> SoydelaVirgen : 07/12/20

--------------------------------------------- San Martin de Tours y La Virgen de los Buenos Aires / La Inmaculada Concepción y San Ponciano | Patronos de la Ciudad de Buenos Aires / Patronos de la Ciudad de La Plata -----------------------

Mes de Julio dedicado a la Virgen del Carmen - Día 6°



DÍA VI

Por la señal de la santa cruz. Señal de la Cruz. 

Oración inicial 

Madre mía amantísima  del Carmen, aquí vengo a vuestra presencia con el más profundo respeto y veneración a ofreceros el ejercicio de este día, que consagro a vos por haberme admitido, a mí, el más miserable de los hombres, entre vuestros hijos predilectos los Carmelitas, para favorecerme con vuestra especial protección y amor. Yo os doy miles de gracias por ello, Madre mía, y os suplico que iluminéis mi entendimiento e inflaméis los efectos de mi corazón, para hacer con verdadero fruto este ejercicio, a fin de que merezca ser recibido por vos como un obsequio de vuestro hijo. Amén.

Diferencia de filiación entre los Carmelitas y los demás fieles

 I 

Después  que el Hijo de Dios nuestro Adorable Redentor, obedeciendo a los decretos que en su mente  eterna se habia prefijado, efectuó la obra de la redención; cuando estaba todo para ser concluido, y poco antes de expirar, bajando sus amorosos ojos dijo a su Madre: "Mujer, he ahí a tu hijo;" y en la persona del discípulo recibió María todos los fieles por hijos suyos.
Gracia inestimable de nuestro amorosísimo Jesús, que antes de partir de este mundo nos dió lo que más amaba en él y lo que debía hacernos más dichosos,su madre y madre nuestra María. Pero esta filiación es común a todos los fieles, a todos los que son engendrados a la vida de la gracia. Más los religiosos, terciarios y cofrades del Carmen, además de esta filiación común a todos los fieles, tienen otra filiación especial, porque la Virgen los ha escogido y adoptado por hijos suyos especiales y predilectos, usando con ellos los oficios más propios de una Madre y las finezas más tiernas de un corazón materno, como hemos visto en los dias anteriores. Ella fundó la Orden para si, inspirando al grande Elías; ella les instruye en el Carmelo mientras vive en la tierra; ella alimentó la Orden a sus purísimos pechos cuando en los primeros siglos de la era cristiana regia a sus Generales; ella la defiende de sus enemigos, la consuela, la visita, viste a sus religiosos, les trae el hábito del Cielo, les da su nombre, su título, su gloria, su heredad, castiga a los que la persiguen, recompensa a los que la protegen, la prefiere a todas las demás ordenes, bendice a sus religiosos y los llama para su feliz tránsito. ¿Con qué individuo, con que asociación con que Orden se ha mostrado tan propicia y generosa ejerciendo todos los oficios de una verdadera Madre, como lo ha hecho con su Orden del Carmen? Y para que nadie dudase de ello, le dice ella misma al Papa Juan XXII: ... "si otros, por causa de devoción, entraren en la santa religión del Carmen, llevando la señal del santo Escapulario, llamándose hermanos y hermanas de mi orden dicha; luego es con toda verdad Madre especial de la Orden Carmelitana, como ella confiesa, y por lo tanto de cada uno de los religiosos y cofrades del Carmen. El P. Teófilo Rainaudo, de la compañía de Jesús, afirma que esta filiación de los Carmelitas es del todo especial y distinta de la común filiación de todos los fieles, y dice: "La Virgen Maria, no sólo a los Carmelitas, a los cuales primeramente pertenece el santo Escapulario, sino también a cuantos piamente lo vistieren, ha confesado que ellos, como los Carmelitas, entrarían en la suerte de ser sus hijos y hermanos predilectos, ser sus porque los adoptaba como hijos y hermanos especiales". Y los Sumos Pontifices no han dudado confesar en sus bulas que "la excelsa Madre de Dios, siempre amabilisíma, de otra manera, esto es, de un modo especial, ha producido, engendrado y dado a luz espiritualmente el sagrado Orden del Carmen."
Aún se podria decir más en confirmación de esta verdad, porque en todos tiempos ha dado María pruebas de ella gloriándose de ser Madre especial de la Orden y de cada uno de los religiosos y cofrades.

 II 

¿Qué méritos he hecho yo para alcanzar de María una gracia extraordinaria como consoladora, cual tan especial filiación, ser hijo suyo predilecto? ¡Cuán cierto es que las gracias de la Madre de Dios nunca deben atribuirse a nuestros méritos, sino solamente a su liberalisima bondad, a su grandiísima misericordia! ¿Qué podría hacer el hombre de su parte para merecer un favor tan raro e inaudito? Las obras del hombre son siempre pequeñas, y cuanto más altas le parecen, están más llenas de imperfecciones. Es por lo tanto obra solamente del amorosísimo corazón de María, Procura, pues, que este favor no sea para ti causa de perdición, sino más bien motivo de esperanza y consolación, porque la Virgen dice, como nuestro Señor: a quien mucho se le ha dado, mucho se le pedirá; y pues a ti se te ha dado mucho, se te ha dado el ser hijo predilecto de María, por eso se te pedirá un amor y una devoción a María especiales y superiores al amor y devoción de los demás fieles, y si asi lo haces, verás que la verdadera devoción a María y su un amor y una gloriosa filiación llenan el espíritu de un consuelo celestial, inundan el corazón de una alegría santa y hacen experimentar aquella dicha propia del que descansa en el regazo de su más amorosa Madre. Y siendo cierto lo que dice el Espíritu Santo, que la gloria de los hijos son sus padres, ¿qué gloria puede igualarse a la tuya, si reconoces por Madre, y Madre especial, a la Emperatriz de los Cielos, a la Reina de los Angeles, a la Madre de Dios, a aquella que toda es amor, toda misericordia, toda bondad, toda dulzura? ¡Ah! húndanse, piérdanse en hora buena para mi todas las glorias del mundo que mi dicha, mi gloria y mi felicidad cuanto cabe en esta vida, es ser hijo e hijo  predilecto, de María del Carmen Madre de Dios.

Oración final

Gloriosísima Virgen, Reina de los Ángeles, Madre de Dios y de los Carmelitas, María Santísima, yo el más indigno de vuestros hijos acudo a vuestras plantas con el afecto que me inspira vuestro amante corazón y la confianza que me da en santo escapulario, prenda vuestra riquísima y señal de mi salvación, para presentaros las suplicas y afectos que mi corazón ha formado en este día en obsequio vuestro para más amaros y mejor serviros. Vos como Madre de Dios y dispensadora de todas las gracias del cielo, todo lo podéis, y como Madre amante y especial de los que visten vuestro santo escapulario, no os negareis a recibir mis pobres suplicas y alcanzarme el  remedio de mis necesidades, la gracia de que mi alma os ame y sirva cada día mas durante mi vida y después merezca ser ayudado de vos en la hora de mi muerte. 

Pídase  ahora con toda confianza la gracia que se desea alcanzar de la Virgen del Carmen

 EJEMPLO

Habia en un convento del Carmen un religioso muy devoto que no respiraba en todas sus obras otra cosa que amor a María, por lo cual mereció ser visitado amorosamente por Ella repetidas veces. Encontrándose un día en el coro meditando las grandezas de esta augusta Señora quedó fuera de si en un arrobamiento, y vio a la Virgen Madre vestida del hábito carmelitano y en sus brazos al Niño Jesús. Llevaba en su cabeza una espléndida corona, y a su diestra y siniestra había dos Ángeles que tenían levantada su capa, bajo la cual acogía a muchos hombres y mujeres vestidos con capas blancas, y le parecía que también él era recibido entre ellos para ser así defendidos de un fuerte e impetuoso viento que soplaba por alrededor. Con esta visión comprendió claro que la Virgen Santísima les manifestaba ser ella celosa protectora, solícita patrona y tiernísima madre de su Orden y de todos los carmelitas. 

Obsequio. Hacer alguna devoción en obsequio de María, dándole gracias porque nos ha tomado por hijos. 

Sentencia.Tenemos una hermana que es Reina de los Ángeles y de los hombres, que es la Hija del Padre, la Madre del Hijo, y la Esposa querida del Espíritu Santo, Reina del celestial imperio, que tiene poder para introducir alli a los que quiere, para alcanzar lo que quiere y obtener todo aquello que pide a su bendito y Divino Hljo. 

Oremus.
Deus, qui Beatissimae semper virginis, et genitricis tuae Mariae singulari titulo Carmeli ordinem decorasti: concede propitius, ut cujus hodie commemorationem solemni celebramus officio, ejus muniti presidiis ad gaudia sempiterna pervenire mereamur. Qui vivis, et regnas in secula seculorum. Amen.

Evangelio del Domingo XV° Per Annum y Reflexión

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según san Mateo     13, 1-23

    Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a Él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces Él les habló extensamente por medio de parábolas.
    Les decía: «El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. ¡El que tenga oídos, que oiga!»
    Los discípulos se acercaron y le dijeron: «¿Por qué les hablas por medio de parábolas?»
    Él les respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice:
        "Por más que oigan, no comprenderán,
        por más que vean, no conocerán.
        Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido,
        tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos,
        para que sus ojos no vean,
        y sus oídos no oigan,
        y su corazón no comprenda,
        y no se conviertan,
        y yo no los sane".
    Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron.
    Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador.
    Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino. El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe.
    El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto.
Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Éste produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno».


Reflexión Dominical del Evangelio 

Queridos hermanos: 

Este domingo Jesús nos enseña la parábola del sembrador (Cf. Mt. 13, 1-23). Cristo es el Divino Sembrador que viene a nosotros con su Palabra de Vida, pero a veces nuestro corazón no es tierra buena para recibir esa Palabra, y por eso no se produce una siembra verdadera. Por tanto, es una hermosa oportunidad para pedir al Buen Dios una gracia muy especial: que nuestro corazón sea esa tierra buena, fértil, que al recibir la semilla de la Palabra de Dios, dé abundante fruto. Y hemos de pedir esto por intercesión de la Virgen Santísima que escuchaba la Palabra y la meditaba en su corazón, y así esta Palabra dio en Ella frutos de luz, vida y amor. 

Una pregunta que nos podemos hacer es por qué nuestro corazón no es tierra buena. Tal vez escuchamos la Palabra de Dios con prisa, sin atención, sin una actitud de discípulo. O tal vez tenemos en el corazón tanta suciedad, tanto ruido, tantas vanas aspiraciones, que no damos lugar a que la Palabra de Dios se haga vida en nuestras vidas. Por otra parte, muchas veces nos falta el asombro ante la Palabra de Dios, la escuchamos como algo ya conocido, algo que no nos dice nada nuevo, algo que ya sabemos, cuando en realidad esa Palabra es siempre viva, eficaz y creadora. Cuentan los biógrafos de San Pío de Pietrelcina que a veces, tras escuchar el Evangelio o algún pasaje de la Sagrada Escritura, el santo derramaba lágrimas, y una vez le preguntaron por qué lloraba, a lo que él respondió: "¿Te parece poco que todo un Dios hable con su creatura?". Es ese asombro ante Dios que quiere hablar con nosotros a través de su Santa Palabra. Por eso el Concilio Vaticano II, al referirse a la Sagrada Escritura, dice que "en los libros sagrados, el Padre que está en el cielo sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos" (DV 21). Y ante semejante realidad, es comprensible que quien así lo vive realmente y se asombra de ello, llora de amor y gratitud. 

Un buen modo de empezar esta Palabra de Dios con una mejor disposición para que nuestro corazón se vaya transformando en una tierra más apta para la siembra, es adentrarnos en un método de oración muy antiguo y sencillo que puede aportarnos mucho provecho espiritual: la Lectio Divina, que consiste en una lectura orante de la Sagrada Escritura. El primer paso es la "Lectio", es decir la "lectura", por la que al tomar un texto bíblico nos preguntamos qué dice esa Palabra, su sentido literal y sus sentido espirituales según la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. El segundo paso es la "Meditatio", es decir la "meditación", por la que nos preguntamos qué nos dice a nosotros personalmente ese texto divino. 

El tercer paso es la "Oratio", es decir la "oración", por la que nos preguntamos qué le decimos nosotros a esa Palabra de Vida que se nos revela. Y el cuarto paso es la "Contemplatio", es decir la "contemplación", por la que nos quedamos en silencio, rumiando la Palabra de Dios, dejando que ella haga su divina operación en nosotros. Y se puede terminar con lo que algunos autores modernos han llamado la "Actio", es decir la "acción", que puede ser un propósito muy concreto para vivir esa Palabra de Dios en nuestras vidas cotidianas. Para que se entienda mejor se puede poner un ejemplo. Supongamos que leemos el pasaje bíblico de cuando Jesús da la vista al ciego. En la lectio vemos qué dice ese pasaje, qué sucedió, quién era ese ciego, cómo es que se encontró con Jesús, cómo es que Jesús lo sanó, etc. En la meditatio podemos pensar que nosotros estamos ciegos por nuestros pecados y somos incapaces de ver las cosas de Dios, no las comprendemos, no las gustamos, y necesitamos que Jesús nos conceda la vista. En la oratio le podamos pedir al Señor el don de la vista, pedir perdón por esa ceguera espiritual, rogarle nos muestre los medios para empezar a ver mejor. En la contemplatio rumiamos una y otra vez todo esto, como si nos paseáramos por un hermoso jardín en el que aspiramos el suave olor de las flores, o como si estuviésemos tomando sol, dejando que el sol haga su operación en nosotros. Y finalmente, podemos hacer un propósito simple y concreto a la vez: en tal situación en que sé que estoy ciego, pediré luz al Señor o no me obstinaré en tal o cual opinión o postura que tal vez nada tiene que ver con lo que enseña la Palabra de Dios. 

Que la Palabra de Dios, semilla divina que quiere germinar en nosotros, encuentre en nuestros corazones, por su propia gracia y nuestra libre respuesta, un terreno fértil. 

Así sea.

Mes de Julio dedicado a la Virgen del Carmen - Día 5°



DIA V

Por la señal de la santa Cruz. Señal de la Cruz. 

Oración inicial 

Madre mía amantísima  del Carmen, aquí vengo a vuestra presencia con el más profundo respeto y veneración a ofreceros el ejercicio de este día, que consagro a vos por haberme admitido, a mí, el más miserable de los hombres, entre vuestros hijos predilectos los Carmelitas, para favorecerme con vuestra especial protección y amor. Yo os doy miles de gracias por ello, Madre mía, y os suplico que iluminéis mi entendimiento e inflaméis los efectos de mi corazón, para hacer con verdadero fruto este ejercicio, a fin de que merezca ser recibido por vos como un obsequio de vuestro hijo. Amén.


La Virgen del Carmen madre de los Carmelitas

He aqui la prerrogativa mas gloriosa de la orden Carmelitana, la mas grata y la más consoladora al corazón de todo Carmelita, que es todo aquel que viste el santo Escapulario Asi como Dios Nuestro Señor, de la descendencia de un justo, quiso formarse un pueblo escogido, que fuese objeto de su predilección y depositario de su revelación, de la misma manera la Virgen María , de la descendencia de otro justo, Elías, quiso formarse un pueblo predilecto, una porción escogida, que honrándola con especial cuidado y amor más fino, mereciese de ella un cariño especial y un amor más tierno. Al aparecérsele, pues, a Elías en la nubecilla, le inspiró la idea de fundar la Orden en el Monte Carmelo, porque este Monte lo había escogido ella para que fuera la cuna de su Orden predilecta, de porción escogida, de familia señalada. Entonces le inspiró y enseñó á Elías la virtud de la virginidad que éste puso por fundamento de su Orden; ella le inspiró además su misma semejanza, o imitación en la forma de vida, para que siendo hijos suyos tuvieran unidad de corazón, estuvieran acordes a la obediencia, uniformes en la pobreza y firmes en  la virginidad.

De donde resulta que si Elías es su padre y fundador, porque instituyó y plantó la Orden en el Monte Carmelo, María es su Madre, porque inspiró a Elías, le enseñó la virginidad y le dió el motivo y la causa. Elías, dice un autor, le dió el vestido, María le dió la virtud; Elías preparó la materia, María le dió la forma; ella es, pues, la causa eficiente y aun la causa formal, ella es la que engendra como Madre. Además, siendo María el ejemplar que se propuso Elías al fundar su Orden y dedicarla a su gloria y honor, es también ella causa final y sabido es que el fin preconcebido tiene razón de principio en todas  las obras humanas; luego María, que es la causa final que movió a Elías, es también en este concepto principio y Madre de la Orden carmelitana. 

Esta misma verdad sostienen innumerables escritores, de la Orden unos, extraños otros, entre los cuales está el sabio jesuita P. Lorenzo Crisogóno, que dice Elías:
"Elías, aunque tiene el título y lo es en verdad fundador y padre de esta Orden carmelitana, pero la comenzó en nombre de la Virgen María".

Lo mismo afirman muchos Sumos Pontífices, entre los cuales Sixto IV y Julio III, en las bulas de gracias que concedieron a la Orden, dicen: "La misma Virgen María dió a luz esta Orden y la condecoró con su propio título. 
¡ Cuánto no alegra esto el corazón de todo Carmelita!

 II

 iQué dicha tan grande la del Carmelita, poder llamar a la Reina de los Ángeles, a la Emperatriz de los Cielos, a la misma Madre de Dios Madre suya! ¡Oh favor nunca merecido! ¿Como no se derrite mi corazón en el fuego del amor a esa benditísima Madre que con predilección me ama?
¿Por que no le tributo un afecto singularísimo, una devoción sobre todas las devociones, un amor más tierno y especial, ya que ella me ha señalado con su amor predilecto al hacerme hijo suyo por medio del santo Escapulario? Si no lo hago así, seré muy ingrato con ella, y la ingratitud al afecto de una madre es la herida que más siente su corazón. Pero no, Madre mía, vos queréis ser mía, yo quiero ser vuestro; mi corazón se ha de emplear en amparos, por qué quien a Vos ama a Jesús ama; mi entendimiento se ha de ocupar en conoceros, y todas mis obras en serviros y alabaros, porque Vos sois digna de todo. 

El amor que me profesáis como hijo vuestro predilecto, me dice que me habéis  escogido para formar vuestra corona en los Cielos. ¡Mil veces dichoso el momento en que me inscribí en vuestra hermandad del Carmen, feliz mil veces la hora en que me revestí de vuestra librea y me consagré siervo vuestro! Toda mi vida os daré gracias por este favor tan singular, y por él espero conseguir la salvación de mi alma, la, dicha de gozar en vuestra compañía las delicias de la gloria.

Oración final

Gloriosísima Virgen, Reina de los Ángeles, Madre de Dios y de los Carmelitas, María Santísima, yo el más indigno de vuestros hijos acudo a vuestras plantas con el afecto que me inspira vuestro amante corazón y la confianza que me da en santo escapulario, prenda vuestra riquísima y señal de mi salvación, para presentaros las suplicas y afectos que mi corazón ha formado en este día en obsequio vuestro para más amaros y mejor serviros. Vos como Madre de Dios y dispensadora de todas las gracias del cielo, todo lo podéis, y como Madre amante y especial de los que visten vuestro santo escapulario, no os negareis a recibir mis pobres suplicas y alcanzarme el  remedio de mis necesidades, la gracia de que mi alma os ame y sirva cada día mas durante mi vida y después merezca ser ayudado de vos en la hora de mi muerte. 

Pídase  ahora con toda confianza la gracia que se desea alcanzar de la Virgen del Carmen.

EJEMPLO

Se encontró en un campo de Montpeller, el año 1276, una reliquia de Lignum Crucis que el viento llevó alli desde una altisima torre sobre la cual estaba colocada. Fueron allá todos los Canónigos de la Catedral en procesión para recoger la santa reliquia, pero nunca pudieron, porque siempre se escapaba de sus manos cuando la tomaban, Llamaron a otros Sacerdotes y religiosos de diferentes Ordenes con el mismo objeto, pero tampoco pudieron, porque la santa reliquia saltando se alejaba de ellos. Hacia poco que los Carmelitas habian fundado un convento en aquella parte y eran tan humildes que no quisieron atreverse a tal empresa, a tomar la santa reliquia; pero la Virgen del Carmen, que queria exaltar a sus caros hijos, se apareció de noche a uno de ellos y le dijo: "Quiero que sólo mis hermanos tomen y alcen la Cruz de mi Hijo". El buen religioso lleno de jubilo avisó a sus hermanos. Todos de acuerdo se encaminaron hacia el lugar donde estaba el Santo Leño, que despedia esplendidismos rayos de luz, y acercándose a él, no huyó como antes, sino que se dejó agarrar por los Padres Carmelitas. 

Con esto manifestó la Virgen del Carmen el amor especial que tiene a los Carmelitas y declaró delante de todos que son hermanos suyos. 

Obsequio. Meditar algunas veces la gracia singular que María Santísima del Carmen nos ha hecho de querer ser nuestra Madre.

Sentencia. No descansaré hasta estar cierto de haber conseguido la gracia de profesar un amor tierno a mi Madre María.  (San Juan Berchmans)

 Oremus.
Deus, qui Beatissimae semper virginis, et genitricis tuae Mariae singulari titulo Carmeli ordinem decorasti: concede propitius, ut cujus hodie commemorationem solemni celebramus officio, ejus muniti presidiis ad gaudia sempiterna pervenire mereamur. Qui vivis, et regnas in secula seculorum.  Amen.

11 de Julio: Memoria Litúrgica de san Benito de Nursia, abad



“Ora et labora” (ora y trabaja) es el famoso lema del gran San Benito Abad, Patrono de Europa y Patriarca de los monjes en occidente. Por su legado e influencia sigue siendo uno de los Santos más venerados de toda la cristiandad.

San Benito nació en Nursia (Norcia - Italia) en el 480. Su hermana gemela fue Santa Escolástica. Después de haber estudiado retórica y filosofía en Roma, San Benito se retiró de la ciudad a Enfide (actual Affile) para profundizar en el estudio y dedicarse a la disciplina ascética.

No conforme, a los 20 años se fue al monte Subiaco y vivió en una cueva con la guía de un ermitaño. Años después se fue con los monjes de Vicovaro, quienes después lo eligieron prior.

No duró así mucho tiempo ya que trataron de envenenarlo debido a la disciplina que les exigía. Como era su costumbre, San Benito hizo la señal de la cruz sobre el vaso que le habían dado y el objeto se rompió en pedazos. Después de hacerles caer en la cuenta de lo que habían hecho, se alejó de ellos.

Con un grupo de jóvenes, impresionados por su ejemplo de cristiano, fundó monasterios, uno de ellos en Monte Cassino, y escribió su famosa Regla que ha sido inspiración para numerosos reglamentos de comunidades religiosas monásticas hasta el día de hoy. Asimismo inició centros de formación y cultura.

San Benito era muy conocido por su trato amable y por sus sacrificios. Se levantaba de madrugada a rezar los salmos, oraba y meditaba por varias horas, ayunaba diariamente y acudía a los pueblos a predicar.  El Santo veía el trabajo como algo honroso que llevaba a la santidad.

De igual modo consolaba a los tristes, curaba a los enfermos, daba limosnas y alimento a los necesitados y se dice que en algunas ocasiones “resucitó” a los muertos con la ayuda de Dios.

Su amor y fuerza los encontró en Cristo crucificado y, como exorcista, sometía a los espíritus malignos con la famosa “cruz de San Benito”.

El Santo predijo la fecha de su muerte que aconteció el 21 de marzo del 547, a pocos días de que falleciera su hermana Santa Escolástica. Murió de pie en la capilla con las manos levantadas al cielo. "Hay que tener un deseo inmenso de ir al cielo", fueron sus últimas palabras.

A finales del Siglo VIII en numerosos lugares se empezó a celebrar su fiesta el 11 de julio.


Oración a san Benito de Nursia 

Santísimo confesor del Señor; Padre y jefe de los monjes, interceded por nuestra santidad, por nuestra salud del alma, cuerpo y mente.
 
Destierra de nuestra vida, de nuestra casa, las asechanzas del maligno espíritu. Líbranos de funestas herejías, de malas lenguas y hechicerías.
 
Pídele al Señor, remedie nuestras necesidades espirituales, y corporales. Pídele también por el progreso de la santa Iglesia Católica; y porque mi alma no muera en pecado mortal, para que así confiado en Tu poderosa intercesión, pueda algún día en el cielo, cantar las eternas alabanzas. Amén.
 
Jesús, María y José os amo, salvad vidas, naciones y almas.
 
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.


La cruz-medalla de San Benito debe su origen a la gran devoción que el Santo y data de una época muy antigua. El Santo recomendaba el uso de la misma a sus discípulos para vencer las tentaciones, ahuyentar al demonio y obrar maravillas.
 
La medalla tiene dos caras, por un lado está la imagen del Santo Patriarca, y por el otro, una cruz, que a su alrededor lleva una letras que son iniciales de la oración: 
Crux Sancti Patris Benedicti (Cruz del Santo Padre Benito), Crux Sacra Sit Mihi Lux (Mi luz sea la Cruz Santa), 
Non Draco Sit Mihi Dux (No sea el demonio mi guía), 
Vade Retro Satana (¡Apártate, Satanás!), 
Numquam Suade Mihi Vana (No sugieras cosas vanas), 
Sunt Mala Quae Libas (Pues maldad es lo que brindas) 
Ipse Venena Bibas (Bebe tu mismo el veneno).
 
Por muchos años, esta devoción fue exclusiva de los monasterios benedictinos; pero posteriormente se propagó luego que el joven Bruno quien fuera más tarde el Papa León IX se curara milagrosamente de una enfermedad.