DÍA VI
Por la señal de la santa cruz. Señal de la Cruz.
Oración inicial
Madre mía amantísima del Carmen, aquí vengo a vuestra presencia con el más profundo respeto y veneración a ofreceros el ejercicio de este día, que consagro a vos por haberme admitido, a mí, el más miserable de los hombres, entre vuestros hijos predilectos los Carmelitas, para favorecerme con vuestra especial protección y amor. Yo os doy miles de gracias por ello, Madre mía, y os suplico que iluminéis mi entendimiento e inflaméis los efectos de mi corazón, para hacer con verdadero fruto este ejercicio, a fin de que merezca ser recibido por vos como un obsequio de vuestro hijo. Amén.
Diferencia de filiación entre los Carmelitas y los demás fieles
I
Después que el Hijo de Dios nuestro Adorable Redentor, obedeciendo a los decretos que en su mente eterna se habia prefijado, efectuó la obra de la redención; cuando estaba todo para ser concluido, y poco antes de expirar, bajando sus amorosos ojos dijo a su Madre: "Mujer, he ahí a tu hijo;" y en la persona del discípulo recibió María todos los fieles por hijos suyos.
Gracia inestimable de nuestro amorosísimo Jesús, que antes de partir de este mundo nos dió lo que más amaba en él y lo que debía hacernos más dichosos,su madre y madre nuestra María. Pero esta filiación es común a todos los fieles, a todos los que son engendrados a la vida de la gracia. Más los religiosos, terciarios y cofrades del Carmen, además de esta filiación común a todos los fieles, tienen otra filiación especial, porque la Virgen los ha escogido y adoptado por hijos suyos especiales y predilectos, usando con ellos los oficios más propios de una Madre y las finezas más tiernas de un corazón materno, como hemos visto en los dias anteriores. Ella fundó la Orden para si, inspirando al grande Elías; ella les instruye en el Carmelo mientras vive en la tierra; ella alimentó la Orden a sus purísimos pechos cuando en los primeros siglos de la era cristiana regia a sus Generales; ella la defiende de sus enemigos, la consuela, la visita, viste a sus religiosos, les trae el hábito del Cielo, les da su nombre, su título, su gloria, su heredad, castiga a los que la persiguen, recompensa a los que la protegen, la prefiere a todas las demás ordenes, bendice a sus religiosos y los llama para su feliz tránsito. ¿Con qué individuo, con que asociación con que Orden se ha mostrado tan propicia y generosa ejerciendo todos los oficios de una verdadera Madre, como lo ha hecho con su Orden del Carmen? Y para que nadie dudase de ello, le dice ella misma al Papa Juan XXII: ... "si otros, por causa de devoción, entraren en la santa religión del Carmen, llevando la señal del santo Escapulario, llamándose hermanos y hermanas de mi orden dicha; luego es con toda verdad Madre especial de la Orden Carmelitana, como ella confiesa, y por lo tanto de cada uno de los religiosos y cofrades del Carmen. El P. Teófilo Rainaudo, de la compañía de Jesús, afirma que esta filiación de los Carmelitas es del todo especial y distinta de la común filiación de todos los fieles, y dice: "La Virgen Maria, no sólo a los Carmelitas, a los cuales primeramente pertenece el santo Escapulario, sino también a cuantos piamente lo vistieren, ha confesado que ellos, como los Carmelitas, entrarían en la suerte de ser sus hijos y hermanos predilectos, ser sus porque los adoptaba como hijos y hermanos especiales". Y los Sumos Pontifices no han dudado confesar en sus bulas que "la excelsa Madre de Dios, siempre amabilisíma, de otra manera, esto es, de un modo especial, ha producido, engendrado y dado a luz espiritualmente el sagrado Orden del Carmen."
Aún se podria decir más en confirmación de esta verdad, porque en todos tiempos ha dado María pruebas de ella gloriándose de ser Madre especial de la Orden y de cada uno de los religiosos y cofrades.
II
¿Qué méritos he hecho yo para alcanzar de María una gracia extraordinaria como consoladora, cual tan especial filiación, ser hijo suyo predilecto? ¡Cuán cierto es que las gracias de la Madre de Dios nunca deben atribuirse a nuestros méritos, sino solamente a su liberalisima bondad, a su grandiísima misericordia! ¿Qué podría hacer el hombre de su parte para merecer un favor tan raro e inaudito? Las obras del hombre son siempre pequeñas, y cuanto más altas le parecen, están más llenas de imperfecciones. Es por lo tanto obra solamente del amorosísimo corazón de María, Procura, pues, que este favor no sea para ti causa de perdición, sino más bien motivo de esperanza y consolación, porque la Virgen dice, como nuestro Señor: a quien mucho se le ha dado, mucho se le pedirá; y pues a ti se te ha dado mucho, se te ha dado el ser hijo predilecto de María, por eso se te pedirá un amor y una devoción a María especiales y superiores al amor y devoción de los demás fieles, y si asi lo haces, verás que la verdadera devoción a María y su un amor y una gloriosa filiación llenan el espíritu de un consuelo celestial, inundan el corazón de una alegría santa y hacen experimentar aquella dicha propia del que descansa en el regazo de su más amorosa Madre. Y siendo cierto lo que dice el Espíritu Santo, que la gloria de los hijos son sus padres, ¿qué gloria puede igualarse a la tuya, si reconoces por Madre, y Madre especial, a la Emperatriz de los Cielos, a la Reina de los Angeles, a la Madre de Dios, a aquella que toda es amor, toda misericordia, toda bondad, toda dulzura? ¡Ah! húndanse, piérdanse en hora buena para mi todas las glorias del mundo que mi dicha, mi gloria y mi felicidad cuanto cabe en esta vida, es ser hijo e hijo predilecto, de María del Carmen Madre de Dios.
Oración final
Gloriosísima Virgen, Reina de los Ángeles, Madre de Dios y de los Carmelitas, María Santísima, yo el más indigno de vuestros hijos acudo a vuestras plantas con el afecto que me inspira vuestro amante corazón y la confianza que me da en santo escapulario, prenda vuestra riquísima y señal de mi salvación, para presentaros las suplicas y afectos que mi corazón ha formado en este día en obsequio vuestro para más amaros y mejor serviros. Vos como Madre de Dios y dispensadora de todas las gracias del cielo, todo lo podéis, y como Madre amante y especial de los que visten vuestro santo escapulario, no os negareis a recibir mis pobres suplicas y alcanzarme el remedio de mis necesidades, la gracia de que mi alma os ame y sirva cada día mas durante mi vida y después merezca ser ayudado de vos en la hora de mi muerte.
Pídase ahora con toda confianza la gracia que se desea alcanzar de la Virgen del Carmen
EJEMPLO
Habia en un convento del Carmen un religioso muy devoto que no respiraba en todas sus obras otra cosa que amor a María, por lo cual mereció ser visitado amorosamente por Ella repetidas veces. Encontrándose un día en el coro meditando las grandezas de esta augusta Señora quedó fuera de si en un arrobamiento, y vio a la Virgen Madre vestida del hábito carmelitano y en sus brazos al Niño Jesús. Llevaba en su cabeza una espléndida corona, y a su diestra y siniestra había dos Ángeles que tenían levantada su capa, bajo la cual acogía a muchos hombres y mujeres vestidos con capas blancas, y le parecía que también él era recibido entre ellos para ser así defendidos de un fuerte e impetuoso viento que soplaba por alrededor. Con esta visión comprendió claro que la Virgen Santísima les manifestaba ser ella celosa protectora, solícita patrona y tiernísima madre de su Orden y de todos los carmelitas.
Obsequio. Hacer alguna devoción en obsequio de María, dándole gracias porque nos ha tomado por hijos.
Sentencia.Tenemos una hermana que es Reina de los Ángeles y de los hombres, que es la Hija del Padre, la Madre del Hijo, y la Esposa querida del Espíritu Santo, Reina del celestial imperio, que tiene poder para introducir alli a los que quiere, para alcanzar lo que quiere y obtener todo aquello que pide a su bendito y Divino Hljo.
Oremus.
Deus, qui Beatissimae semper virginis, et genitricis tuae Mariae singulari titulo Carmeli ordinem decorasti: concede propitius, ut cujus hodie commemorationem solemni celebramus officio, ejus muniti presidiis ad gaudia sempiterna pervenire mereamur. Qui vivis, et regnas in secula seculorum. Amen.