DIA V
Por la señal de la santa Cruz. Señal de la Cruz.
Oración inicial
Madre mía amantísima del Carmen, aquí vengo a vuestra presencia con el más profundo respeto y veneración a ofreceros el ejercicio de este día, que consagro a vos por haberme admitido, a mí, el más miserable de los hombres, entre vuestros hijos predilectos los Carmelitas, para favorecerme con vuestra especial protección y amor. Yo os doy miles de gracias por ello, Madre mía, y os suplico que iluminéis mi entendimiento e inflaméis los efectos de mi corazón, para hacer con verdadero fruto este ejercicio, a fin de que merezca ser recibido por vos como un obsequio de vuestro hijo. Amén.
La Virgen del Carmen madre de los Carmelitas
He aqui la prerrogativa mas gloriosa de la orden Carmelitana, la mas grata y la más consoladora al corazón de todo Carmelita, que es todo aquel que viste el santo Escapulario Asi como Dios Nuestro Señor, de la descendencia de un justo, quiso formarse un pueblo escogido, que fuese objeto de su predilección y depositario de su revelación, de la misma manera la Virgen María , de la descendencia de otro justo, Elías, quiso formarse un pueblo predilecto, una porción escogida, que honrándola con especial cuidado y amor más fino, mereciese de ella un cariño especial y un amor más tierno. Al aparecérsele, pues, a Elías en la nubecilla, le inspiró la idea de fundar la Orden en el Monte Carmelo, porque este Monte lo había escogido ella para que fuera la cuna de su Orden predilecta, de porción escogida, de familia señalada. Entonces le inspiró y enseñó á Elías la virtud de la virginidad que éste puso por fundamento de su Orden; ella le inspiró además su misma semejanza, o imitación en la forma de vida, para que siendo hijos suyos tuvieran unidad de corazón, estuvieran acordes a la obediencia, uniformes en la pobreza y firmes en la virginidad.
De donde resulta que si Elías es su padre y fundador, porque instituyó y plantó la Orden en el Monte Carmelo, María es su Madre, porque inspiró a Elías, le enseñó la virginidad y le dió el motivo y la causa. Elías, dice un autor, le dió el vestido, María le dió la virtud; Elías preparó la materia, María le dió la forma; ella es, pues, la causa eficiente y aun la causa formal, ella es la que engendra como Madre. Además, siendo María el ejemplar que se propuso Elías al fundar su Orden y dedicarla a su gloria y honor, es también ella causa final y sabido es que el fin preconcebido tiene razón de principio en todas las obras humanas; luego María, que es la causa final que movió a Elías, es también en este concepto principio y Madre de la Orden carmelitana.
Esta misma verdad sostienen innumerables escritores, de la Orden unos, extraños otros, entre los cuales está el sabio jesuita P. Lorenzo Crisogóno, que dice Elías:
"Elías, aunque tiene el título y lo es en verdad fundador y padre de esta Orden carmelitana, pero la comenzó en nombre de la Virgen María".
Lo mismo afirman muchos Sumos Pontífices, entre los cuales Sixto IV y Julio III, en las bulas de gracias que concedieron a la Orden, dicen: "La misma Virgen María dió a luz esta Orden y la condecoró con su propio título.
¡ Cuánto no alegra esto el corazón de todo Carmelita!
II
iQué dicha tan grande la del Carmelita, poder llamar a la Reina de los Ángeles, a la Emperatriz de los Cielos, a la misma Madre de Dios Madre suya! ¡Oh favor nunca merecido! ¿Como no se derrite mi corazón en el fuego del amor a esa benditísima Madre que con predilección me ama?
¿Por que no le tributo un afecto singularísimo, una devoción sobre todas las devociones, un amor más tierno y especial, ya que ella me ha señalado con su amor predilecto al hacerme hijo suyo por medio del santo Escapulario? Si no lo hago así, seré muy ingrato con ella, y la ingratitud al afecto de una madre es la herida que más siente su corazón. Pero no, Madre mía, vos queréis ser mía, yo quiero ser vuestro; mi corazón se ha de emplear en amparos, por qué quien a Vos ama a Jesús ama; mi entendimiento se ha de ocupar en conoceros, y todas mis obras en serviros y alabaros, porque Vos sois digna de todo.
El amor que me profesáis como hijo vuestro predilecto, me dice que me habéis escogido para formar vuestra corona en los Cielos. ¡Mil veces dichoso el momento en que me inscribí en vuestra hermandad del Carmen, feliz mil veces la hora en que me revestí de vuestra librea y me consagré siervo vuestro! Toda mi vida os daré gracias por este favor tan singular, y por él espero conseguir la salvación de mi alma, la, dicha de gozar en vuestra compañía las delicias de la gloria.
Oración final
Gloriosísima Virgen, Reina de los Ángeles, Madre de Dios y de los Carmelitas, María Santísima, yo el más indigno de vuestros hijos acudo a vuestras plantas con el afecto que me inspira vuestro amante corazón y la confianza que me da en santo escapulario, prenda vuestra riquísima y señal de mi salvación, para presentaros las suplicas y afectos que mi corazón ha formado en este día en obsequio vuestro para más amaros y mejor serviros. Vos como Madre de Dios y dispensadora de todas las gracias del cielo, todo lo podéis, y como Madre amante y especial de los que visten vuestro santo escapulario, no os negareis a recibir mis pobres suplicas y alcanzarme el remedio de mis necesidades, la gracia de que mi alma os ame y sirva cada día mas durante mi vida y después merezca ser ayudado de vos en la hora de mi muerte.
Pídase ahora con toda confianza la gracia que se desea alcanzar de la Virgen del Carmen.
EJEMPLO
Se encontró en un campo de Montpeller, el año 1276, una reliquia de Lignum Crucis que el viento llevó alli desde una altisima torre sobre la cual estaba colocada. Fueron allá todos los Canónigos de la Catedral en procesión para recoger la santa reliquia, pero nunca pudieron, porque siempre se escapaba de sus manos cuando la tomaban, Llamaron a otros Sacerdotes y religiosos de diferentes Ordenes con el mismo objeto, pero tampoco pudieron, porque la santa reliquia saltando se alejaba de ellos. Hacia poco que los Carmelitas habian fundado un convento en aquella parte y eran tan humildes que no quisieron atreverse a tal empresa, a tomar la santa reliquia; pero la Virgen del Carmen, que queria exaltar a sus caros hijos, se apareció de noche a uno de ellos y le dijo: "Quiero que sólo mis hermanos tomen y alcen la Cruz de mi Hijo". El buen religioso lleno de jubilo avisó a sus hermanos. Todos de acuerdo se encaminaron hacia el lugar donde estaba el Santo Leño, que despedia esplendidismos rayos de luz, y acercándose a él, no huyó como antes, sino que se dejó agarrar por los Padres Carmelitas.
Con esto manifestó la Virgen del Carmen el amor especial que tiene a los Carmelitas y declaró delante de todos que son hermanos suyos.
Obsequio. Meditar algunas veces la gracia singular que María Santísima del Carmen nos ha hecho de querer ser nuestra Madre.
Sentencia. No descansaré hasta estar cierto de haber conseguido la gracia de profesar un amor tierno a mi Madre María. (San Juan Berchmans)
Oremus.
Deus, qui Beatissimae semper virginis, et genitricis tuae Mariae singulari titulo Carmeli ordinem decorasti: concede propitius, ut cujus hodie commemorationem solemni celebramus officio, ejus muniti presidiis ad gaudia sempiterna pervenire mereamur. Qui vivis, et regnas in secula seculorum. Amen.
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