> SoydelaVirgen : 07/04/20

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4 de Julio: Memoria Litúrgica de santa Isabel de Portugal



Isabel significa "Promesa de Dios" 
(Isab = promesa. El = Dios).

Nació en 1270. Era hija del rey Pedro III de Aragón, nieta del rey Jaime el Conquistador, biznieta del emperador Federico II de Alemania. Le pusieron este nombre en honor de su tía abuela Santa Isabel de Hungría.

Santa Isabel tuvo la dicha que su familia se esmerara extremadamente en formarla lo mejor posible en su niñez. Desde muy niña tenía una notable inclinación hacia la piedad, y un gusto especial por imitar los buenos ejemplos que leía en las vidas de los santos o que observaba en las vidas de las personas buenas. En su casa le enseñaron que si quería en verdad agradar a Dios debía unir a su oración, la mortificación de sus gustos y caprichos y esforzarse por evitar todo aquello que la pudiera inclinar hacia el pecado. Le repetían la frase antigua: "tanta mayor libertad de espíritu tendrás, cuanto menos deseos de cosas inútiles o dañosas tengas". Sus educadores le enseñaron que una mortificación muy formativa es acostumbrarse a no comer nada entre horas (o sea entre comida y comida), y soportar con paciencia que no se cumplan los propios deseos, y esmerarse cada día por no amargarle ni complicarle la vida a los demás. Dicen sus biógrafos que la formidable santidad que demostró más tarde se debe en gran parte a la esmerada educación que ella recibió en su niñez.

A los 15 años ya sus padres la habían casado con el rey de Portugal, Dionisio. Este hombre admiraba las cualidades de tan buena esposa, pero él por su parte tenía un genio violento y era bastante infiel en su matrimonio, llevaba una vida nada santa y bastante escandalosa, lo cual era una continua causa de sufrimientos para la joven reina, quien soportara todo con la más exquisita bondad y heroica paciencia.

El rey no era ningún santo, pero dejaba a Isabel plena libertad para dedicarse a la piedad y a obras de caridad. Ella se levantaba de madrugada y leía cada día seis salmos de la Santa Biblia. Luego asistía devotamente a la Santa Misa; enseguida se dedicaba a dirigir las labores del numeroso personal del palacio. En horas libres se reunía con otras damas a coser y bordar y fabricar vestidos para los pobres. Las tardes las dedicaba a visitar ancianos y enfermos y a socorrer cuanto necesitado encontraba.

Hizo construir albergues para indigentes, forasteros y peregrinos. En la capital fundó un hospital para pobres, un colegio gratuito para niñas, una casa para mujeres arrepentidas y un hospicio para niños abandonados. Conseguía ayudas para construir puentes en sitios peligrosos y repartía con gran generosidad toda clase de ayudas. Visitaba enfermos, conseguía médicos para los que no tenían con qué pagar la consulta; hacía construir conventos para religiosos, a las muchachas muy pobres les costeaba lo necesario para que pudieran entrar al convento, si así lo deseaban. Tenía guardada una linda corona de oro y unos adornos muy bellos y un hermoso vestido de bodas, que prestaba a las muchachas más pobres, para que pudieran lucir bien hermosas el día de su matrimonio.

Su marido el rey Dionisio era un buen gobernante pero vicioso y escandaloso. Ella rezaba por él, ofrecía sacrificios por su conversión y se esforzaba por convencerlo con palabras bondadosas para que cambiara su conducta. Llegó hasta el extremo de educarle los hijos naturales que él tenía con otras mujeres.

Tuvo dos hijos: Alfonso, que será rey de Portugal, sucesor de su padre, y Constancia (futura reina de Castilla). Pero Alfonso dio muestras desde muy joven de poseer un carácter violento y rebelde. Y en parte, esta rebeldía se debía a las preferencias que su padre demostraba por sus hijos naturales. En dos ocasiones Alfonso promovió la guerra civil en su país y se declaró contra su propio padre. Isabel trabajó hasta lo increíble, con su bondad, su amabilidad y su extraordinaria capacidad de sacrificio y su poder de convicción, hasta que obtuvo que el hijo y el papá hicieran las paces. Lo grave era que los partidos políticos hacían todo lo más posible para poder enemistar al rey Dionisio y su hijo Alfonso.

Algunas veces cuando los ejércitos de su esposo y de su hijo se preparaban para combatirse, ella vestida de sencilla campesina atravesaba los campos y se iba hacia donde estaban los guerreros y de rodillas ante el esposo o el hijo les hacía jurarse perdón y obtenía la paz. Son impresionantes las cartas que se conservan de esta reina pacificadora. Escribe a su esposo: "Como una loba enfurecida a la cual le van a matar a su hijito, lucharé por no dejar que las armas del rey se lancen contra nuestro propio hijo. Pero al mismo tiempo haré que primero me destrocen a mí las armas de los ejércitos de mi hijo, antes que ellos disparen contra los seguidores de su padre". Al hijo le escribe: "Por Santa María la Virgen, te pido que hagas las paces con tu padre. Mira que los guerreros queman casas, destruyen cultivos y destrozan todo. No con las armas, hijo, no con las armas, arreglaremos los problemas, sino dialogando, consiguiendo arbitrajes para arreglar los conflictos. Yo haré que las tropas del rey se alejen y que los reclamos del hijo sean atendidos, pero por favor, recuerda que tienes deberes gravísimos con tu padre como hijo y como súbdito con el rey". Y conseguía la paz una y otra vez.

Su esposo murió muy arrepentido, y entonces Isabel dedicó el resto de su vida a socorrer pobres, auxiliar enfermos, ayudar a religiosos y rezar y meditar.

Pero un día supo que entre su hijo Alfonso de Portugal y su nieto, el rey de Castilla, había estallado la guerra. Anciana y achacosa como estaba, emprendió un larguísimo viaje con calores horrendos y caminos peligrosos, para lograr la paz entre los dos contendores. Y este viaje fue mortal para ella. Sintió que le llegaba la muerte y se hizo llevar a un convento de hermanas Clarisas, y allí, invocando a la Virgen María murió santamente el 4 de julio del año 1336.

Dios bendijo su sepulcro con varios milagros y el Sumo Pontífice la declaró santa en 1626. Es abogada para los territorios y países donde hay guerras civiles, guerrillas y falta de paz. Que Santa Isabel ruegue por nuestros países y nos consiga la paz que tanto necesitamos.

Oración para pedir la intercesión de 
santa Isabel de Portugal 

Oh Dios todopoderoso, que has derramado por
toda la creación reflejos de tu infinita belleza y
bondad, haciendo el hombre a tu imagen y
semejanza, tanto amas a quienes se entregan
totalmente, que nos los pones como modelo,
quieres que les veneremos, y haces innumerables
beneficios y milagros por su intercesión.
Por ello y mediante tu sierva Santa Isabel te rogamos
nos concedas:

(hacer aquí la petición)

y que ello sea una mayor correspondencia a tu amor. Amén.

Primeros Cinco Sábados de Mes: ¿Cómo practicar esta devoción?


La historia de los primeros cinco sábados del mes

E13 de mayo de 1917, la Virgen María habla por primera vez en Fátima de la devoción a su Corazón Inmaculado, diciendo, “Han visto el infierno donde terminarán las almas de los pobres pecadores. Para salvarlos, el Señor quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado. Si se hace lo que les diré, muchas animas se salvaran y habrá paz. Tú, al menos procura consolarme y anuncia en mi nombre”.

El 10 de diciembre de 1925, la Virgen se aparece a Lucia explicándole como deberá practicarse la devoción a su Corazón Inmaculado. Estas palabras son, por lo tanto, del informe de la aparición hecha a Lucia misma:

El 10-12-1925 se apareció la Santísima Virgen y, a Su lado, suspendido en una nube luminosa, un niño. La Santísima Virgen, poniéndome la mano en el hombro, me mostró también un corazón coronado de espinas que tenía en la otra mano. Al mismo tiempo el Niño dice:

«Ten compasión del Corazón Inmaculado de tu Santísima Madre, que está cubierto de espinas que los hombres ingratos que en todo momento Lo atraviesan, sin que sea quien haga un acto de reparación para arrebatarlo».

En seguida la Santísima Virgen dice:

«Mira, mi hija, mi Corazón coronado de espinas que los hombres ingratos en cada momento Me meten, con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, busca consolarme, y di que todos aquellos que por cinco meses, en el primer sábado, se confiesen recibiendo después la santa Comunión, recen un rosario, y Me hagan 15 minutos de compañía meditando sobre los 15 misterios del rosario, con la intención de darme alivio, yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de estas almas».

¿Cómo hacer la devoción de los cinco primeros sábados del mes?

1. Confesarse, dentro de los ocho días anteriores, con la intención de modificar las ofensas al Inmaculado Corazón de María. Si durante la confesión se olvida de hacer esta intención, se puede expresar en la siguiente confesión;

2. Recibir la Comunión, en gracia de Dios, con la misma intención de la Confesión;

3. La comunión debe ser recibido el primer sábado del mes;

4. La Confesión y la Comunión deben repetirse durante cinco meses consecutivos, sin interrupción, de lo contrario debe comenzar de nuevo;

5. Recitar el Rosario, al menos la tercera parte, con la misma intención de la confesión;

6. Hacer compañía a la Virgen por quince minutos, meditando los misterios del Rosario. Esto puede estar meditando un pasaje de la Escritura o los misterios del Santo Rosario. Sor Lucía de Fátima que solía meditar un misterio del rosario durante 15 minutos al final de su oración. Esta meditación es además del rezo diario del Santo Rosario.

7. Concluimos con la oración al Corazón Inmaculado de María para cada primer sábado del mes.

¿Por qué cinco sábados?

Un confesor de Lucía le preguntó el por qué el número cinco. Ella le preguntó a Jesús, quien le respondió: “Se trata de reparar las cinco ofensas dirigidas al Inmaculado Corazón de María.

• Las blasfemias contra su Inmaculada Concepción.

•Contra su virginidad.

• Contra de su maternidad divina y la negativa a reconocerla como la Madre de los hombres.

• La obra de los que públicamente infunden en los corazones de los niños indiferencia, el desprecio y hasta el odio contra esta Madre Inmaculada.

• La obra de los que la ofenden directamente en sus imágenes sagradas.  (Mayo 29,1930)


Confesión

Sor Lucía explica lo que puede hacer si la confesión no puede tener lugar el primer sábado del mes. Ella misma hizo presente a Jesús la dificultad que algunas almas tenían de confesar el sábado, y pide que sea válida la confesión de ocho días. Jesús respondió: “«Sí, pueden ser también más largo, porque, cuando me reciben, están en gracia y tienen la intención de reparar el Inmaculado Corazón de María».

Ella preguntó: « ¿Mi Jesús, y aquellos que se olvidan de hacer esa intención?»

Jesús respondió: «Pueden formarla en la confesión siguiente, aprovechando la primera oportunidad que tendrá para confesarse». (15 de febrero 1926).

Comunión

Durante una Revelación de nuestro Señor a Lucy de Fátima, el 29 de mayo de 1930, Él le explicó qué se debe hacer si todas las condiciones de la devoción, como recibir la Comunión, no podrían llevarse a cabo el primer sábado.

El Señor dio la respuesta a Sor Lucía durante la noche entre el 29 y 30 de mayo 1930:

“La práctica de esta devoción será igualmente aceptable durante el domingo siguiente al primer sábado, cuando Mis sacerdotes, por una causa justa, permiten a las personas.”

Para ello no sólo la Comunión, sino también la recitación del Rosario y la meditación de los misterios se pueden transferir al domingo, por razones justas, que los sacerdotes juzguen.

Actitud espiritual hacia la devoción

Para las almas que cultivan esta devoción la Virgen María dice: “Prometo asistirles, en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de estas almas.” Sin embargo, la razón principal de esta devoción debe ser el deseo de consolar al Corazón Inmaculado de María a través de la reparación y el crecimiento en la santidad personal. Para enfatizar esto, el Señor le dice a Lucía:

“Es verdad hija mía, que muchas almas comenzarán, pero pocas terminarán; y aquellas que terminen con con el fin de recibir las gracias que se prometen, y Me gustan más los que hacen 5 con fervor y con el objetivo de consolar el Corazón de su Madre del cielo, no los que hicieron 15, tibieza e indiferencia. “(15 de febrero, 1926). 

Sábado 4 de Julio: Festividad de Nuestra Señora del Refugio de los pecadores



Esta advocación de la Santísima Virgen ha infundido un gran fervor en el pueblo cristiano ocasionando la conversión de muchos pecadores. Es la razón de llamarla “Refugio de los pecadores”. En ella expresa la Virgen María su protección maternal. Se asegura que el modelo de representación de Nuestra Señora del Refugio se tomó por el Beato Antonio Baldenucci, S. I. de la Virgen de la Encina venerada en Italia. Se trata de un bajo relieve encontrado en un pajar y colocado en el hueco de un árbol de un bosque cercano al monte Pulciano.

El padre Baldenucci buscaba una imagen mariana “que fuera su compañera, guía y maestra en las misiones” que consiguiera reformar las costumbres, suscitara la devoción y atrajera los favores de María sobre sus devotos. La Virgen del Refugio se representa sentada y con el Niño de pie sobre su regazo es una Virgen llena de ternura que inclina su rostro hacia su hijo.

Las sienes de María al igual que las de su Hijo se coronan con una diadema real engastada en pedrería. Sus vestimentas consisten en una túnica rosada y un manto azul además del paño de color avellana que le rodea el cuello y le cruza el pecho. El Niño Jesús por su parte, viste un ligero “paño de pudor” o una túnica larga de tela translúcida y vaporosa. Entrelaza sus manos con las de María que lo sostiene y así puede posar sus pies sobre ella o encima de un banco de nubes

Algunos ramilletes o guías florales trazan un arco festivo y ocupan la parte superior de las imágenes. Tanto en vida del Padre Baldenucci como después de su muerte, la del Refugio fue una imagen de misión en tierra de relajados o gentiles y de vocación peregrina, esas propiedades las conservó en el mundo americano sobre todo en algunas regiones como Zacatecas, el Bajío y Puebla donde es de notar que más de setenta nichos esquineros fueron eregidos durante las últimas décadas del siglo XVIII. Su devoción llegó hasta la Alta California y por el sur hasta Guatemala.

En 1719 llegó a la Nueva España la primera estampa traída por el jesuita Juan José Giuca, quien había presenciado la coronación pontificia en Frascati. Un poco más tarde, procedente de Italia, arribó la primera imagen pintada. La imagen fue coronada por manos del Cardenal Albani merced a una concesión del Papa Clemente XI, el 4 de julio de 1717 y se conserva actualmente en Frascati.

En el mismo siglo XVIII (1719) se trajeron a México varias copias de esa imagen que influyeron en las labores apostólicas de los misioneros para la conversión de innumerables pecadores, al parecer en la misma fecha de la coronación se fijó su advocación que coincide con una de las advocaciones de la Letanía Lauretana: Refugium Peccatorum.

En el año de 1793 la comunidad de la hoy H. Matamoros, Tamaulipas, pudo recibir con gran alegría a dos franciscanos de Zacatecas, los hermanos Manuel Julio de Silva y Francisco Puelles, quienes yendo o viniendo de Texas empezaron a hacer escalas en el paraje para ofrecerles a sus habitantes, auxilios espirituales. Erigieron entonces lo que fue la primera capilla, en las hoy calles Matamoros entre la calle quinta y sexta.

Que además dejaran allí una imagen de Nuestra Señora del Refugio despertó tal devoción entre los colonos que los llevó a reconstituir su ranchería como misión y congregación. La llamaron de Nuestra Señora del Refugio de los Esteros, en honor a quien reconocieron su patrona y sigue siendo patrona de la hoy Diócesis. (Cfr. Zárate, A., Matamoros: textos y pretextos de identidad, Coatlicue, H.Matamoros 2005, p. 32).

La advocación de Nuestra Señora del Refugio es celebrada por la Iglesia el día 4 de julio. La imagen que conserva la Catedral, está entronizada en el retablo mayor de la Catedral, en la ciudad de Matamoros. Una pieza única, que nos recuerda el gran amor de María, la Madre de Dios, por nuestras tierras e intercesora ante situaciones difíciles.


Oración a Ntra. Sra. del Refugio 

Oh dulce Virgen del Refugio,
Madre de Jesús y amada madre mía,
concédeme, oh Reina del Cielo,
 que nunca se aparten de mi corazón
 el temor y el amor de tu Hijo Santísimo;
 que por tantos beneficios recibidos y por recibir,
 no por mis méritos,
 sino por la largueza de su piedad,
 no cese de alabarte
 con humildes acciones de gracias;

 que a las innumerables culpas cometidas
 suceda una leal y sincera confesión
 y un firmísimo y doloroso arrepentimiento
 y finalmente,
 que logre merecer su gracia y su misericordia,
sobre todo en esta gran necesidad
que ahora me causa aflicción e intranquilidad:

(pedir lo que se desea conseguir).

Suplico también,
 ¡oh puerta del cielo y abogada de pecadores!,
 no consientas que jamás se aleje
 y desvíe este siervo tuyo de la fe,
 pero particularmente que,
 en la hora postrera,
 me mantenga con ella abrazado;
 si el enemigo esforzare sus astucias,
 no me abandone tu misericordia y tu gran piedad.

Por la confianza que tengo en ti puesta,
 alcánzame de tu Santísimo Hijo
 el perdón de todos mis pecados
 y que viva y muera gustando
 las delicias de tu santo amor. Amén.

Rezar la Salve,
 “Bendita sea tu Pureza” y tres Avemarías.