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Mes de Julio dedicado a la Virgen del Carmen - Día 7°



DÍA VII 

Por la señal de la santa Cruz. Señal de la Cruz. 

Oración inicial 

Madre mía amantísima  del Carmen, aquí vengo a vuestra presencia con el más profundo respeto y veneración a ofreceros el ejercicio de este día, que consagro a vos por haberme admitido, a mí, el más miserable de los hombres, entre vuestros hijos predilectos los Carmelitas, para favorecerme con vuestra especial protección y amor. Yo os doy miles de gracias por ello, Madre mía, y os suplico que iluminéis mi entendimiento e inflaméis los efectos de mi corazón, para hacer con verdadero fruto este ejercicio, a fin de que merezca ser recibido por vos como un obsequio de vuestro hijo. Amén.

Como ha demostrado Maria que es Madre de los Carmelitas.


No sólo con palabras y hechos ha mostrado mil veces María Santísima que es Madre de una manera especial de los Carmelitas, lo mismo de los religiosos que de los terciario y cofrades, sino también con milagros, armando a veces su brazo con todo su poder para defender a sus hijos.     
     Cuando ella quiso dar un testimonio claro de esta verdad, se aparece con el santo escapulario a San Simón Stok y le llama hijo muy querido, "dilectissime fili", y esta palabra "dilectissime" o "dilectus" denota un amor especial, superior al amor de todos los amados. Asi, San Juan, porque era el discipulo más amado de Jesus, llamado por antonomasia el discipulo querido, "dilectus". La Esposa de los Cantares, para manifestar el amor superior y predilecto que tenia a su esposo, le llama "dilectus", escogido entre los amados. El Verbo Encarnado, que es el más amado del Padre, fué llamado por éste con la misma palabra "dilectus" en el Jordán y en el Tabor. De la misma manera San Simon Stok, y en su persona todos los Carmelitas, fué llamado por la Virgen Madre con esta palabra "dilectissime fili", hijo muy querido, para manifestarle un amor de predilección, un amor de Madre especial, que no profesa a los demás. Si de aqui pasamos a los hechos, tampoco faltan pruebas de especial amor a los Carmelitas. Uno de los cuidados en que más se refleja especial de la Madre a sus hijos, es en proveerles el vestido, por eso nos dice la Escritura que el Patriarca Jacob, por el amor especial que tenía a su hijo José, le hizo una túnica; Ana tenía especial cuidado de vestir en ciertas ocasiones a su hijo Samuel; y en los Proverbios de Salomón es muy alabada aquella industriosa madre que proveía de dobles vestidos a todos sus hijos. 

De la misma manera la Virgen María, como  Madre cuidadosa, procura el vestido a sus hijos predilectos, dándoles el  santo Escapulario. Ella les da su nombre para que de llamen religiosos o hermanos de la Virgen María del Monte Carmelo; les da su escudo, 
pues el escudo de los Carmelitas lleva la corona de Maria, como hijos de Reina, y las doce estrellas que adornan su frente, y ella les nombra herederos a la hora de su muerte. ¿Que más podía hacer? Cantando en el Convento de Bolonia los religiosos Carmelitas la "Salve", se aparece Maria y les dice: "Cantad, hijos mios, que yo os mostraré a Jesús mi Hijo y en esta y en la otra vida." Cuando en el Pontificado de Honorio III estaba perseguida injustamente la orden Carmelitana y a punto de ser suprimida por la oposición de dos curiales del Pontifice, se presenta la Vírgen al Pontífice y le dice: "No se debe contradecir la demanda de estos mis religiosos, ni tampoco disimular mientras yo misma promuevo su gloria", y luego le aseguró que aquella misma noche morirían aquellos dos curiales. 
     ¿Pueden darse pruebas más claras y demostraciones más evidentes de que María es en verdad Madre de los Carmelitas?

II 

Ya ves, alma mía, el interés que María toma por sus hijos predilectos, los que visten su santo Escapulario, no perdonando ocasión para demostrar su especial amor, ya con palabras, ya con hechos, ya también con milagros estupendos. ¿Y qué haces tú para manifestarle el amor especial que debes profesarla, como hijo predilecto a su santísima Madre? Es necesario que en tus palabras se muestre la tendencia de tu corazón; pero advierte que no basta esto, porque el amor se muestra más con las obras que con las palabras, y asi tú no debes dejar pasar ninguna obra, por pequeña que sea, cuando se te ofrezca la ocasión, para gloria de María, y de este modo demostrarás claramente la correspondencia de amor que debe haber entre hijo y Madre. Mira que antes de tú conocerla, ella te amó y te ama un amor que tú no puedes alcanzar a comprender; por lo tanto, cuanto hicieres por ella, todo será poco. Dile, pues, con todo el afecto del corazón: "Madre mía muy amada, yo me consagro Vos, y conmigo OS consagro mi corazón y todas mis potencias, para que ni mis obras ni mis palabras desmientan jamás la gloriosa filiación que me habéis dispensado; mi boca pronunciará continuamente vuestro nombre, más dulce que panal y la miel, mi corazón lo grabará con caracteres indelebles para eterna divisa de mi filiación." 

Oración final

Gloriosísima Virgen, Reina de los Ángeles, Madre de Dios y de los Carmelitas, María Santísima, yo el más indigno de vuestros hijos acudo a vuestras plantas con el afecto que me inspira vuestro amante corazón y la confianza que me da en santo escapulario, prenda vuestra riquísima y señal de mi salvación, para presentaros las suplicas y afectos que mi corazón ha formado en este día en obsequio vuestro para más amaros y mejor serviros. Vos como Madre de Dios y dispensadora de todas las gracias del cielo, todo lo podéis, y como Madre amante y especial de los que visten vuestro santo escapulario, no os negareis a recibir mis pobres suplicas y alcanzarme el  remedio de mis necesidades, la gracia de que mi alma os ame y sirva cada día mas durante mi vida y después merezca ser ayudado de vos en la hora de mi muerte. 

Pídase  ahora con toda confianza la gracia que se desea alcanzar de la Virgen del Carmen

EJEMPLO 

Cerca de un siglo después que acontecio Montpeller el milagro de la Santa Cruz que hemos referido, algunos envidiosos del Orden carmelitano comenzaron en Cestería ciudad de Inglaterra, a contradecir a los religiosos Carmelitas un titulo tan honorifico diciendo que era solamente vanidad de elles llamarse hermanos de la Virgen Marla del Carmen; pero ella, que vela con solicitud por su Orden, castigó luego a los detractores porque acometidos de fieros accidentes con horribles retorcimientos, confesaban ser culpables y morían. Entonces el Abad de un Monasterio, para aplacar la ira de Dios y de la Virgen María, y para alcanzar la decisión de la controversia, ordenó que se hiciese una pública procesión a la cual acudiesen también los perseguidos religiosos del Carmen. Estos afligidos hijos de María acudieron, y al pasar por delante de una milagrosa estatua de María Santísima, que se veneraba en la Iglesia de Santa Verburga, de dicha ciudad, le hicieron una profunda inclinación, según Costumbre de la Orden, y la saludaron con el Avemaria. Pero ¡oh prodigio! Aquella estatua de María, como si hubiese estado animada, recibió cortésmente el saludo de ellos haciendo una inclinación de cabeza, y extendiendo la mano y el dedo hacia los mismos Carmelitas, dijo en alta voz, a presencia de todo el pueblo, por tres veces: "He aqui mis hermanos"  añadiendo la tercera vez: "queridos y predilectos: el que verá uno de ellos, verá uno de mis hermanos;" como si dijese a cada uno de los Carmelitas: tú eres mi hermano. Ved, pues, cómo la Emperatriz del Cielo ha elegido y declarado, de propia boca, por hermanos suyos carisimos a los religiosos del Carmen, y por consecuencia tamblén a los terciarios y cofrades que participan del mismo titulo, ya que la Virgen Santísima, al dar el santo Escapularlo a San Simón Stok, le llamó señal de su confraternidad. De esta manera quedó concluida la controversia, quedando los Carmelitas con el glorioso titulo de hermanos de la Virgen del Carmen. 

Obsequio. Invocar a menudo a la Virgen del Carmen llamándola con el dulce nombre de Madre.

Sentencia. Cuando murió mi madre, fui a una imagen de Nuestra Señora y supliqué que ella fuese mi Madre. Paréceme que me ha valido, porque conocidamente he hallado a esta Virgen Soberana en cuanto me he encomendado a ella.  
N. Seráfica Madre Santa Teresa de Jesús

Oremus.
Deus, qui Beatissimae semper virginis, et genitricis tuae Mariae singulari titulo Carmeli ordinem decorasti: concede propitius, ut cujus hodie commemorationem solemni celebramus officio, ejus muniti presidiis ad gaudia sempiterna pervenire mereamur. Qui vivis, et regnas in secula seculorum. Amen.

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