PREFACIO
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación,
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo,
Dios todopoderoso, Pastor eterno.
Porque Santiago, testigo predilecto,
anunció el Reino que viene
por la Muerte y Resurrección de tu Hijo,
y, el primero entre los apóstoles, bebió el Cáliz del Señor.
Con su guía y patrocinio
se conserva la fe en España y en los pueblos hermanos
y se dilata por toda la tierra,
mientras tu Apóstol alienta a los que peregrinan
para que lleguen finalmente a Ti, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso, Señor,
con todos los ángeles
te alabamos ahora y por siempre,
diciendo con humilde fe:
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