial predilección fue a Catalina, la cual, casada con Edgardo de Eggartsnes, persuadió a su esposo a permanecer ambos vírgenes en el matrimonio. En el año 1350 se reunió con su madre en Roma; la acompañó después en sus peregrinaciones, y fue más tarde la primera abadesa del monasterio de Vadstena, fundado por Brígida. Murió en 1387 y fue canonizada hacia 1476. Hónrasela el 24 de marzo.

INFLUENCIA DE LA SANTA

Brígida fue encargada por Dios de comunicar a los Papas sus advertencias y deseos soberanos. Clemente VI, residente en Aviñón, aceptó en materia disciplinaria los consejos de esta mujer inspirada por Dios. Urbano V fue, en Roma primero y más tarde en Aviñón, el confidente principal de las revelaciones de la Santa, y, dócil a cuantas órdenes le dictaba en nombre del cielo, reprimió severamente los desórdenes de la corte pontificia. A Gregorio XI, sucesor de Urbano V, conjuró muchas veces de parte de Dios para que abandonase Aviñón y volviese a Roma; pero el Papa, de naturaleza indecisa, no se resolvió a ello en vida de la Santa, y fueron necesarias las apremiantes instancias de otra santa —Catalina de Sena— para que, cuatro años más tarde, obedeciese por fin. El 17 de abril del año 1371 entró solemnemente en la ciudad de los Apóstoles, y Roberto Orsino, sobrino del Pontífice, que gobernaba la Ciudad Eterna, pudo decirle: "Hoy comprendo, Santísimo Padre, la profecía que la bienaventurada Brígida me notificó hace cinco años al anunciarme que no solamente os vería entrar en Roma, sino que precisamente sería yo quien os acompañase en dicha entrada".

Cuando la humilde sierva de Dios residía en la corte de Suecia, hablaba con santa audacia a los Ángeles de las siete Iglesias del reino, como San Juan lo había hecho a los Custodios de las siete Iglesias de Asia, y los obispos escucharon con respeto las severas amonestaciones de la santa viuda.

Recordaba a los sacerdotes y religiosos relajados que pagar las propias deudas es estricto deber de conciencia, y, por lo tanto, que los derechos de los acreedores son antes que los de los pobres. Repetíales también que la pureza es indispensable a los ministros del Señor. De este modo, nada de cuanto se relacionaba con el bien de la Iglesia escapaba a la solicitud de esta alma iluminada por el espíritu de Dios.

Santa Brígida fundó el monasterio de Vadstena y la Orden de San Salvador; la regla con la que se rigieron fue recibida por la Santa del mismo Jesucristo. Diríase que la Orden, esbozada tan sólo a la muerte de la Fundadora, esperaba para su desarrollo y prosperidad que las reliquias de la Santa fuesen depositadas cual fermento en la tierra de Vadstena; desde entonces se propagó rápidamente y fundáronse en poco tiempo cuarenta monasterios. Aun hoy día cuenta con once casas, repartidas entre España y México.

ÚLTIMOS DÍAS Y MUERTE DE LA SANTA

Brígida murió en Roma poco después de su peregrinación a Tierra Santa. Algún tiempo antes de morir, recibió la visita de Gerardo, Nuncio Apostólico de S. S. Gregorio XI, quien, desde Aviñón, le mandaba en busca de los consejos de la vidente. Ésta le respondió con las siguientes palabras, que no pueden ser ni más claras ni más precisas: "Una mirada imparcial al mundo cristiano dice claramente que, sólo por el retorno del Papa a Italia, volverá la paz y tranquilidad a esta tierra".

Los últimos días de la Santa se vieron turbados por fuertes tentaciones de orgullo y de molicie, tentaciones que no sintió en su juventud. Como Cristo en el Calvario, se creyó un momento abandonada de Dios; pero acudió, sin embargo, a la Comunión y recibió, junto con la gracia del sacramento, fuerza y voluntad para sufrir. Desde este momento, su vida fue un éxtasis no interrumpido; volvió en sí después de recibir la Extremaunción, instante que aprovechó para dar a sus hijos, familiares y amigos sus últimas y supremas recomendaciones. Murió un sábado, 23 de julio, a los 71 años de edad.

Fue enterrada en Roma en la iglesia de las Clarisas, del monasterio de San Lorenzo in Panisperna, en el Viminal; un año más tarde sus restos fueron trasladados al cementerio de San Salvador, en Vadstena (Suecia).

Venérase en Roma la casa que habitó y la mesa de madera sobre la que quiso morir; su recuerdo perdura aún en las Catacumbas de San Sebastián, adonde iba a orar con frecuencia, y en San Pablo extramuros, donde se conserva el Crucifijo que le habló repetidas veces. Santa Brígida fue canonizada en 1391 por Bonifacio IX, y su fiesta, elevada a rito doble, fue establecida por Benedicto XIII el 2 de septiembre de 1724.

El Sumo Pontífice Emérito Benedicto XVI señaló en el 2010, al hablar de la santa, que su vida muestra el papel y la dignidad de la mujer en la Iglesia y que se caracterizaba siempre por su “actitud de respeto y de fidelidad plena al Magisterio de la Iglesia, en particular al Sucesor del apóstol Pedro".

Jueves Eucarístico - Oraciones



ORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO
DE SANTO TOMAS DE AQUINO

¡Oh, Santísimo Jesús, que aquí sois verdaderamente Dios escondido; concededme desear ardientemente, buscar prudentemente, conocer verdaderamente y cumplir perfectamente en alabanza, y gloria de vuestro nombre todo lo que os agrada. Ordenad, ¡oh Dios mío!, el estado de mi vida; concededme que conozca lo que de mí queréis y que lo cumpla corno es menester y conviene a mi alma. Dadme, oh Señor Dios mío, que no desfallezca entre las prosperidades y adversidades, para que ni en aquellas me ensalce, ni en éstas me abata. De ninguna cosa tenga gozo ni pena, sino de lo que lleva a Vos o aparta de Vos. A nadie desee agradar o tema desagradar sino a Vos. Séanme viles, Señor, todas las cosas transitorias y preciosas todas las eternas. Disgústeme, Señor, todo gozo sin Vos, y no ambicione cosa ninguna fuera de Vos. Séame deleitoso, Señor, cualquier trabajo por Vos, y enojoso el descanso sin Vos. Dadme, oh Dios mío, levantar a Vos mi corazón frecuente y fervorosamente, hacerlo todo con amor, tener por muerto lo que no pertenece a vuestro servicio, hacer mis obras no por rutina, sino refiriéndolas a Vos con devoción. Hacedme, oh Jesús, amor mío y mi vida, obediente sin contradicción, pobre sin rebajamiento, casto sin corrupción, paciente sin disipación, maduro sin pesadumbre, diligente sin inconstancia, temeroso de Vos sin desesperación, veraz sin doblez; haced que practique el bien sin presunción que corrija al prójimo sin soberbia, que le edifique con palabras y obras sin fingimientos. Dadme, oh Señor Dios mío, un corazón vigilante que por ningún pensamiento curioso se aparte de Vos; dadme un corazón noble que por ninguna intención siniestra se desvíe; dadme un corazón firme que por ninguna tribulación se quebrante; dadme un corazón libre que ninguna pasión violenta le domine. Otorgadme, oh Señor Dios mío, entendimiento que os conozca, diligencia que os busque, sabiduría que os halle, comportamiento que os agrade, perseverancia que confiadamente os espere, y esperanza que, finalmente, os abrace. Dadme que me aflija con vuestras penas aquí por la penitencia, y en el camino de mi vida use de vuestros beneficios por gracia, y en la patria goce de vuestras alegrías por gloria. Señor que vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

Mes de Julio dedicado a la Virgen del Carmen - Día 16°



DÍA XVI

Por la señal de la santa cruz. Señal de la Cruz.

Oración inicial

Madre mía amantísima del Carmen, aquí vengo a vuestra presencia con el más profundo respeto y veneración a ofreceros el ejercicio de este día, que consagro a vos por haberme admitido, a mí, el más miserable de los hombres, entre vuestros hijos predilectos los Carmelitas, para favorecerme con vuestra especial protección y amor. Yo os doy miles de gracias por ello, Madre mía, y os suplico que iluminéis mi entendimiento e inflaméis los efectos de mi corazón, para hacer con verdadero fruto este ejercicio, a fin de que merezca ser recibido por vos como un obsequio de vuestro hijo. Amén

El santo escapulario en salvación en los peligros.

I

El mundo es considerado con mucha razón por los santos como un desierto, y la iglesia misma le llama valle de lágrimas, Ya que en él no se encuentra otra cosa que espinas de trabajos, tribulus de aflicción y lágrimas en abundancia. No hay lugar tan escondida en la tierra que no lleve estas miserias, porque es una pena que justamente le impulso el Criador, y por eso decía el apóstol: " ya camines por la tierra, o navegues por el mar, ya estés en la ciudad, ya en el desierto, siempre y en todas partes hallarás peligro."
Pero consuelense los cofrades del Carmen, porque tienen un seguro refugio donde librarse en cualquier peligro o adversidad. Nada debe temer aquel que vive a la sombra del manto de María, porque ella misma le asegura la salvación en los peligros, cuando al vestirle el santo escapulario le dice: " he aquí lo que te salvará en los peligros de la vida," salus in periculis.
¿y quién negará al Santo escapulario la virtud de salvar en los peligros, siendo María La poderosa madre de Dios, la que le comunica esta virtud? ¿Quién dudara de esta virtud y gracia, cuando la cotidiana experiencia tan gloriosamente nos la muestra? Basta dirigir una mirada alrededor de los altares de la Virgen del Carmen, y veréis los trofeos del santo escapulario, veréis los milagros que allí se recuerdan, qué son eterno testimonio de que el santo escapulario del Carmen es salvación en los peligros.
Semejante a aquel árbol del apocalipsis, qué nos habla San Juan, cuyas hojas eran para la salud de las gentes, así este sagrado vestido, el santo escapulario de la Virgen del Carmen, tiene la virtud de salvar en todos los peligros aquellos que con fe y devoción le visten. Y si los vestidos de los santos han obrado tantos milagros, por el contacto que tuvieron con aquellos siervos tan amantes de Dios, ¿Qué es virtud no tendrá el vestido de María, la más Santa de los santos y madre de Dios, cuyo vestido trajo ella el cielo con sus purisimas manos y lo destino a este objeto, esto es, que fuera salvación en los peligros? Más de trescientos milagros, casi todos auténticos, posgrados por el santo escapulario prefiere el P. Grassi en su obra titulada: " milagros y gracias de la Santísima Virgen del Carmen" y dedicada al sumo pontífice Benedicto XIII.
Bien convencidos, pues, de esta verdad por las pruebas sobrado numerosas y claras que se encuentran, no dudo en afirmar la sagrada congregación de Ritos, en el intento de la virgen al bajar el santo escapulario fue "distinguir a este sagrado orden con un vestido celestial, y que por él fuera librado de todos los males".

II

Mira, pues, alma mía, la gracia singular Qué te hace la madre de Dios al darte el santo escapulario un auxilio y protección poderosa en todos los peligros de la vida. Arcoge agradecida un escudo impermeable que tu madre te ofrece para qué cruces, a salvo de tus enemigos, los senderos de la vida, y aprecia en tu corazón esa rica joya, cuya virtud misteriosa te salvará en los peligros. En tus dudas, en tus angustias y aflicciones acude a María santísima del Carmen por medio de su santo escapulario. Si las tentaciones de la carne, la avaricia o la irá te molestan, abrázate con el escapulario y llama a María. Sí turbado por la enormidad de tus crímenes, o confundido por la asquerosidad de tu conciencia, aterrado por el horror del juicio, te asalta la desesperación, acogete al escapulario y llama a María, porque en todos los peligros te salvará el santo escapulario, con tal que no lo apartes de tu corazón ni lo retires de tus labios, con tal que lo vistas como verdadero hijo de María con fe, con amor y devoción.
Dios nuestro Señor rodeo al Santo Job una virtud especial para que por ninguna parte pudiera ser tocados por el demonio, y a ti te ha rodeado la virgen madre de Dios con su santo escapulario para defenderte del demonio y de los demás peligros exteriores. Conoce, pues, la obligación que tienes con tu madre María del Carmen al conceder te este privilegio tan extraordinario, isea la gratitud por tanto bien y el amor de su hijo los que te muevan a venerar sobre todas las devociones el escapulario del Carmen y a la madre que te lo dió.

Oración final

Gloriosísima Virgen, Reina de los Ángeles, Madre de Dios y de los Carmelitas, María Santísima, yo el más indigno de vuestros hijos acudo a vuestras plantas con el afecto que me inspira vuestro amante corazón y la confianza que me da en santo escapulario, prenda vuestra riquísima y señal de mi salvación, para presentaros las suplicas y afectos que mi corazón ha formado en este día en obsequio vuestro para más amaros y mejor serviros. Vos como Madre de Dios y dispensadora de todas las gracias del cielo, todo lo podéis, y como Madre amante y especial de los que visten vuestro santo escapulario, no os negareis a recibir mis pobres suplicas y alcanzarme el remedio de mis necesidades, la gracia de que mi alma os ame y sirva cada día mas durante mi vida y después merezca ser ayudado de vos en la hora de mi muerte.

Pídase ahora con toda confianza la gracia que se desea alcanzar de la Virgen del Carmen

EJEMPLO

Cuán cierto sea que el escapulario de la Santísima Virgen del Carmen salva en los peligros de la vida, se prueba con el ejemplo siguiente:
El día 6 de marzo de 1874 un caballero salió a visitar a una hermana suya que recibía cerca de Cavallerlone, en Italia. En cuanto hubo llegado al lugar de la residencia de aquella y terminadas las mutuas demostraciones que el amor fraternal exige, sintióse ligeramente indispuesto, y guardo cama con la esperanza de restablecerse en breve; más al cabo de pocas horas le sobrevinieron agudos dolores de cabeza y de pecho y una completa postración y abatimiento. Llamados los facultativos, y aplicados los medicamentos prescritos por los mismos, en nada cambiaron el aspecto y la situación de la salud del paciente, temiéndose por su vida a cada instante. Mandó la hermana llamar a un sacerdote con el intento de que administrara los extremos auxilios espirituales al enfermo; pero como tardaba mucho tiempo en llegar, a causa de otras urgentes ocupaciones, resolvió hacer una prueba de la eficacia del escapulario de la Santísima Virgen del Carmen, que con fervorosa devoción llevaba colgado sobre su pecho, y colocándole sobre el del enfermo, observa con sorpresa suya y de su paciente hermano un súbito inesperado cambio en la salud del mismo, desapareciendo los dolores y el quebranto, quedando instantánea y totalmente restablecido.
por la fervorosa devoción con que la hermana vestía el santo escapulario, quiso la Virgen del Carmen obrar este milagro en favor de su hermano.

Obsequio. En todos los peligros y tribulaciones de la vida invocar el auxilio de la Santísima Virgen del Carmen, besando su santo Escapularlo.

Sentencia. No temeré ningún peligro, por qué Vos estáis conmigo para salvarme.
(Salmo XXII, v 4)

Oremus.
Deus, qui Beatissimae semper virginis, et genitricis tuae Mariae singulari titulo Carmeli ordinem decorasti: concede propitius, ut cujus hodie commemorationem solemni celebramus officio, ejus muniti presidiis ad gaudia sempiterna pervenire mereamur. Qui vivis, et regnas in secula seculorum. Amen.

Devoción a san José, esposo de la Virgen María



ORACIÓN DEL PAPA LEÓN XIII

A Vos, bienaventurado José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, os tuvo unido y por el paterno amor con que abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que, con su sangre, adquirió Jesucristo, y con vuestro poder y auxilio socorráis nuestras necesidades.

Proteged, oh providentísimo Custodio de la Divina Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; apartad de nosotros toda mancha de error y de corrupción; asistidnos propicio desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha con el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús de inminente peligro de la vida, así ahora defended la Iglesia santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio para que a ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir, piadosamente morir, y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén.

Mes de Julio dedicado a la Virgen del Carmen - Día 15°



DÍA XV

Por la señal de la santa cruz. Señal de la Cruz. 

Oración inicial

Madre mía amantísima del Carmen, aquí vengo a vuestra presencia con el más profundo respeto y veneración a ofreceros el ejercicio de este día, que consagro a vos por haberme admitido, a mí, el más miserable de los hombres, entre vuestros hijos predilectos los Carmelitas, para favorecerme con vuestra especial protección y amor. Yo os doy miles de gracias por ello, Madre mía, y os suplico que iluminéis mi entendimiento e inflaméis los efectos de mi corazón, para hacer con verdadero fruto este ejercicio, a fin de que merezca ser recibido por vos como un obsequio de vuestro hijo. Amén.

El Santo escapulario es señal de confraternidad con María

I

El primer privilegio de los religiosos y cofrades del Carmen contenido en el santo escapulario, es la hermandad y filiación especial que tienen con la madre de Dios, la cual filiación consiste en un amor más cariñoso que les profesa como hijos y hermanos suyos, a quién es de una manera especial adoptado; y en una protección particular qué les dispensa para ayudarles, favorecerles, protegerles, consolarlos y salvarlos. Ella misma lo declaró a su siervo San Simón Stock cuando, al darle el escapulario, le dijo: "recibe este escapulario de tu orden, señal de mi fraternidad" como diciéndole: "quiero que esté escapulario yo sea señal de aquellos que se llaman hijos y hermanos míos, que se consagran a mi servicio, que obedecen mi ley, que forman mi corte y son mi corona" Porque así como toda institución lleva alguna señal para distinguir a sus miembros, y así como el mismo Dios quiso dar una señal a su pueblo para que se distinguiera de los demás como porción escogida, así María nos, nos baja del cielo el santo escapulario, para distinguir con esta gloriosa librea a sus hijos y hermanos del resto de los demás, como su familia, su porción escogida; para que al vestirnos de él, sepamos a quién servimos y conozcamos a quién pertenecemos; para que al ver sobre nuestro pecho el santo escapulario, nos vistamos de las virtudes de María; Porque si es tal amor a tal Madre y Reina quien nos los ha puesto, este amor debe hacerlos semejantes a ella imitando a la en virtudes, para que nuestra hermandad y filiación no desdigan de tal madre. Ella nos ha elegido y ha querido distinguirnos del resto de los demás, y nosotros debemos corresponder a esta vocación dichosa, qué tan gloriosos nos hace en el tiempo y en la eternidad.
Y si tanto se glorían los hombres de ostentar en su pecho las señales de gratitud de algún rey, o pertenencia a alguna ilustre corporación, ¿Cuanto más debemos gloriarnos nosotros mostrando esta celestial insignia de la reina de los Ángeles que acredita nuestra especial filiación y hermandad hola madre de Dios? ¿Cuanto más debemos gloriarnos nosotros con esta señal, que al mismo tiempo que nos distingue como hijos de María, nos hace agradables a los ojos de Dios y atrae sobre nuestras almas las bendiciones del cielo? eternamente dichosos serán los que se aprovechen de esta señal, porque ella, mejor que la del pueblo de Israel, les librara del Ángel devastador en el último día; porque está soberana reina y madre qué es toda amor y misericordia, no Se olvidará de los que ha elegido a su filiación especial, me permitirá que el enemigo de las almas tenga parte en ellos, porque ser hijo especial de María es estar destinado a la gloria.

II

Medita, alma mía, este privilegio y gracia qué te ha hecho la madre de Dios,y verás cuánto vale y el bien grandísimo que encierra. aquella a quien las criaturas todas sirven y alaban como señora del universo, por este privilegio es tu madre y tu hermana: aquella que se viste del sol, se calza de la luna y se sirve de las estrellas del firmamento para adornar su augusta frente, quieres ser tu madre y tu hermana: aquella a quien los Ángeles y Serafines obedecen como fidelísimos ministros, venerando la como a su reina y señora, es tu madre y tu hermana; aquella finalmente aquí en el verbo eterno, Dios de Dios y creador de todas las criaturas, Llama a su madre, es también tu madre y tu hermana. ¿No te hace superior este privilegio a todos los títulos, grandezas, glorias y honores del mundo? ¿No llena tu espíritu de alegría y satisfacción el saber que tienes una madre tan potente, tan gloriosa, tan cariñosa, tan dulce y amable, cuyos brazos están siempre abiertos, en cuyo rostro se dibuja siempre una alegría celestial, y cuyos labios te muestran una sonrisa angélica? Pues todo esto lo tienes vistiendo el santo escapulario, pero vistiéndolo como se merece, pues ella al dártelo te dice: "vístete de él como escogido de Dios, esto es, vístete de él, pero viste que también de misericordia, de dulzura, de benignidad, de humildad, de modestia, te pureza, de paciencia, de justicia y de toda santidad," pues sólo así serás mi hijo y gozarás de todas las obras de mi amor.
¿Y quién rehusara vestirse de estás virtudes perdiendo un privilegio tan grande, tan glorioso y singular? No yo, madre querida, que apreció esta filiación más que todas las cosas del mundo, que he pedido siempre al señor una cosa, habitar todos los días de mi vida en vuestra casa, porque probado ser mejor un día en vuestra compañía, que mil en los palacios de reyes, y que me tengo por dichoso de vivir en vuestro servicio, Porque después os alabaré eternamente.

Oración final

Gloriosísima Virgen, Reina de los Ángeles, Madre de Dios y de los Carmelitas, María Santísima, yo el más indigno de vuestros hijos acudo a vuestras plantas con el afecto que me inspira vuestro amante corazón y la confianza que me da en santo escapulario, prenda vuestra riquísima y señal de mi salvación, para presentaros las suplicas y afectos que mi corazón ha formado en este día en obsequio vuestro para más amaros y mejor serviros. Vos como Madre de Dios y dispensadora de todas las gracias del cielo, todo lo podéis, y como Madre amante y especial de los que visten vuestro santo escapulario, no os negareis a recibir mis pobres suplicas y alcanzarme el remedio de mis necesidades, la gracia de que mi alma os ame y sirva cada día mas durante mi vida y después merezca ser ayudado de vos en la hora de mi muerte.

Pídase ahora con toda confianza la gracia que se desea alcanzar de la Virgen del Carmen.

EJEMPLO

Muchas veces ha manifestado la Virgen santísima del Carmen, con palabras y con hechos, qué es ella madre especial de los que visten su santo escapulario.
En una Villa cerca de la ciudad de Consuegra enfermo de muerte, de unas malignas calenturas, Catalina García, hermana de la cofradía de nuestra Señora del Carmen y muy observante en las obligaciones de dicha hermandad, teniendo su madre que el escapulario, por ser de lana, la incómodas, se lo quitó del cuello a la enferma. De allí a poco le sobrevino un parasismo, que le duró casi dos horas privándola de los sentidos. Luego que volvió en si la pobre enferma, comenzó a buscar y revolver con la mano sus vestidos. Preguntado por su madre y demás circunstantes que buscaba: "mi escapulario," respondió. Le dijeron que lo dejaste porque le daría más calor, pero ella continuaba buscándolo, diciendo que quería ponérselo aunque se abrasara, y añadió qué Escandón el para sismo fue conducida al cielo, y la virgen santísima la había reprendido porque no llevaba la escapulario, y le dijo, que si no se lo ponía no le reconocería por hija suya. Entonces le devolvió su madre el escapulario y ella se lo puso con grande estima y reverencia al cuello, con certeza de conseguir la filiación de María virgen y experimentar su eficacícimo patrocinio, como lo demostró su felicidad a muerte.
¡Cuán dulce y amorosamente reprende María a sus hijos, para que por virtud de su santo escapulario reciban su protección y consigan la vida eterna!

Obsequio. Tener grande aprecio y veneración Santa escapulario, que acredita nuestra especial filiación con la virgen.

Sentencia. ¡Oh dichosa confianza, oh seguro refugio! La madre de Dios es nuestra madre
(San Anselmo)

Oremus.
Deus, qui Beatissimae semper virginis, et genitricis tuae Mariae singulari titulo Carmeli ordinem decorasti: concede propitius, ut cujus hodie commemorationem solemni celebramus officio, ejus muniti presidiis ad gaudia sempiterna pervenire mereamur. Qui vivis, et regnas in secula seculorum. Amén. 

22 de Julio: Fiesta de santa María Magdalena



Santa María Magdalena es una de las discípulas más fieles y que el Señor escogió para ser testigo de su resurrección ante los apóstoles, asimismo es ejemplo para toda mujer de la Iglesia y de auténtica evangelizadora, es decir, de una evangelizadora que anuncia el mensaje gozoso central de la Pascua.

El 10 de junio del 2016 el Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en el Vaticano, emitió un decreto en el que, siguiendo la voluntad del Papa Francisco, se estableció que la memoria litúrgica de Santa María Magdalena se eleve al rango de fiesta.

En referencia a ella, Benedicto XVI expresó en el 2006 que “la historia de María de Magdala recuerda a todos una verdad fundamental: discípulo de Cristo es quien, en la experiencia de la debilidad humana, ha tenido la humildad de pedirle ayuda, ha sido curado por él, y le ha seguido de cerca, convirtiéndose en testigo de la potencia de su amor misericordioso, que es más fuerte que el pecado y la muerte”.

En los Evangelios se habla de María Magdalena, la pecadora (Lc. 7, 37-50); María Magdalena, una de las mujeres que seguían al Señor (Jn. 20, 10-18) y María de Betania, la hermana de Lázaro (Lc. 10, 38-42).

La liturgia romana identifica a las tres mujeres con el nombre de María Magdalena, como lo hace la antigua tradición occidental desde la época de San Gregorio Magno.

María Magdalena siguió a Jesús hasta el Calvario y estuvo ante el cuerpo yacente del Señor. El domingo de Resurrección fue la primera que vio a Cristo resucitado y tuvo el honor de ser enviada por el Señor a anunciar esta buena noticia a los discípulos.


Santa María Magdalena, de Magdala, Galilea, era hermana de Santa Marta y San Lázaro. Fue primero una pecadora, pero la convirtió Nuestro Señor, que resucitó a Lázaro gracias a sus oraciones. Se mantuvo al pie de la Cruz hasta la muerte de Jesús. Luego de su Resurrección, el Señor se presentó ante ella y la hizo su mensajera ante los Apóstoles.