> SoydelaVirgen : julio 2020

--------------------------------------------- San Martin de Tours y La Virgen de los Buenos Aires / La Inmaculada Concepción y San Ponciano | Patronos de la Ciudad de Buenos Aires / Patronos de la Ciudad de La Plata -----------------------

Mes de Julio dedicado a la Virgen del Carmen - Día 24°



DÍA XXIV

Por la señal de la santa cruz. Señal de la Cruz.

Oración inicial 

Madre mía amantísima  del Carmen, aquí vengo a vuestra presencia con el más profundo respeto y veneración a ofreceros el ejercicio de este día, que consagro a vos por haberme admitido, a mí, el más miserable de los hombres, entre vuestros hijos predilectos los Carmelitas, para favorecerme con vuestra especial protección y amor. Yo os doy miles de gracias por ello, Madre mía, y os suplico que iluminéis mi entendimiento e inflaméis los efectos de mi corazón, para hacer con verdadero fruto este ejercicio, a fin de que merezca ser recibido por vos como un obsequio de vuestro hijo. Amén

Absolución general a los cofrades en la hora de la muerte

I

Al llegar el hombre aquella última hora de su peregrinación, qué es el momento más crítico de su existencia, cuando la enfermedad le aqueja, los remordimientos le acongojan y el tremendo juicio le aterra, sólo los consuelos de la religión aligerar su peso e infunden un rayo de esperanza en su afligida alma. Pero si para todo Cristiano está la iglesia, que como Madre les ayuda en la última hora prodigándoles los consuelos de la religión santa, los cofrades del Carmen tienen, además de los consuelos generales de la iglesia, las gracias, privilegios y ayuda especial de su más tierna y cariñosa madre. Entre las gracias qué concede a sus cofrades la Virgen del Carmen en aquella hora de más necesidad, está la absolución general. consiste en una indulgencia plenaria que se aplica a los cofrades en su última hora, por la cual se les perdonan todos los pecados y penas que por ellos debían sufrir aquí o en la otra vida. De suerte que recibiendo con buenas disposiciones está indulgencia, esto es, confesados y arrepentidos de todos sus pecados, o si no pueden confesarse repitiendo los nombres de Jesús y de María, y haciendo un acto de contricción y llevando el santo escapulario el cuello, quedan las almas limpias y hermosas cómo después de haber recibido el santo bautismo, volando directamente al cielo si murieren en aquella hora.
     Esta es una gracia muy singular indígena de todo a precio,qué María santísima del Carmen alcanza a sus hijos que visten el santo escapulario; porque habiendo les adoptado por hijos, les debe un amor entrañable, y el amor de una madre no puede ver a un hijo en grave necesidad, sin que le aplique Los remedios más eficaces que están en su mano. Ahora bien; si Dios ha determinado que aquella alma salga ya de este mundo, ¿Qué Gracias más grande y más eficaz podría alcanzar la María, en quién están todas las gracias, que una absolución con la cual quede limpia y reciba inmediatamente la bendición y el premio de Dios en la gloria? ¿Y qué otra gracia querían alcanzar los cofrades en aquella hora que ganar la bendición del padre, la amistad de Jesucristo y la especial protección y amor tierno de su más cariñosa Madre? La formidable y terrible sentencia que ha de condenar a los malditos del Padre a un fuego eterno, y la felicísima consolación qué infundirá en el alma la acogida de los benditos del Padre para gozar de su reino celestial, no deja lugar a duda para desear ante todas las cosas la buena acogida del supremo juez de vivos y muertos, y esto se consigue por medio de María, porque, como dice un piadoso autor, "si me acerco el juicio y tengo a la Madre de misericordia que se interesa por mi causa, ¿Quién me negara un juicio propio y favorable?" Esta protección, pues, de María no le faltará a los cofrades del Carmen en aquella última hora, cómo lo hago entender ella con la absolución que les concede.

II 

Piensa tú ahora, alma mía, lo que vale esta gracia En aquellos momentos de turbación y congoja, cuando vas a aparecer ante aquel tremendo tribunal; pero allí, sobre todo, es donde mejor conocerás los bienes inmensos que te trae esta gracia, y qué acaso sin ella no hubieras conseguido la salvación; y allí comprenderás también el escapulario de la Virgen María del Carmen ha sido el que te hallado por camino recto hasta introducirse en el puerto de salvación. ¡Qué consuelo tan grande inundara tu alma, qué alegría respirara tu corazón, cuando en el lecho de la muerte veas sobre tu pecho el santo escapulario! El, con una fuerza irresistible, repelar a todos los enemigos que quieran turbar tu alma, y con una atracción misteriosa hara descender sobre ti las bondades y misericordias de tu cariñosa Madre, que solícita acudira a tu amparo. Tú la llamarás, y Ella te escuchará; le mostrarás el santo escapulario, y Ella te reconocerá por hijo suyo, y con sonrisas celestial te bendecirá, te colmará de cuidados y caricias, y esperar a que tu alma, rompiendo su cárcel, salga del cuerpo para recibirla en su purísimo seno, le dará el ósculo de paz, y la conducirá ante su divino Hijo, y este, que conoce a los que son de su Madre por la señal del santo escapulario, la coronará y le dará su gloria eterna. Entonces cantarás un himno de alabanza a la Madre del Carmelo, repitiendo las palabras del santo profeta: En ti, Señora, he esperado, y por eso no te he sido confundido eternamente. 

Oración final

Gloriosísima Virgen, Reina de los Ángeles, Madre de Dios y de los Carmelitas, María Santísima, yo el más indigno de vuestros hijos acudo a vuestras plantas con el afecto que me inspira vuestro amante corazón y la confianza que me da en santo escapulario, prenda vuestra riquísima y señal de mi salvación, para presentaros las suplicas y afectos que mi corazón ha formado en este día en obsequio vuestro para más amaros y mejor serviros. Vos como Madre de Dios y dispensadora de todas las gracias del cielo, todo lo podéis, y como Madre amante y especial de los que visten vuestro santo escapulario, no os negareis a recibir mis pobres suplicas y alcanzarme el  remedio de mis necesidades, la gracia de que mi alma os ame y sirva cada día mas durante mi vida y después merezca ser ayudado de vos en la hora de mi muerte. 

Pídase  ahora con toda confianza la gracia que se desea alcanzar de la Virgen del Carmen

EJEMPLO

Enfermó de gravedad, en el reino de Nápoles, una mujer hermana de la cofradía de la Virgen del Carmen, y la familia envío a llamar a un padre Carmelita para que le diera la absolución general en el artículo de la muerte. El Padre Prior del convento mandó al instante un religioso, el cual apenas hubo hecho un poco de camino, encontró un joven ceñido de espada, qué le preguntó a dónde iba. El Padre respondió que a dar la absolución a una mujer que estaba muriendo en tal parte. A esto contestó El joven: " no os incomodéis, Padre, porque esa mujer ha muerto ya; vengo yo de allí y la he visto muerta." Volviase al convento el Padre y estaba allá cerca, cuando dijo entre sí: " ¿Tengo que dar yo crédito a aquel que no sé quién es, ni si pertenece a este país?. Que esté viva, que esté muerta, quiero ir allá para poder dar razón a mi superior." Volvió hacia la casa de la enferma, y cuando llegó al lugar de antes, encontrar mismo joven, qué de nuevo le preguntó a dónde iba; y cuando le contestó el religioso, monto aquel en cólera y le dijo "¿Es que yo no tengo crédito? ¿Le he dicho que está ya muerta y aún quiere ir?" El religioso le respondió humildemente que quería cumplir con la obediencia y marchó adelante. El joven comenzó a injuriarle con palabras y a  insultarle groseramente. Cuando llegaron al lugar, vió el religioso en la ventana de una casa una mujer que esperaba con ansia su llegada, le dijo " Padre, venga pronto, porque está muriendo"  entonces se volvió el religioso para echar en cara al otro su mentira, pero ya no lo vió, ni pudo saber cómo había desaparecido, teniendo por cierto que era el demonio en forma de joven, Qué quería impedir el bien qué se le hacía aquella alma. Subió el religioso, y luego que aplicó a la moribunda la indulgencia plenaria con la bendición y absolución, manifestó la enferma en su semblante una alegría nueva, y una tal satisfacción, qué comunicando su consuelo a los circunstantes, expiró con la paz del Señor, dando pruebas de la protección qué le dispensaba en aquella hora su Patrona y Madre la Virgen del Carmen. 

Obsequio. Pedir a la virgen todos los días la gracia de merecer su ayuda en la hora de la muerte. 

Sentencia. María no sólo socorra a sus queridos siervos en la hora de la muerte, sino que también les sale al encuentro para animarles y acompañarles al divino tribunal. 
(San Jeron., Carta a Santa Eust.) 

Oremus. 
Deus, qui Beatissimae semper virginis, et genitricis tuae Mariae singulari titulo Carmeli ordinem decorasti: concede propitius, ut cujus hodie commemorationem solemni celebramus officio, ejus muniti presidiis ad gaudia sempiterna pervenire mereamur. Qui vivis, et regnas in secula seculorum. Amen.

Oración de la Mañana (Viernes en Período de Pandemia)



En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. (Podemos hacer la Señal de la Cruz, mojando nuestra frente con Agua Bendita)


En este Viernes vamos a pedir juntos la protección de Dios.

Respondemos todos rezando: "Protégenos hoy, Señor"

- Te ofrecemos, Señor, los deseos y proyectos de nuestra jornada, dígnate aceptarlos y bendecirlos como primicias de nuestro día. 

- Concédenos, crecer hoy en tu amor a fin de que todo concurra para nuestro bien y el de nuestros hermanos. 

- Haz Señor, que el ejemplo de nuestra vida resplandezca como una luz ante los hombres, para que todos den gloria al Padre que está en los cielos. 

Ilumina Señor nuestros corazones y fortalece nuestras voluntades, para que sigamos siempre el camino de tus mandatos reconociéndote como nuestro guía y Maestro. 
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.


A Jesús, le pedimos que salve, que nos ayude como silenciosamente nos ayudó siempre.

Señor Jesús, Santo Cristo, Esperanza que nunca nos defrauda, ten piedad de nosotros y líbranos de todo mal. Te suplicamos que doblegues el flagelo de este virus, que se difunde en todo el mundo, que cures a los enfermos, preserves a los sanos, sostengas a quienes trabajaban por la salud de todos. Muéstranos Señor, tu misericordia, y sálvanos por tu gran amor. Te lo pedimos por la intercesión de María, Madre tuya y madre nuestra, que con su amor fiel nos acompaña. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. 

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Virgen María, vuelve a nosotros tus ojos de misericordia, en esta pandemia de Coronavirus y consuela a los que se encuentran confundidos. Amén. 

31 de Julio: Memoria Litúrgica de san Ignacio de Loyola, presbítero


Oh Dios, que, para mayor gloria de tu nombre, fortaleciste a tu Iglesia militante con un nuevo socorro por medio de San Ignacio: concédenos benigno que, peleando en la tierra con su ayuda y a imitación suya, merezcamos ser con él coronados en el cielo. Por Cristo Nuestro Señor.

San Ignacio nació en 1491, en el castillo de Loyola en Azpeitia, cerca de los Pirineos. Su padre, don Bertrán, era señor de Ofiaz y de Loyola, jefe de una de las familias más antiguas y nobles de la región. Y no era menos ilustre el linaje de su madre, Marina Sáenz de Licona y Balda. Iñigo (pues ése fue el nombre que recibió el santo en el bautismo) era el más joven de los ocho hijos y tres hijas de la noble pareja.

Entró a la carrera militar, pero en 1521, a la edad de 30 años, siendo ya capitán, fue gravemente herido mientras defendía el Castillo de Pamplona. Al ser herido su jefe, la guarnición del castillo capituló ante el ejército francés.

Los vencedores lo enviaron a su castillo de Loyola a que fuera tratado de su herida. Le hicieron tres operaciones en la rodilla, dolorosísimas, y sin anestesia; pero no permitió que lo atasen ni que nadie lo sostuviera. Durante las operaciones no prorrumpió ni una queja. Los médicos se admiraban. Para que la pierna operada no le quedara más corta le amarraron unas pesas al pie y así estuvo por semanas con el pie en alto, soportando semejante peso. Sin embargo quedó cojo para toda la vida.

Con el objeto de distraerse durante la convalecencia, Iñigo pidió algunos libros de caballería (aventuras de caballeros en la guerra), a los que siempre había sido muy afecto. Pero lo único que se encontró en el castillo de Loyola fue una historia de Cristo y un volumen de vidas de santos. Iñigo los comenzó a leer para pasar el tiempo, pero poco a poco empezó a interesarse tanto que pasaba días enteros dedicado a la lectura. Y se decía: "Si esos hombres estaban hechos del mismo barro que yo, bien yo puedo hacer lo que ellos hicieron". Inflamado por el fervor, se propuso ir en peregrinación a un santuario de Nuestra Señora y entrar como hermano lego a un convento de cartujos. Pero tales ideas eran intermitentes, pues su ansiedad de gloria y su amor por una dama, ocupaban todavía sus pensamientos. Las fluctuaciones duraron algún tiempo. Ello permitió a Iñigo observar una diferencia: en tanto que los pensamientos que procedían de Dios le dejaban lleno de consuelo, paz y tranquilidad, los pensamientos vanos le procuraban cierto deleite, pero no le dejaban sino amargura y vacío. Finalmente, se resolvió a imitar a los santos y empezó por hacer toda penitencia corporal posible y llorar sus pecados.

Apenas terminó su convalecencia se fue en peregrinación al famoso Santuario de la Virgen de Monserrat. Allí tomó el serio propósito de dedicarse a hacer penitencia por sus pecados. Cambió sus lujosos vestidos por los de un pordiosero, se consagró a la Virgen Santísima e hizo confesión general de toda su vida.

Visita de la Santísima Virgen


Cerca de Manresa había una cueva y en ella se encerraba a dedicarse a la oración y a la meditación. Una noche, se le apareció la Madre de Dios, rodeada de luz y llevando en los brazos a Su Hijo. Al terminar la convalecencia, hizo una peregrinación al santuario de Nuestra Señora de Montserrat, donde determinó llevar vida de penitente. Su propósito era llegar a Tierra Santa y para ello debía embarcarse en Barcelona que está muy cerca de Montserrat.  La ciudad se encontraba cerrada por miedo a la peste que azotaba la región. Así tuvo que esperar en el pueblecito de Manresa, no lejos de Barcelona y a tres leguas de Montserrat. El Señor tenía otros designios más urgentes para Ignacio en ese momento de su vida.  Lo quería llevar a la profundidad de la entrega en oración y total pobreza. Se hospedó ahí, unas veces en el convento de los dominicos y otras en un hospicio de pobres. Para orar y hacer penitencia, se retiraba a una cueva de los alrededores. Así vivió durante casi un año.

A las consolaciones de los primeros tiempos sucedió un período de aridez espiritual; ni la oración, ni la penitencia conseguían ahuyentar la sensación de vacío que encontraba en los sacramentos y la tristeza que le abrumaba. A ello se añadía una violenta tempestad de escrúpulos que le hacían creer que todo era pecado y le llevaron al borde de la desesperación. En esa época, Ignacio empezó a anotar algunas experiencias que iban a servirle para el libro de los "Ejercicios Espirituales". Finalmente, el santo salió de aquella noche oscura y el más profundo gozo espiritual sucedió a la tristeza. Aquella experiencia dio a Ignacio una habilidad singular para ayudar a los escrupulosos y un gran discernimiento en materia de dirección espiritual. 

La Compañía de Jesús

Ignacio y sus compañeros decidieron formar una congregación religiosa para perpetuar su obra. A los votos de pobreza y castidad debía añadirse el de obediencia para imitar más de cerca al Hijo de Dios, que se hizo obediente hasta la muerte. Además, había que nombrar a un superior general a quien todos obedecerían, el cual ejercería el cargo de por vida y con autoridad absoluta, sujeto en todo a la Santa Sede. A los tres votos arriba mencionados, se agregaría el de ir a trabajar por el bien de las almas adondequiera que el Papa lo ordenase.

La primera de las obras de caridad consistiría en "enseñar a los niños y a todos los hombres los mandamientos de Dios". La comisión de cardenales que el Papa nombró para estudiar el asunto se mostró adversa al principio, con la idea de que ya había en la Iglesia bastantes órdenes religiosas, pero un año más tarde, cambió de opinión, y Paulo III aprobó la Compañía de Jesús por una bula emitida el 27 de septiembre de 1540. Ignacio fue elegido primer general de la nueva orden y su confesor le impuso, por obediencia, que aceptase el cargo. 

Ignacio pasó el resto de su vida en Roma, consagrado a la colosal tarea de dirigir la orden que había fundado. Entre otras cosas, fundó una casa para alojar a los neófitos judíos durante el período de la catequesis y otra casa para mujeres arrepentidas. En cierta ocasión, alguien le hizo notar que la conversión de tales pecadoras rara vez es sincera, a lo que Ignacio respondió: "Estaría yo dispuesto a sufrir cualquier cosa por el gozo de evitar un solo pecado". Con la ayuda del rey Juan III, Javier se trasladó a la India, donde empezó a ganar un nuevo mundo para Cristo. Los padres Goncalves y Juan Nuñez Barreto fueron enviados a Marruecos a instruir y asistir a los esclavos cristianos. Otros cuatro misioneros partieron al Congo; algunos más fueron a Etiopía y a las colonias portuguesas de América del Sur.

Fundó casas de su congregación en España y Portugal. Envió a San Francisco Javier a evangelizar el Asia. De los jesuitas que envió a Inglaterra, 22 murieron martirizados por los protestantes. Sus dos grandes amigos Laínez y Salmerón fueron famosos sabios que dirigieron el Concilio de Trento. A San Pedro Canisio lo envió a Alemania y este santo llegó a ser el más célebre catequista de aquel país. Recibió como religioso jesuita a San Francisco de Borja que era rico político, gobernador, en España. San Ignacio escribió más de 6 mil cartas dando consejos espirituales.

Su lema era: "Todo para mayor gloria de Dios". Y a ello dirigía todas sus acciones, palabras y pensamientos: A que Dios fuera más conocido, más amado y mejor obedecido.


Su muerte

Como casi cada año se enfermaba y después volvía a obtener la curación, cuando le vino la última enfermedad nadie se imaginó que se iba a morir, y murió subitamente el 31 de julio de 1556 a la edad de 65 años.

En 1622 el Papa lo declaró Santo y después Pío XI lo declaró Patrono de los Ejercicios Espirituales en todo el mundo. Su comunidad de Jesuitas es la más numerosa en la Iglesia Católica.

Del 30 de Julio al 7 de Agosto: Novena en honor a Santo Domingo de Guzmán



Oración para todos los días

Dios todopoderoso que hiciste de nuestro Padre Domingo un testimonio vivo de la verdad y del amor, te rogamos nos concedas la gracia y la fuerza de seguir sus caminos, dejándonos guiar por tu sabiduría que viene de lo alto. Haz que por su mediación, sintamos en nosotros la urgencia de anunciar al mundo el Evangelio. Haznos, Señor, vivir siempre en la esperanza y en la confianza de tu santa voluntad. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Día 1: Domingo Hablaba con Dios y de Dios

Ha sido siempre el objetivo de las almas grandes. Desde la experiencia cristiana que habla del Dios encarnado, a ese Dios se le busca en el propio interior, somos carne de Dios y en el otro, también encarnación de Dios. Surge así la relación clásica entre el cultivo de la vida interior y el darse a los demás: contemplación y acción; ¿complementarias?, ¿opuestas?.
Santo Domingo fue un fraile de su tiempo. Por lo tanto esencialmente contemplativo. Los momentos de oración eran los momentos más propios de su vida de canónigo regular. Pero las circunstancias – a través de las cuales es necesario descubrir el plan de Dios, y él lo descubrió, – le pusieron en contacto con una humanidad doliente y extraviada en el sur de Francia. Esto dio forma nueva a su oración.
La espiritualidad de Domingo es una espiritualidad de encarnación. Desde los hombres y para los hombres. Sus primeros biógrafos insisten en cómo continuamente hablaba de Dios. Pero también de cómo hablaba largamente con Dios. En este dialogo con Dios. La oración siempre es diálogo, y por lo tanto más escucha que charla, quería saber que sería de los pecadores.
A partir de ese momento su contemplación se centró en descubrir a Dios, su proyecto de amor a los hombres en esos hombres y mujeres con los que se encontró. Santo Domingo sabía de Dios en momentos de oración individual o comunitaria, en el estudio de su palabra. La contemplación le hizo a Domingo descubrir la necesidad de la predicación. Esta predicación, este contacto con esa humanidad, le hicieron humanizar su insistente oración.
Mirar a Domingo es necesario para entender y saber llevar a la práctica la siempre dialéctica relación entre oración y acción, silencio y predicación. Para que la espiritualidad no sea espiritualismo alienante, sino espiritualidad de ser humano que vive entre seres humanos, siente, goza y sufre con ellos, y está a su servicio para entregarles una Palabra escuchada, orada, estudiada, es decir, contemplada.
En la contemplación es donde más se une la inteligencia y la voluntad; gracia y naturaleza; y allí en la contemplación nace la predicación.
Con este espíritu Domingo fundó el Monasterio de Prulla, y desde entonces nuestras monjas dominicas están dedicadas al servicio divino, en oración continua y austeridad de vida que implica obras de penitencia, así como renuncias, con plena madurez de libertad. Su oración es contemplativa, pero en razón del carisma de toda la Orden, del que ellas participan, su oración es también apostólica. Las monjas predicadoras, sin abandonar el claustro, ni hacerse oír fuera de él, según requiere su vocación, cooperan de manera propia al ministerio de los frailes, invocando la iluminación del Espíritu Santo para que los predicadores, llevados por el amor de Dios, que es el alma del apostolado, sean voz de la palabra divina, en espíritu y en verdad, con integridad y pureza. Y a la vez instan al Espíritu Santo a que disponga, en actitud ampliamente receptiva, superadora de toda sabiduría humana, a los que escuchan el acto profético de la predicación, para que la palabra germine y obre eficazmente en ellos.

Oración Final

Santo Domingo, inspíranos a vivir un Evangelio integral, como respuesta a un mundo que busca y nos reta; y así, Padre, tu ejemplo nos estimule, y la Verdad nos ilumine en el estudio y la oración; y ambos nos urjan a transmitir a los demás lo que contemplamos y vivimos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Día 2: Domingo Hombre de la Palabra: Predicador

A la oración Domingo, lleva los problemas de su predicación, las circunstancias en las que se hayan las personas a las que se dirige, las dificultades que encuentra en su misión: dificultades durante el día, oración más intensa durante la noche. Oración en la que, junto a la experiencia de Dios, une la experiencia de la humanidad pecadora, extraviada, con la que se encuentra, que le lleva a las lágrimas.

Ora de noche y de día. En realidad su predicación es oración y su oración predicación. Es una vida con dos vertientes, pero que se juntan en la cima. En ese lugar de conjunción es donde se sitúa la espiritualidad de Domingo.

En el santo es una oración cargada de afecto: oración «afectiva» como la llaman los teóricos de la mística. Afectiva porque en ella se junta el amor a Dios, el sentirse amado por él, con el amor a los hombres, por los que llora. Y su petición más continua que le diera Dios «verdadero amor para cuidar y trabajar eficazmente en la salvación de los hombres…» como nos dice el Beato Jordán. Es el mismo afecto que le impulsa en su misión de predicador.

Santo Domingo ha pasado a la historia precisamente por ser predicador y por fundar la Orden de los Frailes Predicadores. La predicación es el signo más distintivo de su relevancia histórica. Pero no fue el fundador de la predicación, que va unida al mismo ser de la Iglesia, sino un modo de predicar.

Es el corazón de Domingo quien le lleva a sus compromisos con las personas. Ese afecto le hace ser paciente con ellas. El diálogo largo y continuado es el modo de manifestar su interés por las personas. No es el catedrático que expone y defiende una tesis, para que triunfe la verdad, sin más, Domingo es predicador, va directamente al interior de la persona, les predica porque sufre con ellas, sus preocupaciones son las suyas, hace suyo su dolor, su error, su pecado y quiere caminar junto con ellas para superar todo lo que haya de negativo.

Oración Final
Concédenos, Santo Domingo, vocaciones nuevas, que continúen tu obra de la «Sagrada Predicación», hablando con Dios o de Dios, para que, así, padre, se cumpla lo que tú mismo prometiste, en honor a la Verdad. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Día 3: "Caritas Veritatis"

Mes de Julio dedicado a la Virgen del Carmen - Día 23°


Día XXIII

Por la señal de la santa cruz. Señal de la Cruz. 

Oración inicial 

Madre mía amantísima  del Carmen, aquí vengo a vuestra presencia con el más profundo respeto y veneración a ofreceros el ejercicio de este día, que consagro a vos por haberme admitido, a mí, el más miserable de los hombres, entre vuestros hijos predilectos los Carmelitas, para favorecerme con vuestra especial protección y amor. Yo os doy miles de gracias por ello, Madre mía, y os suplico que iluminéis mi entendimiento e inflaméis los efectos de mi corazón, para hacer con verdadero fruto este ejercicio, a fin de que merezca ser recibido por vos como un obsequio de vuestro hijo. Amén

Obligaciones Para ganar los privilegios del santo escapulario

I

Ya se ha visto con grandes y provechosos son los privilegios que lleva el santo escapulario, la filiación especial con María, su cariñosa asistencia en los peligros de la vida, la salvación en la muerte, la pronta salida del purgatorio, la participación de los méritos de toda la orden, etc.; más, para conseguirlos, quiere antes la virgen probar nuestra fidelidad y amor, así como Dios quiso probar la fidelidad del primer hombre cuando, al colocarle en el paraíso, le prohibió comer del árbol de la vida. si nosotros somos fieles en cumplir las obligaciones a que nos hemos ligado al ingresar a la cofradía del santo escapulario, por el pacto de la virgen ha firmado con nosotros mereceremos todos los privilegios y gracias Que María ha concedido a está tan tierna devoción por ella instituida, y de esta manera, nos dará ella después vienes y gracias mayores. 
     ¿ y cuáles son las obligaciones que la Virgen María señala y exige de sus cofrades para que puedan ganar los privilegios del santo escapulario, la primera, es recibir el santo escapulario de persona autorizada para ello; la segunda, hacerse inscribir en el libro de la cofradía; la tercera, guardar castidad según el estado de cada uno; la cuarta, llevar siempre colgando del cuello el santo escapulario; la quinta, rezar el oficio parvo de la Virgen todos los días, los que saben leer, y los que no saben, observar los ayunos de la iglesia y guardar abstinencia los miércoles y sábados de cada semana, excepto el día de Natividad del Señor, si cayere en uno de estos, estas son las pocas obligaciones que pide la Virgen del Carmen a sus cofrades para que puedan ganar los privilegios y gracias extraordinarias del santo escapulario y su amor especial. 
     ¿Y es mucho esto? Jacob estuvo 14 años trabajando para conseguir su esposa Raquel, y los israelitas anduvieron 40 años por el desierto para alcanzar la tierra de promisión. ¿ Y no vale más el amor especial de María, madre de Dios, que el de Raquel? ¿No vale más que la tierra de promisión el santo escapulario del Carmen, que enriquece tu alma y te conduce la verdadera patria de promisión, de la que era solamente figura aquella de los israelitas? Y con todo, no exige de nosotros tantas pruebas y fatigas María.

II 

Aquí puedes admirar una vez más la misericordia y amor de tu cariñosa María la Virgen del Carmen, que por tan poca cosa te ofrece riquezas y gracias tan singulares. Porque ¿Qué son, en efecto, las obligaciones que te pide, el comparación de las gracias que te da? Un amor especial y una filiación particular predilecta de la reina de los cielos y Madre de Dios debía alcanzarse después de una larga vida de sufrimientos y penas toleradas por su amor, porque esta filiación especial y predilecta de María es el más alto honor, la gloria suprema, es un bien y una Gloria que no admiten comparación con los bienes y gloria de esta vida. Una señal segura de su protección en la vida, de salvación en la muerte, de libertad en el purgatorio, no podría jamás alcanzar el hombre con ninguna de sus obras, si la misericordia y amor de tal Madre no se la diese tan graciosamente. ¿Y te parecerá mucho las pocas obligaciones que para probar tu fidelidad y amor que señala ella misma? ¡Cuán miserable y digno de compasión sería el que por tan poca cosa dejase El manantial riquísimo el santo escapulario, cuyas aguas da la vida eterna! sólo podría compararse con aquel perezoso de qué nos habla la Escritura Sagrada, que por no llevar la mano a la boca se dejó morir de hambre. 
      Ya que te ofrecen, pues, a ti esa mina de oro, trabájala, pues ella hará tu felicidad en la tierra y en el cielo. No digas que no tienes tiempo: que si quieres obrar conforme a la recta razón, esta te dice que antes debes preferir las cosas de más interés e importancia. Anímate, pues, a cumplir con exactitud las obligaciones del santo escapulario, hazlo por tu bien, por tu interés, y mira que te lo pide también por amor tu Madre y pues nada le negaría a ella si en persona que pidiese cualquier cosa, piensa que estas obligaciones ella misma las dictó. Dile, pues, con afecto y fervor de corazón: madre mía amorosa del Carmen, aunque nada me prometierais, la gratitud y correspondencia a vuestro fin No amor me obligaría a cumplir lo que habéis escrito; pero ya que es vuestra voluntad que lo haga para ganar tantas ganancias y privilegios, cumpliré mis obligaciones con prontitud, alegría y toda determinación. 

Oración final

Gloriosísima Virgen, Reina de los Ángeles, Madre de Dios y de los Carmelitas, María Santísima, yo el más indigno de vuestros hijos acudo a vuestras plantas con el afecto que me inspira vuestro amante corazón y la confianza que me da en santo escapulario, prenda vuestra riquísima y señal de mi salvación, para presentaros las suplicas y afectos que mi corazón ha formado en este día en obsequio vuestro para más amaros y mejor serviros. Vos como Madre de Dios y dispensadora de todas las gracias del cielo, todo lo podéis, y como Madre amante y especial de los que visten vuestro santo escapulario, no os negareis a recibir mis pobres suplicas y alcanzarme el  remedio de mis necesidades, la gracia de que mi alma os ame y sirva cada día mas durante mi vida y después merezca ser ayudado de vos en la hora de mi muerte. 

Pídase  ahora con toda confianza la gracia que se desea alcanzar de la Virgen del Carmen

EJEMPLO

Había en Nápoles un hombre rico, que no pudiendo satisfacer los depravados deseos que concibió contra una honesta joven, y creyendo que era su hermano el obstáculo que impedía el logro de su mal deseo, mandó a un hombre a qué lo matase. Una tarde de miércoles, mientras éste se dirigía a una posesión suya, le salió en el camino un malvado pagado por su hermano, qué descargando le un tiro le abro en el pecho una grande herida que manaba mucha sangre. Al verse éste así sorprendido gritó: "madre mía santísima del Carmen, ayúdame." Cayó en tierra el herido, y al instante se puso sobre él el homicida, que con grueso cuchillo en mano le abrió nueve profundas heridas, dejándolo ya por muerto. Luego que marchó el homicida, oyó el herido una voz que decía: "Tomás, levántate" abrió los ojos con auxilio sobrenatural y vio cerca de él una señora llena de majestad con hábito obscuro y capa blanca. Fortalecido un poco de la visión, dijo: "¿Cómo era el levantarme si estoy lleno de heridas y apunto de morir? --- créeme, dijo la Señora, y ven conmigo." Al oír estas palabras se incorporó cómo pudo y siguió a su conductora un buen pedazo de camino hasta que llegó a un horno. Llamó a la puerta, pero el dueño no quería abrir, porque habiendo oído el tiro, pensó que era mala gente; más repitiendo El infeliz herido sus instancias, se dio el dueño y abrió. al verle en tan mala manera le preguntó Cómo había podido venir hasta que el lugar estando así herido. " Esta Señora, respondió Tomás, me ha ayudado. --- ¿Qué Señora? , Replicó el otro, que nadie veía. --- ¿ No la ve ? , Dijo el herido, está aquí cerca de mí." Creyó el dueño de la casa que el enfermo estaba en delirio, y sin hacer más caso y amo a la gente que tenía en casa para socorrerle. Fue llamado en seguida el párroco del pueblo vecino, qué le confesó y dio los sacramentos del viático y extremaunción. Confortado que fue con los sacramentos, aquella buena Señora, que no se había separado de su lado, le dijo: " Tomás, porque has sido observante de tus obligaciones como cofrade de mi orden del Carmen, te he ayudado y ahora te espero en el cielo." Dicho esto, desapareció, y al poco rato emprendió su vuelo a los cielos aquella dichos alma. Así premió la Virgen del Carmen la fidelidad de su siervo. 

Obsequio

Sentencia.

Oremus.
Deus, qui Beatissimae semper virginis, et genitricis tuae Mariae singulari titulo Carmeli ordinem decorasti: concede propitius, ut cujus hodie commemorationem solemni celebramus officio, ejus muniti presidiis ad gaudia sempiterna pervenire mereamur. Qui vivis, et regnas in secula seculorum. Amen.

Oración de la Mañana (Jueves en Período de Pandemia)



En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 
(Podemos hacer la Señal de la Cruz, mojando nuestra frente con Agua Bendita)

En este jueves vamos a rezar pidiéndole a Jesús que nos ayude durante todo el día. 

Vamos a responder rezando: "Ayúdanos en este día, Señor"

- No permitas Señor, que hoy nos dejemos vencer por el mal, antes danos tu fuerza para que venzamos al mal a fuerza de bien. 

- Tú que bautizado por Juan en el Jordán fuiste ungido con el Espíritu Santo, asístenos durante este día para que actuemos movidos por este mismo Espíritu. 

Señor Jesucristo, Luz Verdadera que alumbras a todos los hombres y les muestras el camino de la salvación. Concédenos la abundancia de tu gracia para que preparemos delante de Ti sendas de justicia y de paz. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. 


Insistimos ante la imagen del Cristo Crucificado, que nos salve, que nos ayude. 

Señor Jesús, Santo Cristo, Esperanza que nunca nos defrauda, ten piedad de nosotros y líbranos de todo mal. Te suplicamos que doblegues el flagelo de este virus, que se difunde entre nosotros, que cures a los enfermos, preserves a los sanos, sostengas a quienes trabajaban por la salud de todos. Muéstranos tu rostro de misericordia, y sálvanos por tu gran amor. Te lo pedimos por la intercesión de María, Madre tuya y madre nuestra, que con su amor fiel nos acompaña. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. 

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 


Santa Madre de Dios, protege a los médicos, a los enfermeros, al personal sanitario, a los voluntarios en este período de emergencia combaten en primera línea y arriesgan su vida para salvar otras vidas. Acompaña a su heroico esfuerzo y concédeles fuerza, bondad y salud. Amén.

30 de Julio: Memoria Litúrgica de san Pedro Crisólogo, obispo y doctor de la Iglesia


Crisólogo significa: el que habla muy bien.

Este santo ha sido uno de los oradores más famosos de la Iglesia Católica. Nació en Imola (Italia) y fue formado por Cornelio obispo de esa ciudad, por el cual conservó siempre una gran veneración. Este santo prelado lo convenció de que en el dominio de las propias pasiones y en el rechazar los malos deseos reside la verdadera grandeza, y que este es un medio seguro para conseguir las bendiciones de Dios.

Pedro gozó de la amistad del emperador Valentiniano y de la madre de este, Plácida, y por recomendación de ellos los dos, fue nombrado Arzobispo de Ravena (la ciudad donde vivía el emperador). También gozó de la amistad del Papa San León Magno.

Cuando empezó a ser arzobispo de Ravena, había en esta ciudad un gran número de paganos. Y trabajó con tanto entusiasmo por convertirlos, que cuando él murió ya eran poquísimos los paganos o no creyentes en esta capital.

A la gente le agradaban mucho sus sermones (y por eso le pusieron el sobrenombre de crisólogo, o sea: el que habla muy bien). Su modo de hablar era conciso, sencillo y práctico. Sabía explicar muy claramente las principales verdades de la fe. A ratos se entusiasmaba tanto mientras predicaba, que la misma emoción le impedía seguir hablando, y el público se contagiaba de su entusiasmo y empezaban muchos a llorar. En los dos meses más calurosos del verano dejaba de predicar y explicaba así jocosamente a sus oyentes el porqué de esta determinación: "en este tiempo de calores tan bochornosos no les predico, porque ustedes se apretujan mucho para escucharme y con estas temperaturas tan altas llegan los ahogos y trastornos, y después le echan toda la culpa de ello a mis sermones". La gente se admiraba de que en predicaciones bastante breves, era capaz de resumir las doctrinas más importantes de la fe. Se conservan de él, 176 sermones, muy bien preparados y cuidadosamente redactados. Por su gran sabiduría al predicar y escribir, fue nombrado Doctor de la Iglesia, por el Papa Benedicto XIII.

Recomendaba mucho la comunión frecuente y exhortaba a sus oyentes a convertir la Sagrada Eucaristía en su alimento de todas las semanas.

Murió el 30 de julio del año 451.

Quiera nuestro buen Dios concedernos que muchos predicadores y catequistas de nuestro tiempo merezcan también el apelativo de Crisólogos: los que hablan muy bien.

Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica. (Lc, 8, 21).

29 de Julio al 6 de Agosto: Novena a san Cayetano, presbítero



En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

Acto de contrición. Se puede rezar el Pésame. 

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

Omnipotente y sempiterno Dios, que hiciste que San Cayetano confiando en vuestra Providencia despreciara las cosas de la tierra y se viera enriquecido con abundantes bienes celestiales; concedednos que los que imploramos los efectos de vuestra admirable Providencia seamos socorridos en nuestras necesidades por su intercesión. Os lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Rezar a continuación la oración del día que corresponda:

DÍA PRIMERO

Glorioso San Cayetano, que tanto apreciasteis la práctica saludable de la oración, que vuestra vida fue una oración continua, y a este provechoso ejercicio dedicabais particularmente hasta ocho horas diarias; haced que estemos plenamente convencidos que todo se alcanza mediante la oración y nada se puede esperar sin ella y que todas nuestras oraciones vayan acompañadas de viva, fe, reverente atención, profunda humildad, filial confianza e inagotable perseverancia. Amén.

DÍA SEGUNDO 

Glorioso Protector mío San Cayetano, cuyo amor a Jesús Sacramentado animó vuestro celo a levantarle suntuosos templos, adornándolos con magnificencia, y a exhortar a los fieles a que recibieran frecuentemente y con piedad la Divina Eucaristía; alcanzadnos que por reverencie al Santísimo Sacramento estemos en el templo con piedad y modestia, y recibamos la Sagrada Comunión con mérito pera la vida eterna. Amén.

DÍA TERCERO

Glorioso protector mío San Cayetano, cuya singular devoción a María os mereció su protección, particularmente en la hora de la muerte, en la que os dijo llena de dulzura: Cayetano, vente conmigo que mi hijo te espera; alcanzadnos de esta bondadosa Madre que la invoquemos en todos los instantes de nuestra vida y de este modo Ella nos asista ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

DÍA CUARTO

Glorioso Protector mío San Cayetano que fuisteis acérrimo defensor de la Fe contra todos los embates de la herejía descubriendo con destreza el virus, emponzoñado del error; haced que apreciemos el don inestimable de la fe, sin la cual es imposible agradar a Dios, y rechacemos con prontitud y firmeza todas las sutilezas del error. Amén.

DÍA QUINTO

Glorioso Protector mío San Cayetano, que tanto os distinguisteis en la virtud de la esperanza, que rechazaste los medios humanos que os ofrecían los poderosos de la tierra para el sustento de vuestras comunidades, esperándolo todo de la Providencia; alcanzadnos que vivamos con la inquebrantable esperanza de que Dios nos concederá por los méritos de su divino Hijo la vida eterna junto con los medios para conseguirla, y que nuestra confianza de alcanzar los bienes temporales no se vea jamás confundida Amén.

DÍA SEXTO

Glorioso Protector mío San Cayetano cuya ardiente caridad dilató tanto vuestro pecho que de él salió vuestro corazón, agitando dos alas maravillosas, hacia el cielo y perseguisteis siempre a su enemigo mortal, el pecado; alcanzadnos que amemos a Dios de todo corazón y por Dios a nuestros prójimos. Amén.

DÍA SÉPTIMO

Glorioso Protector, mío San Cayetano cuya profundísima humildad os hizo renunciar las dignidades pontificias y os reprochaba como un gran atrevimiento el haber recibido la dignidad sacerdotal; concedednos que no merezcamos por nuestra soberbia que Dios aparte su rostro de nosotros, sino que con nuestra sincera humildad atraigamos sobre nosotros sus misericordiosas miradas. Amén.

DÍA OCTAVO

Glorioso Protector mío San Cayetano, que sufristeis con tanta paciencia toda vuestra vida, particularmente cuando el saqueo de Roma y fuisteis azotado y encarcelado por soldados inhumanos; alcanzadnos la gracia de sufrir pacientemente las adversidades de esta vida, para así labrarnos una gloriosa corona en el cielo. Amén.

DÍA NOVENO

Glorioso Protector mío San Cayetano, cuya perfecta castidad mereció que la Virgen Madre depositara en vuestros brazos a su Divino Hijo y que vuestro cuerpo exhalara cierto aroma celestial; alcanzadnos que no manchemos nuestro corazón con el pecado impuro y que guardemos nuestra castidad con la mortificación cristiana. Amén.

ORACIONES FINALES

Para alcanzar esta gracia y las demás que deseamos obtener por intercesión de San Cayetano, rezaremos tres Padrenuestros a la Santísima Trinidad. Después se dirá la oración final, compuesta por San Cayetano.

Oración compuesta por San Cayetano. 

"Mirad, oh Señor y Padre Santo, desde vuestro Santuario y lugar excelso donde habitáis en el cielo y fijad vuestra mirada en esta Hostia Santa que os ofrece nuestro gran Pontífice vuestro Hijo Santísimo y Señor nuestro Jesús por los pecados de sus hermanos, y perdonadnos nuestras muchas culpas. He aquí la voz de la sangre de nuestro Hermano Jesús que clame a Vos desde la Cruz. Escuchad, ¡oh Señor!, aplacaos, atended y enviad vuestro socorro; no lo retardéis, Dios mío, por vuestra gran bondad ya que vuestro nombre ha sido invocado sobre nosotros, sobre esta ciudad y sobre todo este pueblo y obrad con nosotros según vuestra misericordia".

Oh Dios!, Protector de los que en Vos confían sin cuyo poder y gracia nada existe de bueno y santo; derramad copiosamente sobre nosotros vuestra misericordia para que, a ejemplo de San Cayetano, usemos de tal modo de los bienes temporales que no perdamos los eternos de la gloria. Os lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo Amén.

Oración a san José - del Papa Francisco


Oración a San José por las familias

Padre, Tú encomendaste a san José lo más valioso que tenías: el Niño Jesús y su madre, para protegerlos de los peligros y de las amenazas de los malvados. 

Concédenos, también a nosotros, experimentar su protección y su ayuda. Él, que padeció el sufrimiento de quien huye a causa del odio de los poderosos, haz que pueda consolar y proteger a todos los hermanos y hermanas que, empujados por las guerras, la pobreza y las necesidades, abandonan su hogar y su tierra, para ponerse en camino, como refugiados, hacia lugares más seguros. 

Ayúdalos, por su intercesión, a tener la fuerza para seguir adelante, el consuelo en la tristeza, el valor en la prueba. 

Da a quienes los acogen un poco de la ternura de este padre justo y sabio, que amó a Jesús como un verdadero hijo y sostuvo a María a lo largo del camino. 

Él, que se ganaba el pan con el trabajo de sus manos, pueda proveer de lo necesario a quienes la vida les ha quitado todo, y darles la dignidad de un trabajo y la serenidad de un hogar. 

Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que san José salvó al huir a Egipto, y por intercesión de la Virgen María, a quien amó como esposo fiel según tu voluntad. Amén. 

Lecturas Propias de la Memoria Litúrgica de santa Marta (M.O.)

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan     4, 7-16

    Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
    El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
    Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él. Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados.
    Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros.
    La señal de que permanecemos en él y él permanece en nosotros, es que nos ha comunicado su Espíritu. Y nosotros hemos visto y atestiguamos que el Padre envió al Hijo como Salvador del mundo.
    El que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios, y Dios permanece en él.
    Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.
    Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él.

Palabra de Dios.

SALMO     Sal 33, 2-11

R. Bendeciré al Señor en todo tiempo.

O bien:

¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!

Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el señor:
que lo oigan los humildes y se alegren. R.

Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: él me respondió
y me libró de todos mis temores. R.

Miren hacia él y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.

El Angel del Señor acampa
en torno de sus fieles, y los libra.
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en él se refugian! R.

Teman al Señor, todos sus santos,
porque nada faltará a los que lo temen.
Los ricos se empobrecen y sufren hambre,
pero los que buscan al Señor no carecen de nada. R.


ALELUIA     Jn 8, 12
Dice el Señor: Yo soy la luz del mundo;
el que me sigue tendrá la luz de la vida.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según san Juan     11, 19-27

    Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dio a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas.»
    Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.»
    Marta le respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.»
    Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?»
    Ella le respondió: «Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo.»

Palabra del Señor.


O bien:

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según san Lucas     10, 38-42

En aquel tiempo:
    Mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa.
    Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
    Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.»
    Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada.»

Palabra del Señor.

Mes de Julio dedicado a la Virgen del Carmen - Día 22°



DÍA XXII 

Por la señal de la santa cruz. Señal de la Cruz. 

Oración inicial 

Madre mía amantísima  del Carmen, aquí vengo a vuestra presencia con el más profundo respeto y veneración a ofreceros el ejercicio de este día, que consagro a vos por haberme admitido, a mí, el más miserable de los hombres, entre vuestros hijos predilectos los Carmelitas, para favorecerme con vuestra especial protección y amor. Yo os doy miles de gracias por ello, Madre mía, y os suplico que iluminéis mi entendimiento e inflaméis los efectos de mi corazón, para hacer con verdadero fruto este ejercicio, a fin de que merezca ser recibido por vos como un obsequio de vuestro hijo. Amén.

Participación de los méritos de la orden Carmelitana 


Otro de los privilegios contenidos en el santo escapulario, y no de menor consideración y estima para los cofrades del Carmen, es la participación de méritos de toda la orden carmelitana.
     Al ser recibidos en la cofradía, la Virgen del Carmen los toma por hijos adoptivos y les llama cofrades, hermanos de su orden, como dijo al Papa Juan XXII; y siendo hermanos de la orden, esta les abre sus tesoros y les hace parte de todos los bienes espirituales y méritos de la orden del Carmen calzado y descalzado ha tenido y obtiene cada día; esto es, les hace parte de todas las oraciones, súplicas, vigilias, misas, penitencias, maceraciones, sufragios , ayunos, oficio divino y de cuantas acciones meritorias se obran en la oscuridad y silencio en el claustro por los fervorosos religiosos y santas religiosas. Por esto, al recibirlos en sacerdote en la cofradía, con la autoridad de que los superiores te ha sido dada, les dice a cada uno: te admito a la participación de todos los méritos de la orden. Pero entonces comienza a ser miembro accesorio, y como tal le confiere la orden El privilegio, y favor de tener parte en todos los tesoros espirituales de la misma. Piensa tú ahora qué tesoro de méritos tendrá la orden carmelitana, que cuenta tantos siglos de existencia, qué tiene tantos y tan grandes santos, como Elías y eliseo, Cirilos y Albertos, Teresa de Jesús y Magdalena de pazzi, Pedro Tomás y Juan de la Cruz, y otros santos altísimos, que como estrellas fulgentes resplandecen en el cielo Carmelitano. Mira cuántos méritos no alcanzan todavía los que, haciendo violencia a la naturaleza, se esfuerzan en observar la rigidez y austeridad de los estatutos de la orden; los que, olvidados de toda cosa mundana, se consagran a la vida contemplativa, desafiando el fervor y caridad a los mismos ángeles, y los que, abandonando su patria y sus parientes, se sujetan al pesado yugo del ministerio apostólico en lejanas regiones, buscando por los desiertos las fatigas, como el pan de cada día, para encontrar al más que ganar para Jesucristo. Pues de todos los bienes y méritos eres participante tú, porque al ingresar en la cofradía del santo escapulario del Carmen, la Virgen te ha tomado por hijo y hermano de su orden, y está por miembro suyo accesorio.
      ¿ No es verdad de grande aprecio este favor, que enriquece tu alma de bienes y méritos tales,que si tuvieras que ganar la parte más pequeña de ellos con tus obras, te gustaría hacer muchos años de rigurosa penitencia?

II

¿Sabes tú la utilidad que te reporta esta participación de los méritos de toda la orden carmelitana?
     Tú qué acaso esperas pobre de méritos, preocuparte demasiado en negocios terrenos, con esta participación llenas los senos de tu alma demeritos que la hacen hermosa delante de Dios y son principio de nuevas gracias. Tú que con tus oraciones y súplicas, acaso frías y poco fervorosas, no alcanzarías del cielo lo que pides o te conviene en tus necesidades y aflicciones, te lo dará Dios por los méritos de la orden, a la que te has asociado. Tú que acaso estás olvidado, o te gustaría hacer mucha penitencia, para satisfacer por tus culpas, sean graves o leves y disminuir o librarte de las penas que por ellas te esperan en la otra vida, por participar de los méritos de la orden, hace dios que ellos te sirvan de sufragio y satisfacción para las penas que mereces por tus pecados. ¿Comprendes ahora el favor qué te hace la orden, y el privilegio que lleva el santo escapulario? Si es, pues, tan útil y provechoso para nuestro espíritu está devoción, itan consoladora para nuestro corazón, ¿No merecerá que fijemos en ella nuestra atención y la abracemos con interés, ya que, aún en esta vida, nos da el ciento por uno? Este es el mejor modo de negociar: adquirir con poca costa muchos méritos y gracias, que serán los que nos coronarán  después en la gloria. Y ya que es la Virgen del Carmen, tu madre amorosa, la que te hace esta merced, agradécele tanto bien y muéstrate reconocido, ofreciéndole un corazón fervoroso que esté siempre ardiendo en su amor.

Oración final

Gloriosísima Virgen, Reina de los Ángeles, Madre de Dios y de los Carmelitas, María Santísima, yo el más indigno de vuestros hijos acudo a vuestras plantas con el afecto que me inspira vuestro amante corazón y la confianza que me da en santo escapulario, prenda vuestra riquísima y señal de mi salvación, para presentaros las suplicas y afectos que mi corazón ha formado en este día en obsequio vuestro para más amaros y mejor serviros. Vos como Madre de Dios y dispensadora de todas las gracias del cielo, todo lo podéis, y como Madre amante y especial de los que visten vuestro santo escapulario, no os negareis a recibir mis pobres suplicas y alcanzarme el  remedio de mis necesidades, la gracia de que mi alma os ame y sirva cada día mas durante mi vida y después merezca ser ayudado de vos en la hora de mi muerte. 

Pídase  ahora con toda confianza la gracia que se desea alcanzar de la Virgen del Carmen

EJEMPLO

 Estando la madre Casilda de San Angelo, Carmelita descalza,  pensando en la vigilia de la fiesta de nuestra santísima madre del Carmen la gracia y favor singularisimo Que la virgen había hecho a su orden y cada uno de sus miembros, sean religiosos, terceros o cofrades, contarles el santo escapulario, arrebatada en éxtasis vio a la soberana reina del cielo con grande acompañamiento de religiosos y demás gente con el santo escapulario, unos con mayor y otros con menor gloria, lavando todos y bendiciendo a tan buena madre, en acción de gracias por los singulares favor es que habían recibido; y le parecía que todos los cortesanos del cielo, y en particular aquellos de otras órdenes religiosas, estaban como asombrados y sobremanera admirados al ver las gracias que la Santísima Virgen, dispensaba tan largamente a sus Carmelitas, protegiendolos y mostrándose su especial protectora y madre. 

Obsequio. Rezar el oficio parvo de la virgen en agradecimiento por habernos llamado a la participación de los méritos de su orden. 

Sentencia. Yo os he introducido en el Carmelo para que gusteis sus frutos y lo mejor de él 
(Jerem. II, 7) 

Oremus.
Deus, qui Beatissimae semper virginis, et genitricis tuae Mariae singulari titulo Carmeli ordinem decorasti: concede propitius, ut cujus hodie commemorationem solemni celebramus officio, ejus muniti presidiis ad gaudia sempiterna pervenire mereamur. Qui vivis, et regnas in secula seculorum. Amen.