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19 de Junio: Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús



La Devoción al Sagrado Corazón de Jesús 

  El viernes siguiente a Corpus Christi (cuando se celebra en domingo) o mejor dicho el viernes siguiente al segundo domingo después de Pentecostés la Iglesia celebra la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Además de la celebración litúrgica, otras muchas expresiones de piedad tienen por objeto el Corazón de Cristo. No hay duda de que la devoción al Corazón del Salvador ha sido, y sigue siendo, una de las expresiones más difundidas y amadas de la piedad eclesial. 

   Entendida a la luz de la sagrada Escritura, la expresión "Corazón de Jesús" designa el misterio mismo de Cristo, la totalidad de su ser, su persona considerada en el núcleo más íntimo y esencial: Hijo de Dios, sabiduría increada, caridad infinita, principio de salvación y de santificación para toda la humanidad. El "Corazón de Cristo", es Cristo, Verbo encarnado y salvador. 

  Como han recordado frecuentemente los Romanos Pontífices, la devoción al Corazón de Cristo tiene un sólido fundamento en la Escritura. Jesús, que es uno con el Padre (cfr. Jn 10, 30), invita a sus discípulos a vivir en íntima comunión con Él, a asumir su persona y su palabra como norma de conducta, y se presenta a sí mismo como maestro "manso y humilde de corazón" (Mt 11,29). En este sentido san Agustín nos enseña. "La entrada es accesible: Cristo es la puerta. También se abrió para ti cuando su costado fue abierto por la lanza. Recuerda qué salió de allí; así mira por dónde puedes entrar. Del costado del Señor que colgaba y moría en la Cruz salió sangre y agua, cuando fue abierto por la lanza. En el agua está tu purificación, en la sangre tu redención", haciendo clara alusión a los sacramentos del bautismo y la eucaristía. 

   La Edad Media fue una época especialmente fecunda para el desarrollo de la devoción al Corazón del Salvador. Distintos autores profundizaron en el misterio del Corazón de Cristo, en el que veían el "refugio" donde protegerse, la sede de la misericordia, el lugar del encuentro con Él, la fuente del amor infinito del Señor, la fuente de la cual brota el agua del Espíritu, la verdadera tierra prometida y el verdadero paraíso. 

   En la época moderna, el culto del Corazón del Salvador tuvo un nuevo desarrollo. En un momento en el que una corriente rigorista (el jansenismo) proclamaba los rigores de la justicia divina, la devoción al Corazón de Cristo fue un antídoto eficaz para suscitar en los fieles el amor al Señor y la confianza en su infinita misericordia, de la cual el Corazón es prenda y símbolo. San Francisco de Sales (+1622), que adoptó como norma de vida y apostolado la actitud fundamental del Corazón de Cristo, esto es, la humildad, la mansedumbre (cfr. Mt 11, 29), el amor tierno y misericordioso; santa Margarita María de Alacoque (+1690), a quien el Señor mostró repetidas veces las riquezas de su Corazón; San Juan Eudes (+1680), promotor del culto litúrgico al Sagrado Corazón; san Claudio de la Colombiere (+1682), san Juan Bosco (+1888) y otros santos, han sido insignes apóstoles de la devoción al Sagrado Corazón. 
     
     Las formas de devoción al Corazón del Salvador son muy numerosas. Entre éstas hay que recordar: 
  • la consagración personal, que, según Pío XI, "entre todas las prácticas del culto al sagrado Corazón es sin duda la principal"; 
  • la consagración de la familia, mediante la que el núcleo familiar, se entrega al Señor para que reine en el corazón de cada uno de sus miembros; 
  • las Letanías del Corazón de Jesús, aprobadas en 1891 para toda la Iglesia, de contenido marcadamente bíblico; 
  • el acto de reparación, fórmula de oración con la que el fiel, consciente de la infinita bondad de Cristo, quiere implorar misericordia y reparar las ofensas cometidas de tantas formas contra su Corazón; 
  • la práctica de los nueve primeros viernes de mes, que tiene su origen en la "gran promesa" hecha por Jesús a santa Margarita María de Alacoque. 
   La devoción al Sagrado Corazón constituye una gran expresión histórica de la piedad de la Iglesia hacia Jesucristo, su esposo y Señor; requiere una actitud de fondo, constituida por la conversión y la reparación, por el amor y la gratitud, por el empeño apostólico y la consagración a Cristo y a su obra de salvación. 

Adaptado del Directorio "Liturgia y piedad popular" 


Promesas de Jesucristo a Santa Margarita 
a favor de las personas devotas de su Sagrado Corazón 



1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado.
2. Pondré paz en sus familias.
3. Les consolaré en todas sus penas.
4. Seré su refugio seguro durante su vida y sobre todo en la muerte.
5. Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas. 
6. Los pecadores encontrarán en mi Corazón un manantial y el océano de la misericordia.
7. Las almas tibias se volverán fervorosas.
8. Las almas fervorosas llegarán rápidamente a una gran perfección.
9. Bendeciré las casas en las cuales sea expuesta y honrada la imagen de mi Sagrado Corazón.
10. Daré a los sacerdotes el talento necesario para ablandar los corazones más endurecidos. 
11. El nombre de las personas que propaguen esta devoción quedará escrito en mi Corazón y jamás se borrará.
12. La gran promesa: Yo prometo, en el exceso de la misericordia de mi Corazón, que mi amor omnipotente concederá a todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final. No morirán en mi desgracia, ni sin recibir los Sacramentos, y mi Corazón será su refugio seguro en aquella última hora. 

Sagrado Corazón de Jesús, 
en Vos confío 

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