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Mes de Julio dedicado a la Virgen del Carmen - Día 17°



DIA XVII 

Por la señal de la santa cruz. Señal de la Cruz. 

Oración inicial 

Madre mía amantísima  del Carmen, aquí vengo a vuestra presencia con el más profundo respeto y veneración a ofreceros el ejercicio de este día, que consagro a vos por haberme admitido, a mí, el más miserable de los hombres, entre vuestros hijos predilectos los Carmelitas, para favorecerme con vuestra especial protección y amor. Yo os doy miles de gracias por ello, Madre mía, y os suplico que iluminéis mi entendimiento e inflaméis los efectos de mi corazón, para hacer con verdadero fruto este ejercicio, a fin de que merezca ser recibido por vos como un obsequio de vuestro hijo. Amén

El Santo escapulario es señal de salud en vida

I

Otro de los privilegios que la madre de Dios ha puesto en su santo escapulario del Carmen para los religiosos y cofrades que lo vistieron es señal de salud espiritual en esta vida, como ella misma le llamó: Signum salutis. No porque el santo escapulario confiera la gracia como los sacramentos, sino porque la madre de Dios y del Carmelo ha prometido una protección especial a quién devotamente los quiere por su amor, por medio de la cual procurará con su poder y alcanzar a los religiosos y cofrades del Carmen ciertos medios, inspiraciones y ayuda particular para que atiendan más a la piedad, observen con exactitud los divinos preceptos, consigan o perseveren en la gracia, caminen más seguros por la senda de la virtud y se aparten de los peligros de pecar, para que así consigan más fácilmente su último fin, qué es el cielo. Así lo dejó escrito el eruditísimo y piadoso Silveira, que dice: " El sagrado escapulario es como prueba y señal de mayor gracia y especial auxilio para qué, si estás en pecado, te mueva el dolor, y sí en gracia, perseveres en ella removiendo todas las cosas qué de ella te pueden apartar" 
    ¿Y qué tiene de extraño si la madre de la divina gracia promete está a los que vistieron sus santo escapulario, ayudándoles ella con una protección especial y medios que sólo concede por el santo escapulario y que no tendrían si no lo vistieran?  ¿Qué tiene de extraño que la poderosa reina del cielo haga este favor a los que se consagran por hijos suyos?  
Ella misma le asegura a San Simon Stock, y en su persona a todos los Carmelitas, qué su santo escapulario es "privilegio de su orden y señal de salud," que por el sentirán la eficacia de su protección, y es bien seguro que aquél por quién se interesa María, alcanzará la gracia en esta vida y después la salvación eterna, porque, como dice San Bernardo, ella abre los abismos de la divina piedad y misericordia a quién quiere, cuando quiere y como quiere.
     Si, pues, María tanto se interesa por los Carmelitas, ella les abrirá los senos de su piedad y misericordia derramando mil gracias sobre ellos, para que mientras vistan sushant escapulario perseveren en la gracia, o la alcancen si la han perdido, para que el escapulario no forme alianza con el corazón enemigo de Dios y sea siempre señal de la salud de su alma.

II 

Si puedes apreciar lo que vale la divina gracia, apreciarás entonces debidamente este privilegio qué María te concede en el santo escapulario. Piensa que la gracia es la que nos une a Dios, nos hace sus amigos y herederos del cielo; en ella se apoyan todas las virtudes que santifica nuestra alma; ella es la que hace de una Magdalena pecadora una Santa incomparable, de un ladrón clavado en una cruz un santo, de un perseguidor de la iglesia un príncipe de la misma y vaso de elección, y de un impúdico hereje un ministro santo de Dios y padre de la iglesia. Todos estos efectos produce la gracia, y está gracia te conseguirá María, sí vistes con devoción su santo escapulario, que ella te ha dado como señal de su protección, que guardara la salud de tu alma, la gracia que la a de santificar. ¿Qué darías tu por saber si estás en gracia de Dios? Pues a cógete el santo escapulario del Carmen acude a María, y descansa, porque ella, que te ha prometido que su santo escapulario será salud de tu alma en la vida no te faltará si tú primero no le faltas a ella, pues tiene voluntad y poder para conseguirte lo que te promete. Es la madre de la divina gracia, y así dispone de ella como quiere y por eso le dice a un piadoso autor : "Prosigue, María, prosigue con seguridad disponiendo de los bienes de tu hijo y distribuyendolos con toda confianza, como reina y como madre y como esposa del rey, pues en cualidad de reina os pertenece el reino y la dominación."
Corresponde, pues, agradecido a tu madre, dale gracias todos los días por esté tan grande beneficio, venera su santo escapulario, qué es el que guarda la vida de tu alma, y como árbol misterioso qué te cobija bajo su protección, tenle un aprecio grandísimo, y no seas como animal inmundo, qué alimentándose del fruto no se acuerda de levantar una mirada de agradecimiento al árbol que se lo da. Persuádete que el que venera el escapulario venera a María, y el alma que venera a esta madre comienza a disfrutar ya aquí la dicha y la paz de la bienaventuranza que espera. Dile, pues, con todo el afecto del corazón: madre mía amorosísima del Carmen, yo acojo, venero y amo vuestro escapulario como prenda que guardara la salud de mi alma y me asegura vuestra amistad; él adornará siempre mi pecho y mi corazón, cómo gloriosa señal que manifieste siempre vuestro dominio sobre mí, y así viviré y moriré en paz hasta alcanzar la dicha de gozar de vuestra compañía en la gloria. 

Oración final

Gloriosísima Virgen, Reina de los Ángeles, Madre de Dios y de los Carmelitas, María Santísima, yo el más indigno de vuestros hijos acudo a vuestras plantas con el afecto que me inspira vuestro amante corazón y la confianza que me da en santo escapulario, prenda vuestra riquísima y señal de mi salvación, para presentaros las suplicas y afectos que mi corazón ha formado en este día en obsequio vuestro para más amaros y mejor serviros. Vos como Madre de Dios y dispensadora de todas las gracias del cielo, todo lo podéis, y como Madre amante y especial de los que visten vuestro santo escapulario, no os negareis a recibir mis pobres suplicas y alcanzarme el  remedio de mis necesidades, la gracia de que mi alma os ame y sirva cada día mas durante mi vida y después merezca ser ayudado de vos en la hora de mi muerte. 

Pídase  ahora con toda confianza la gracia que se desea alcanzar de la Virgen del Carmen

EJEMPLO

Había en Lile, ciudad de Francia, un hombre ya nonagenario, antiguo oficial, que hacia muchos años estaba apartado de toda práctica de religión. Un sacerdote que por su antigua amistad podía comunicar con él, cuando le vio enfermo empleo todos los medios para despertar en aquel corazón algún sentimiento de religión y piedad; pero sus esfuerzos fueron siempre inútiles, estrellándose ante el escepticismo y la risa del incrédulo, que el enfermo había aprendido con la lectura de los libros de Voltaire. No sólo el sacerdote, sino también otras personas hacían pruebas para reducir al enfermo a buen camino; pero siempre en vano. En fin, después de algunos meses un amigo le envió un escapulario suplicando al enfermo que lo aceptara, al menos por hacerle placer. El enfermo tomó el escapulario por no contristar al amigo, y pocos días después, la Virgen del Carmen con su poder y bondad maternal había vencido a que el corazón, pues el mismo pidió que se quería confesar y recibió después la santa comunión con las mejores. Sin duda para darle tiempo de hacer penitencia Dios le concedió también la salud del cuerpo: el persevero después en la práctica de la virtud, agradecido sobre manera a nuestra Señora del Carmen. 
     Debía cumplirse la palabra de María, Jesús Santo escapulario es señal de salud para el alma del que lo recibe.

Obsequio. Cuando corra peligro la gracia, pedir ayuda a la Virgen del Carmen por medio de la escapulario.

Sentencia. Ninguna criatura alcanza de Dios gracia o virtud sino según la disposición de su madre María. (San Bernardino)

Oremus. 
Deus, qui Beatissimae semper virginis, et genitricis tuae Mariae singulari titulo Carmeli ordinem decorasti: concede propitius, ut cujus hodie commemorationem solemni celebramus officio, ejus muniti presidiis ad gaudia sempiterna pervenire mereamur. Qui vivis, et regnas in secula seculorum. Amen.

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