La Orden de los Predicadores o Dominicos honra a su santo fundador Domingo de Guzmán en dos oportunidades, el 24 de mayo y el 8 de agosto. La primera es la "memoria litúrgica (obligatoria)" de la "Traslación" de su cuerpo bendito desde las afueras de Bolonia hasta la iglesia de san Nicolás, en la misma ciudad.
PREFACIO
El hombre evangélico
V. El Señor este con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, nuestro Señor.
Tú quisiste renovar la vida de los Apóstoles,
mediante nuestro padre santo Domingo,
para dar a tu santa Iglesia
esplendor y seguridad.
Él, viviendo como Cristo en pobreza,
devolvió mediant su predicación
a la luz del Evangelio,
a los que se habían alejado de ella,
ganando de este modo para Cristo,
a numerosos hermanos.
Él quiso con acierto reunir consigo
otros predicadores que,
iluminados por la sabiduría celeste,
se dedicasen totalmente
a la obra de la evangelización.
Por eso, Señor,
con todos los ángeles y santos,
te alabamos cantando sin cesar.
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO
Predicador eximio del Evangelio
V. El Señor este con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, nuestro Señor.
Porque con especial providencia,
enviaste a santo Domingo
como heraldo de la verdad
que él bebía de la sublime fuente del Salvador,
para quitar la sed del mundo.
Domingo, sostenido siempre
por la Madre de tu Hijo,
y lleno de celo
por la salvación de las almas,
encarnando la misma visión del Verbo
en sí mismo y en los discípulos,
que el Espíritu reunió con él,
los hizo campeones de la fe
para la salvación de los demás,
llevando mediante su predicación y ejemplo,
muchos hermanos a Cristo.
Hablando siempre contigo o de ti,
creció en sabiduría,
y, haciendo brotar su apostolado
de la plenitud de la contemplación,
se dedicó totalmente
a la renovación de tu Iglesia.
Por eso, con los ángeles y todos los santos,
proclamamos tu gloria,
cantando a una sola voz
Santo, Santo, Santo...
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