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Mes de Julio dedicado a la Virgen del Carmen - Día 15°



DÍA XV

Por la señal de la santa cruz. Señal de la Cruz. 

Oración inicial

Madre mía amantísima del Carmen, aquí vengo a vuestra presencia con el más profundo respeto y veneración a ofreceros el ejercicio de este día, que consagro a vos por haberme admitido, a mí, el más miserable de los hombres, entre vuestros hijos predilectos los Carmelitas, para favorecerme con vuestra especial protección y amor. Yo os doy miles de gracias por ello, Madre mía, y os suplico que iluminéis mi entendimiento e inflaméis los efectos de mi corazón, para hacer con verdadero fruto este ejercicio, a fin de que merezca ser recibido por vos como un obsequio de vuestro hijo. Amén.

El Santo escapulario es señal de confraternidad con María

I

El primer privilegio de los religiosos y cofrades del Carmen contenido en el santo escapulario, es la hermandad y filiación especial que tienen con la madre de Dios, la cual filiación consiste en un amor más cariñoso que les profesa como hijos y hermanos suyos, a quién es de una manera especial adoptado; y en una protección particular qué les dispensa para ayudarles, favorecerles, protegerles, consolarlos y salvarlos. Ella misma lo declaró a su siervo San Simón Stock cuando, al darle el escapulario, le dijo: "recibe este escapulario de tu orden, señal de mi fraternidad" como diciéndole: "quiero que esté escapulario yo sea señal de aquellos que se llaman hijos y hermanos míos, que se consagran a mi servicio, que obedecen mi ley, que forman mi corte y son mi corona" Porque así como toda institución lleva alguna señal para distinguir a sus miembros, y así como el mismo Dios quiso dar una señal a su pueblo para que se distinguiera de los demás como porción escogida, así María nos, nos baja del cielo el santo escapulario, para distinguir con esta gloriosa librea a sus hijos y hermanos del resto de los demás, como su familia, su porción escogida; para que al vestirnos de él, sepamos a quién servimos y conozcamos a quién pertenecemos; para que al ver sobre nuestro pecho el santo escapulario, nos vistamos de las virtudes de María; Porque si es tal amor a tal Madre y Reina quien nos los ha puesto, este amor debe hacerlos semejantes a ella imitando a la en virtudes, para que nuestra hermandad y filiación no desdigan de tal madre. Ella nos ha elegido y ha querido distinguirnos del resto de los demás, y nosotros debemos corresponder a esta vocación dichosa, qué tan gloriosos nos hace en el tiempo y en la eternidad.
Y si tanto se glorían los hombres de ostentar en su pecho las señales de gratitud de algún rey, o pertenencia a alguna ilustre corporación, ¿Cuanto más debemos gloriarnos nosotros mostrando esta celestial insignia de la reina de los Ángeles que acredita nuestra especial filiación y hermandad hola madre de Dios? ¿Cuanto más debemos gloriarnos nosotros con esta señal, que al mismo tiempo que nos distingue como hijos de María, nos hace agradables a los ojos de Dios y atrae sobre nuestras almas las bendiciones del cielo? eternamente dichosos serán los que se aprovechen de esta señal, porque ella, mejor que la del pueblo de Israel, les librara del Ángel devastador en el último día; porque está soberana reina y madre qué es toda amor y misericordia, no Se olvidará de los que ha elegido a su filiación especial, me permitirá que el enemigo de las almas tenga parte en ellos, porque ser hijo especial de María es estar destinado a la gloria.

II

Medita, alma mía, este privilegio y gracia qué te ha hecho la madre de Dios,y verás cuánto vale y el bien grandísimo que encierra. aquella a quien las criaturas todas sirven y alaban como señora del universo, por este privilegio es tu madre y tu hermana: aquella que se viste del sol, se calza de la luna y se sirve de las estrellas del firmamento para adornar su augusta frente, quieres ser tu madre y tu hermana: aquella a quien los Ángeles y Serafines obedecen como fidelísimos ministros, venerando la como a su reina y señora, es tu madre y tu hermana; aquella finalmente aquí en el verbo eterno, Dios de Dios y creador de todas las criaturas, Llama a su madre, es también tu madre y tu hermana. ¿No te hace superior este privilegio a todos los títulos, grandezas, glorias y honores del mundo? ¿No llena tu espíritu de alegría y satisfacción el saber que tienes una madre tan potente, tan gloriosa, tan cariñosa, tan dulce y amable, cuyos brazos están siempre abiertos, en cuyo rostro se dibuja siempre una alegría celestial, y cuyos labios te muestran una sonrisa angélica? Pues todo esto lo tienes vistiendo el santo escapulario, pero vistiéndolo como se merece, pues ella al dártelo te dice: "vístete de él como escogido de Dios, esto es, vístete de él, pero viste que también de misericordia, de dulzura, de benignidad, de humildad, de modestia, te pureza, de paciencia, de justicia y de toda santidad," pues sólo así serás mi hijo y gozarás de todas las obras de mi amor.
¿Y quién rehusara vestirse de estás virtudes perdiendo un privilegio tan grande, tan glorioso y singular? No yo, madre querida, que apreció esta filiación más que todas las cosas del mundo, que he pedido siempre al señor una cosa, habitar todos los días de mi vida en vuestra casa, porque probado ser mejor un día en vuestra compañía, que mil en los palacios de reyes, y que me tengo por dichoso de vivir en vuestro servicio, Porque después os alabaré eternamente.

Oración final

Gloriosísima Virgen, Reina de los Ángeles, Madre de Dios y de los Carmelitas, María Santísima, yo el más indigno de vuestros hijos acudo a vuestras plantas con el afecto que me inspira vuestro amante corazón y la confianza que me da en santo escapulario, prenda vuestra riquísima y señal de mi salvación, para presentaros las suplicas y afectos que mi corazón ha formado en este día en obsequio vuestro para más amaros y mejor serviros. Vos como Madre de Dios y dispensadora de todas las gracias del cielo, todo lo podéis, y como Madre amante y especial de los que visten vuestro santo escapulario, no os negareis a recibir mis pobres suplicas y alcanzarme el remedio de mis necesidades, la gracia de que mi alma os ame y sirva cada día mas durante mi vida y después merezca ser ayudado de vos en la hora de mi muerte.

Pídase ahora con toda confianza la gracia que se desea alcanzar de la Virgen del Carmen.

EJEMPLO

Muchas veces ha manifestado la Virgen santísima del Carmen, con palabras y con hechos, qué es ella madre especial de los que visten su santo escapulario.
En una Villa cerca de la ciudad de Consuegra enfermo de muerte, de unas malignas calenturas, Catalina García, hermana de la cofradía de nuestra Señora del Carmen y muy observante en las obligaciones de dicha hermandad, teniendo su madre que el escapulario, por ser de lana, la incómodas, se lo quitó del cuello a la enferma. De allí a poco le sobrevino un parasismo, que le duró casi dos horas privándola de los sentidos. Luego que volvió en si la pobre enferma, comenzó a buscar y revolver con la mano sus vestidos. Preguntado por su madre y demás circunstantes que buscaba: "mi escapulario," respondió. Le dijeron que lo dejaste porque le daría más calor, pero ella continuaba buscándolo, diciendo que quería ponérselo aunque se abrasara, y añadió qué Escandón el para sismo fue conducida al cielo, y la virgen santísima la había reprendido porque no llevaba la escapulario, y le dijo, que si no se lo ponía no le reconocería por hija suya. Entonces le devolvió su madre el escapulario y ella se lo puso con grande estima y reverencia al cuello, con certeza de conseguir la filiación de María virgen y experimentar su eficacícimo patrocinio, como lo demostró su felicidad a muerte.
¡Cuán dulce y amorosamente reprende María a sus hijos, para que por virtud de su santo escapulario reciban su protección y consigan la vida eterna!

Obsequio. Tener grande aprecio y veneración Santa escapulario, que acredita nuestra especial filiación con la virgen.

Sentencia. ¡Oh dichosa confianza, oh seguro refugio! La madre de Dios es nuestra madre
(San Anselmo)

Oremus.
Deus, qui Beatissimae semper virginis, et genitricis tuae Mariae singulari titulo Carmeli ordinem decorasti: concede propitius, ut cujus hodie commemorationem solemni celebramus officio, ejus muniti presidiis ad gaudia sempiterna pervenire mereamur. Qui vivis, et regnas in secula seculorum. Amén. 

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