PREFACIO DE LA BIENAVENTURADA
VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO
- El Señor esté con ustedes
- y con tu Espíritu.
- Levantemos el corazón
- Lo tenemos levantado hacia el Señor.
- Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
- Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria
en la solemnidad de la Bienaventurada y siempre
Virgen María.
Unida íntimamente al misterio de Cristo
no cesa de ser Madre de nuevos hijos en la Iglesia
y con su ejemplo los guía
a seguir el camino de la caridad perfecta.
Ella, con su afecto maternal
y el encanto de sus virtudes,
ha suscitado en la Iglesia a la Orden del Carmelo
y le ha dado en el Escapulario un signo de su protección.
Ella es el modelo de la vida consagrada
al servicio de Cristo, en la contemplación
de la Palabra y en la entrega generosa a los hermanos.
Por este don inmenso de tu amor te damos gracias
y proclamamos tus grandezas cantando con los ángeles:
Santo, Santo, Santo ...
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